¿Se erradicó el analfabetismo?

Por:  Jinre.


Resulta sorprendente la forma cómo una persona puede arrogarse virtudes y méritos cuando estos no evidencian la transparencia del caso. Nos referimos a la “autoproclamación” que hizo el gobierno de Alan García de que el Perú ya es un país libre de analfabetos, ceremonia que considero ha carecido de datos y sustentos que lo hagan más creíble.
Es sorprendente que  los medios  de comunicación  no  hayan  hecho incapié  en una crítica sincera, objetiva, seria,  sobre un tema que debería merecer la importancia y precupación debida para una sociedad  como la nuestra que se jacta de sus logros macroeconómicos.   La  falta de interés a un tema de tanta trascendencia como el mencionado, tal vez sea el mejor reflejo de lo que somos como sociedad, a quien  se le vende con mayor emoción la idea de defender al Pisco o el Suspiro Limeño, más que  ha comprometerse por una verdadera alfabetización en nuestro país.

El día de ayer el presidente Alan García, sin rubor, con  cuestionable falta de pruedencia de un Ser Humano que se encuentra al servicio de una nación con serios problemas de analfabetismo, de comprensión de lectura, de nivel intelectual escolar, con problemas estructurales en educación, sin políticas educativas de largo plazo,  de manera unilateral, en una clara demostración de lo que es el “autobombo”, autoproclamó al Perú como país libre de analfabetismo y a su gobierno como el gestor de dicho éxito.  Me pregunto: ¿alguién sabe quién ha certificado las cifras de disminución del anafabetismo que señala el presidente?, ¿alguién sabe si algún funcionario de la ONU o la UNESCO estuvo presente en la ceremonia de ayer para certificar tan importante anuncio?.

Nos preguntamos, ¿no  son acaso la ONU y su dependencia, la UNESCO, las que conjuntamente con los gobiernos de turno, y luego de las verificaciones y confirmaciones realizadas por sus técnicos especialistas, las encargadas de certificar si un país ha cumplido con disminuir de manera efectiva con los índices de analfabetismo que la afectan?.

Lo que hemos visto  el día de ayer en Palacio de Gobierno fue una fiesta organizada por el anfitrión  n la cual este se autoproclama gestor de un éxito que ningún organismo internacional ha certificado, al menos, el presidente no hizo referencia a ningún funcionario de la ONU invitado para tan importante anuncio. Sólo como ejemplo, debemos recordar que los procesos de erradicación del analfabetismo en países como Cuba, Venezuela, Bolivia, etc. han contado con la certificación y  presencia de la ONU y la UNESCO, organizaciones que se encargan de envíar a sus comisiones de técnicos especialistas, los mismos que  trabajan en validar las políticas alfabetizadoras emprendidas y los resultados obtenidos; hay que recordar que en las ceremonías de consagración de la disminucíón del analfabetismo por debajo de las metas internacionales establecidas, no sólo se encuentran invitados los ministros del gobierno de turno, no sólo celebran  el presidente y sus  funcionarios, sino también, y como un acto de transparencia y objetividad, se encuentran invitados los funcionarios de la ONU y UNESCO quienes con su presencia respaldan y validan los logros efectivamente alcanzados, al menos, es lo que la experiencia nos refiere.

Cuanto desearíamos que en verdad las políticas para combatir el analfabetismo en nuestra patria sean las esperadas, sería el primero en celebrar  con emoción profunda las mismas. Considero que un hecho como este debería emocionar al pueblo entero y comprometer el alma nacional.

Sabemos por experiencias internacionales compartidas, que cuando un país se  propone erradicar el analfabetismo, se convoca a la sociedad en su conjunto, se compromete el espíritu nacional, se monitorea en todos los rincones del país los avances periódicos, se convoca voluntarios y brigadas alfabetizadoras, donantes de materiales,  al sector privado comprometido, los medios de comunicación son invitados a participar y difundir las tareas, se comparte de manera constante la emoción sin igual que significa alfabetizar y elevar el nivel educativo de un país,  comparable  sólo  tal vez con la alegría  que se experimenta cuando enseñamos las primeras letras a un hijo. Pero creo que nada de esto se ha percibido en nuestro país en los últimos años, creemos que ninguna emoción masiva ha movido la fibra íntema de la autoestima, muy por el contrario, según lo hemos podido comprobar,  son muchos  los que ni siquiera  sabían que el gobierno se había propuesto tales metas.

De corazón, ojalá algún día erradiquemos el analfbetismo de nuestras sociedades, y como siguiente medida, nos propongamos  inmediatamente erradicar  el Analfabetismo Funcional, ese que afecta a quienes sabiendo leer y escribir, no lo hacen en verdad.