Contra invasor: ¿marca Perú, lomo saltado y derechos humanos?
por Herbert Mujica Rojas
La indefensión militar de la Patria no es ningún secreto, años de descuido, planteamientos aberrantes, concepciones burdas, han logrado hacer precarísimas nuestras extensas fronteras contra la invasión de cualquiera que desee hacerlo. Y hay precedentes históricos.
No sólo eso. Al habitante se le embute la especie que vive en un país con cifras económicas espectaculares y que lleva la delantera a otros muchos. Lo que no se le dice es que poco o nada de esos guarismos mayestáticos le benefician o le hacen un ciudadano incluido y con derechos en la bonanza.
Y las supercherías contribuyentes y publicitarias no cesan su encanto timador de buenas voluntades, de suerte que la Marca Perú con su logotipo, el lomo saltado y el cebiche, nos prometen con más restaurantes y enriquecidos cocineros la panacea divina capaz de solucionar los gravísimos problemas de desigualdad e injusticia social que tradicionalmente fracturan a la Nación.
El invasor, al quebrantar fronteras de manera violenta, agredir a los habitantes, perseguir a los incómodos de opinión discrepante con su tropelía, romper la cadena de mando democrático que se da cada país ¿no estaría violando los derechos humanos de 30 millones de peruanos? La seguridad individual sería una quimera, la colectiva una ilusión, la judicatura manejada a cañonazos y la quintacolumna al servicio de la bota foránea, nuevamente, nos devolvería al sempiterno estado de somnolencia y estupidez cotidianas de lamentar, luego de los hechos, por causa de qué no tomamos las previsiones y cómo no anticipamos lo que se veía venir desde mucho atrás.
Los partidos políticos que debieran ser escuelas de líderes son hoy apenas vulgarísimas factorías que producen burócratas hábiles para escamotear leyes y enriquecerse a costa de los impuestos que paga la gente. El Congreso alberga decenas de ganapanes, con excepciones minoritarias, que hesitan mucho para entender que su representación es más bien ficticia que real y que no sirven casi para nada. Ayer nomás y en este gobierno el de Ollanta Humala, hemos visto cómo se condonan S/ 9 millones de soles a ex parlamentarios. No pocas de las organizaciones de la sociedad civil apuntan a otros temas, con especial acento en los derechos humanos y descartan automáticamente cualquiera referido a una invasión militar por fuerza extranjera.
Perú ha logrado llevar a Chile ante la Corte Internacional de Justicia para la definición del contencioso marítimo que tendrá sus audiencias orales a fines del 2012. Por sinrazón extraña algunos piensan que este asunto no les concierne, cuando es el prolegómeno a delicadas circunstancias que deberán pasar por ganar o perder. El absurdo de mantener “cuerdas separadas” entre lo económico y jurídico, puede hacernos trastabillar a situaciones harto comprometedoras.
En Perú no se comprende que deviene imperativo la organización de un Estado Resistente:
“No hay tarea más urgente, como su nombre lo indica, para un Estado integral, que el de pilotear la resistencia como lucha nacional por la soberanía política, geopolítica, empresarial, comercial y popular. El Estado Resistente, por encima de parroquias o fratricidas divisiones debe congregar un frente único de capitales nacionales, trabajadores, empresarios, diplomáticos, periodistas, fuerzas armadas, organizaciones civiles y profesionales que construya los parapetos de la defensa doctrinaria y material y acaso, en horas no descartables, lidere el combate desalojador de los invasores. Ninguna creación, en la hora presente, será más gloriosa o heroica, que forjar esta ambiciosa e imprescindible herramienta de Resistencia Nacional como política de Estado.
En no pocos casos, los empresarios nacionales son desplazados por grandes empresas que no tienen nombre o apellido y sí poseen, en cambio, miles de millones de dólares en respaldo y Estados armados hasta los dientes para defenderlas en cualquier caso. Quien conoce de responsabilidades y planillas, sabe muy bien, que esta amenaza no puede enfrentarla sin ayuda de un marco legal legítimo y saludable para sus negocios y, sobre todo, para sus trabajadores quienes prestan a cambio de salarios a veces bajísimos, una contribución importante.
¿Cómo es que hasta ahora el periodismo no se hace presente en la defensa informativa de la Patria? ¡No sólo es que los sucesivos gobiernos consideren prescindible a la prensa sino también la dejadez e ignorancia indiferente –y cómplice- de los medios! La dictadura publicitaria yugula el 95% de las buenas intenciones, impone vallas y dicta qué se lee y cómo se envilece el saber público con escándalos, cortinas de humo, distractivos y morbo al por mayor con crímenes, acuchillamientos, atropellos y sangre por toneladas las 24 horas del día.”
El Estado Resistente y urgencias premiosas http://www.voltairenet.org/El-Estado-Resistente-y-urgencias?var_mode=calcul
Con plantones, marchas con velitas y pancartas, megáfonos o lemas eufónicos, será difícil repeler la invasión.
Puede que la modesta sugerencia sea imperfecta. Acaso debieran pensar en otra. ¿O esperan a las tropas de ocupación y sus regímenes opresivos y yuguladores de todos los derechos humanos?
Vuelvo a preguntar: Contra invasor: ¿marca Perú, lomo saltado y derechos humanos?
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