El Perú y la soberanía sobre las Malvinas
por Manuel Rodríguez Cuadros
En política exterior hay ciertos intereses nacionales básicos, los que atañen a la soberanía nacional del Estado y la integridad territorial, que pasan a constituirse en normas o principios que no cambian con la evolución del tiempo. La guerra y la intervención extranjera han sido referentes de la independencia nacional. Y la afirmación de la soberanía y la integridad territorial, los factores de cohesión nacional que permitieron, en la primera mitad del siglo XIX, resistir las invasiones externas y la anarquía de las guerras civiles .
El Perú nació a la independencia luchando contra el ejército español y empezó la república con la presencia impuesta de otro ejército extranjero en su suelo: el gran colombiano. La lucha por la autonomía nacional implicó, tempranamente, en 1928,la primera guerra de su vida independiente.
Con esa misma impronta, enfrentó, desde 1864, la ocupación española de las islas Chincha y en 1866, con los combates de Abtao y del 2 de Mayo, consolidó su independencia y la de toda América Latina con la victoria militar sobre las fuerzas navales españolas.
La experiencia de la independencia y las guerras que vivió el Perú a lo largo del siglo XIX, hicieron de la firme oposición a la intervención extranjera y la defensa de la integridad del territorio nacional el principal interés nacional a preservar. La política exterior peruana incorporó este interés como un principio esencial. Lo hicieron, también, las cancillerías de la región. Los congresos de Lima de 1847 y 1864 consagraron jurídicamente el principio: América latina rechaza la intervención extranjera en su territorio y la presencia militar foránea.
En defensa de este interés nacional, el Perú declaró la guerra a España en 1866. Y defendiendo su propio interés nacional, Chile, Ecuador y Bolivia se sumaron a la declaratoria de guerra en solidaridad con el Perú. Domingo Faustino Sarmiento expresó el compromiso argentino con la causa peruana. Antes, en 1861, el gobierno de Castilla, por la misma razón, se negó a reconocer la reconquista de Santo Domingo por España.
Posteriormente, el principio de la no anexión territorial del suelo sudamericano por potencias extranjeras, pasó a ser parte del Derecho Internacional Americano. Más tarde se recogió en la carta de las Naciones Unidas. Y estuvo en el origen de La Res.1514 sobre la independencia de los países y pueblos coloniales (1960). Las Malvinas, que son parte de la plataforma continental argentina, están incluidas entre los territorios coloniales que deben ser restituidos a sus respectivos Estados nacionales.
El Perú, desde el origen de la cuestión de la soberanía sobre las Malvinas, ha mantenido una sola política: el reconocimiento de la soberanía argentina y el respaldo a una solución pacífica y negociada con el Reino Unido, que tome en cuenta, ciertamente, la especificidad de la población de las islas. Inalterable con todos los gobiernos. Sin excepción. Es una política de estado, que responde al supremo interés nacional de resguardar la propia integridad de nuestro propio territorio.
El ejercicio de una conducta internacional en ese sentido, firme y coherente, es independiente de la amistad, cooperación y asociación que el Perú ha tenido y debe tener en sus relaciones con el Reino Unido.
Salvo el inverosímil episodio del mes de marzo, siempre ha sido así. El Perú ha respaldado, permanentemente y con contundencia, la soberanía argentina sobre las islas . Y, debido a ello, jamás hubo desinteligencia alguna con el Reino Unido. Ni siquiera durante la guerra de 1982. El comunicado británico del 22 de marzo lo corrobora: “El Reino Unido cree que aun cuando el Perú no está de acuerdo con nosotros acerca de la soberanía de las Islas Falkland, es posible mantener una relación mutuamente beneficiosa “
Fuente: La República
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ILADIR - Instituto Latinoamericano de Derecho Internacional y Relaciones Internacionales