Inei por la pata de los caballos
Escribe: Néstor Roque Solís (*)
En el Perú las familias dejan de ser pobres si percibe 248 nuevos soles mensuales, es decir lo que representa como ocho soles diarios, monto con lo cual la familia deja de ser pobre según los estándares de medición del INEI vigente en el país. La extrema pobreza en el Perú según el INEI, es cuando la familia percibe 150 nuevos soles mensuales, pero si tiene un ingreso adicional de un nuevo sol (151 soles) la familia deja de estar en el segmento de la extrema pobreza. Con esta medición socioeconómica del INEI la mayoría de peruanos vivimos en bienestar y desarrollo. El cual resulta un cuento chino que nadie con sano raciocinio puede creer y aceptar. Por eso se hace necesario un debate sincero sobre el desarrollo y la pobreza en el Perú.
El desarrollo es un tema que hemos tratado de abordar desde siempre, de múltiples maneras, y simplemente no lo hemos podido ordenar o consensuar. Es el pensamiento el que genera las ideas, y estas las soluciones, cuando se acoplan a la buena gestión. En definitiva las ideas mueven la historia. Por ello, las personas son precisamente el recurso más importante de un país.
Si las personas son el recurso más importante para el desarrollo, entonces tenemos que prepararnos para afrontar problemas de alta complejidad, para el cual no hay recetas simplistas. Cuando se aborda el tema del desarrollo, es Importante anotar, que se requiere de una mirada que no esté completamente centrada en la perspectiva económica.
Dicho esto, sin embargo, yo creo que no hay ninguna manera posible de desarrollarse sin un sistemático y robusto crecimiento de la economía. Es decir, lo económico representa una parte muy significativa del problema, pero no su totalidad, por lo tanto se necesita una mirada un poco más amplia. La solución requiere de otra perspectiva más amplia. Siendo esto así, y en esa perspectiva, porque no somos desarrollados, a pesar de tanto esfuerzo.
Lo primero, es que pareciera que los peruanos, al verse enfrentados a la adversidad tienen una especie de inclinación como a achicarse. Como que nos achicamos, nos asustamos, en vez de reaccionar en positivo hacia adelante. Eso, más tarde o más temprano, termina en alguna forma de desesperanza, o peor aun violencia. Así se destruye lo que se van construyendo. Por otro lado, en el Perú, como que siempre tendemos a culpar a un tercero de nuestra suerte. El síndrome del cojo y la muleta que nos deja avanzar con rapidez en el desarrollo.
Otro tema recurrente de nuestro “carácter”, y que es interesante destacar, es que, al parecer, tenemos un problema con el concepto de padre. Esto guarda relación con el paternalismo que tanto apreciamos, y que exigimos del Estado. Eso una vez más, es un modelo que nos quita empuje, iniciativa, responsabilidad. También parece que tenemos o sufrimos un problema del ánimo: nos subimos rápido a la cima con la misma velocidad que nos bajamos de ella. Somos inestables y muy poco persistentes. Nuevamente nos encontramos con el tema del empuje, el emprendimiento, la iniciativa para salir adelante.
Finalmente, en nuestro país la gente tiene mucha esperanza en que todos los problemas los debería resolver el sistema estatal, en particular el gobierno. Y, a propósito, me parece sorprendente, que en el Perú quizás más de un 90% de la población no parece distinguir entre el concepto de gobierno y el del Estado. Esto no sólo no deja de ser curioso, sino que, más aún, la gente, al hablar del gobierno lo hace normalmente como si fuese el Estado. Eso hace que el gobierno finalmente se crea el Estado, cosa bastante negativa, por cierto. Muchos de los problemas de gobernabilidad se originan en esa diferencia abismal de los conceptos de gobierno y Estado.
Esto guarda relación con el uso, no siempre apropiado, que se hace del lenguaje, en su sentido más profundo. El lenguaje no es lo mismo que el idioma. Como sabemos, el lenguaje es la arquitectura de nuestras ideas, es algo así como el mapa que tenemos de la realidad, y con que la entendemos. Es lo que creemos que funciona el mundo que nos rodea y por cierto de nosotros mismos. Los idiomas, en cambio, son sólo herramientas de comunicación del lenguaje. Entonces, para poner las cosas en perspectiva, si el lenguaje está mal definido, o es incoherente, los resultados que produce esa persona o sociedad, serán muy erróneos. Si nuestros conceptos de la realidad no son coherentes y consistentes, nos daremos de cabeza contra paredes que no podemos mover.
Si programamos por ejemplo una máquina donde 3 x 4 = 8, toda la matemática que esa máquina produce será errónea. En concreto, por ejemplo, si confundimos el estado con el gobierno, el país no andará bien. Si la gente cree, por ejemplo, que la fijación de un salario mínimo no produce desempleo, los resultados serán siempre diferentes a lo esperado. Y así sucesivamente.
En lo relativo a la educación y cultura, creo que el Ministerio de Educación es parte del problema y no la solución por ahora. Como muchos probablemente, yo estaría dispuesto a usar más recursos en esta área, pero bien invertidos. Tengo la íntima convicción de que se debería invertir mucho más en educación, pero necesariamente hacerlo de mejor forma y con otros criterios. Volviendo a lo anterior, si esos dineros fueran administrados por el actual Ministerio de Educación, de seguro una buena parte serían mal gastados por los antecedentes de los índices de corrupción que viene desde los altos mandos de gobierno, principalmente de funcionarios que vienen de la gestión de los presidentes más corruptos de la historia del Perú: Alberto Fujimori y García Pérez.
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Huacho: 24/04/12
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