El voto en el Sur: un acto de fe
Por Desco
“Keiko nos iba a dar más programas asistencialistas…esos programas han dañado nuestra organización... esos programas que nos ponen en condición de limosneros…yo voté por Ollanta, para que haya más fondos que apoyen nuestra producción…queremos vender en WONG nuestra carne ecológica y de calidad” (Presidente comunal alpaquero).
La primera vuelta electoral representó un primer triunfo del discurso nacionalista del presidente electo Ollanta Humala. Con su voto la población le dio una cuota mayoritaria a la representación congresal de Gana Perú en la Macro Región Sur; 16 de las 23 curules que le corresponden quedaron en sus filas, abonando a su representatividad nacional. El contundente voto presidencial por el nacionalismo, en contraste con los resultados para el voto fujimorista traía consigo un buen augurio.
El 5 de junio la elección por esta opción presidencial, la que muchos llamaron antisistema, fue categórica (Puno 78%, Arequipa 66%, Cusco 77%, Tacna 73%, Moquegua 67%, Madre de Dios 66% y Apurímac 68%). De esta manera el bloque de la Macro Región Sur emitió un voto de fe y de protesta, y es que los últimos 20 años todos los gobiernos le dieron la espalda al desarrollo de la sierra sur, concentrando sus presupuestos en proyectos de envergadura en la costa (central y del norte).
La clase política tradicional se ha negado reiteradamente a aceptar que las diferencias en el país se han ahondado, y es sobre este diagnóstico que Gana Perú impulsó su campaña. ¿Cómo contrarrestar esa desigualdad? El plan de gobierno tiene varias propuestas para dar respuesta a esta pregunta, una de ellas se basa en la regionalización transversal del país, “en la que las regiones estarán conformadas por varios departamentos de la costa, sierra y selva, con lo cual se asegurará la diversidad de recursos para lograr un desarrollo regional equilibrado”. Permitirá, asimismo, una mejor organización política y administrativa del país, con una descentralización más realista y funcional que la actual. Ollanta Humala llevó esta propuesta a sus mítines. En Arequipa, arengó la conformación de la Macro Región Sur para reunir sus fortalezas frente a la apertura de un nuevo mercado con la Carretera Interoceánica Sur.
El sur tiene un gran potencial pero hace falta el afianzamiento del corredor económico productivo (con una diversidad de productos y servicios), el desarrollo de la industria petroquímica (con el gaseoducto sur andino), el desarrollo y diversificación de la agricultura, entre otras cosas, para lograr resultados. Es aquí donde la decisión política del nuevo gobernante es crucial para asegurar una inversión estatal realmente eficiente y orientada al desarrollo que retome, pero en serio, el proceso de descentralización, con transferencia de funciones, esta vez acompañadas de recursos y capacidades para ejercerlas.
Cabe apuntar que en esta parte del país se concentran grandes inversiones mineras (Las Bambas, Cerro Verde, Southern Copper Corporation) y además es rica en recursos energéticos (gas y petróleo), por lo que es fundamental que el nuevo gobierno comprometa sus esfuerzos en conseguir mayores recursos de estas actividades para orientarlas al desarrollo social y productivo del sur. Esto podría lograrse con la anunciada ley de sobreganancias y la revisión de la ley del canon. Puesto que la orientación, en el largo plazo, es dejar de depender de estos recursos no renovables, los que se recauden en este periodo deberían orientarse al fomento de actividades productivas sostenibles diferentes a la minería, a la mejora de infraestructura vial, ferroviaria o marítima existente y a la inversión en el desarrollo de capacidades humanas que son una condición de sostenibilidad.
La demanda es grande y el tiempo corto, por lo que se requiere con urgencia algunos gestos presidenciales, señales que den una idea clara de que, en el sur, el ciclo del olvido va a quedar como un mal recuerdo.