El felón Ollanta Humala
Declaraciones de Antauro Humala Tasso, entrevistado por Rogger Chipana Yupanqui, Mariátegui, Revista de las Ideas
Dos manifiestos
– ¿Luego de casi dos años en prisión, acaso no siente cierta frustración por la debacle del nacionalismo?
– Le sugiero revise el lema de la prensa etnocacerista (Antauro) que dice: “Prensa etnonacionalista que el Perú necesita”. Yo soy etnonacionalista. Jamás integré aquel fariseísmo del llamado Partido Nacionalista Peruano (PNP). Mi deslinde se marcó cuando le cambié el nombre al periódico Ollanta por Antauro, hace más de año y medio, vale decir antes de la fiebre ollantista de cientos de mercaderes de la política.
– ¿Pero entonces que pasó, si usted mismo lo promocionó durante cinco años y prácticamente le armó un mito personal hoy desvanecido?
– Cometí un error en no explicarle a Ollanta, que si estructuraba un mito sobre su persona, se hacía para el imaginario popular, más no para él. Pero el fulano se la creyó. Ahí se automutiló. Agréguese el hecho, que tampoco le costó el sacrificio y martirologio de la empresa política. Y aquí pasó como toda empresa: si no te cuesta, no la valoras y terminas perdiéndola. Además recuérdese su entorno, desde Nadine –monetarista hasta la médula– hasta el resto del lumpen empresarial que, digámoslo, lo sobornó.
– Se refiere a “affaires” de venta de curules y financiamientos como los de Álvaro Gutiérrez, Siomi Lerner e Isaac Meckler?
– Existe un dicho en la sociología castrense referida a los generaletes de republiqueta bananera: “No hay general que resista un cañonazo de un millón de dólares”. Bueno Ollanta no es general sino un comandante doctrinalmente tenue en nacionalismo y “extraterrestre” a la etnicidad.
– ¿No se siente decepcionado de su hermano, que para la opinión pública lo traicionó desde el Andahuaylazo? A propósito, ¿Cómo fue aquello? ¿Su hermano en verdad tuvo o no participación?
– Ollanta es tan sólo un pariente porque mi madre lo parió. Sin embargo, lo acaecido lo tomo como aprendizaje y a la vez ha servido de cernidor para templar aún más, la calidad férrea del espíritu militante etnocacerista. Si tú supieras la cantidad de “supuestos compatriotas” que resultaron tan falsos como Ollanta entenderías mi agradecimiento.
– Pero usted no ha respondido del todo... ¿Hubo o no hubo participación de Ollanta en Andahuaylas?
– En principio el no estuvo físicamente sino a diez mil kilómetros del lugar. No obstante, aquel manifiesto que la prensa criolla ha publicado, proporcionado por la DIRCOTE (que lo halló en la guantera del vehículo que me transportó a Andahuaylas), efectivamente es de él. Sólo que yo opté por otro de mi autoría. Ahora, que él aduzca que un fax jurídicamente no se considera una prueba, no pasa de ser un recurso anecdótico o bribón.
– ¿Acaso hubieron dos manifiestos políticos en la insurgencia de Andahuaylas?
– Yo viajo a Apurímac el 30 de diciembre del 2005 por la noche. Aquella misma tarde, aún en Lima, me llegó un fax con el manifiesto de Ollanta, redactado desde Seúl y asesorado por Javier Valle Riestra. Por supuesto que este tribuno, quizás sienta pavor y niegue esta afirmación. Es su dilema ante la historia. Revisé aquel documento y no me agradó del todo por parecerme “tembleque”. Incluso Ollanta me llamó desde Seúl para pedirme mi opinión, la cual se la di con la franqueza que me caracteriza. Es entonces que elaboré otro. De tal manera que viaje con dos manifiestos: uno en cada bolsillo de mi camuflado. Es en la travesía en la Puna de Pampachiri, que decidí por el de mi confección.
– ¿Se explica así que usted haya tomado el nombre de su hermano?
– Él estaba al tanto.
– ¿Entonces podría calificarse por lo menos como “felonía” la actitud posterior de Ollanta, negando su injerencia en aquella gesta?
– Es un felón, obviamente. Sin embargo, inicialmente –en plena persecución de etnocaceristas y encarcelamientos masivos– entendí que él haya optado, por motivos electorales, en tomar distancias... pero luego se deschavó con su distanciamiento real y no ficticio. Y eso fue muy doloroso asumirlo desde las prisiones, por los cientos de reservistas que se batieron en las barricadas de Andahuaylas.
– Más que felonía resultaba una traición ¡Si ya ha habido un suicidio en la cárcel! ¿O no?
– Evidentemente, se trata de un traidor de mierda, en todo el sentido de la palabra.
– ¿No cree que fabricó un Frankenstein?
– Puede ser, soy un creador.
Sancho Panza
– ¿Pero cómo explica la presencia en esa bancada de personalidades con ejecutoria de lucha, de Elsa Malpartida o Nancy Obregón?
– Esas dos compatriotas, a quienes estimo, no conocen aún al felón. Tampoco son un par de cojudas. Tiempo al tiempo. Para empezar Ollanta ya le dijo a Nancy “que su guerra cocalera no es la suya”. Jamás lo fue.
– Se sabe que en Arequipa, Apurímac, Quillabamba, Juliaca y otros lugares del gran sur, las bases han enterrado a Ollanta y lo reconocen a usted como líder natural ¿No cree que la verdad sale a la luz tarde o temprano?
– Puede ser. Pero las llamadas bases sólo existen, en tanto haya clímax electoral, salvo que se trate de un partido genuino y no de un consorcio mercantil–electorero. Y un partido se caracteriza por su savia ideológica... Algo que el consorcio nacionalista no tiene. ¿Acaso no ha tenido que recurrir a elementos de la izquierda caviar para endosarse alguito de doctrina, aunque sea ajena?
– ¿Habla de Carlos Tapia, Murrugarra y compañía?
– Sí, me refiero a esos especímenes de tránsfugas. El propio Tapia en su ignorancia, llega a visualizar el etnocacerismo como “fascista-hitlerista”. Nada menos; fórmula en la que coincide con la derecha criolla más recalcitrante. Tránsfuga caviar. Tapia pasó de criticar el etnocacerismo “fascista-hitlerista” a convertirse en un ferviente militante del nacionalismo ollantista.
– ¿Pero su hermano no se da cuenta de esto?
– No le interesa. Entiende que toda su inquietud social se resume al dinero que Nadine pueda captar. El resto le llega. Además no tiene capacidad de debate. Es un Sancho Panza de la política.
– Su hermano se encaramó sobre su trabajo y sobre él se han encaramado 45 congresistas, que en su mayoría lo han desconocido, empezando por UPP, los “disidentes” y recientemente Álvaro Gutiérrez, hablándose ya de Isaac Meckler y Juvenal Silva... ¿Nadie sabe para quien trabaja?
– De toda la secuencia que has nombrado, sólo hay un elemento creador: el etnocacerismo. O sea la praxis e ideología desarrollada durante cinco años por la militancia con su prensa Antauro. El resto son tan sólo entes parásitos incapaces de innovación y mucho menos de creación. Carecen de “masa crítica” que únicamente posee el Movimiento Etnocacerista (MEC). Dos rebeliones en cinco años, setenta ediciones de Antauro, un par de Vademécum y demás bibliografía, la creación de decenas de escuelas etnonacionalistas, etc., muestran un formidable potencial de esta permanente fuente de creación.
– ¿No le parece en todo caso que el PNP es una estafa para millones de ciudadanos?
– Ollanta ha hecho gran daño al movimiento popular, pero lo inteligente no es lamentarse, sino “rescatar lo rescatable” e impulsarse nuevamente. Además el verdadero etnocacerista, sólo descansa cuando se muere. Ya he tipificado lo acaecido parafraseando la frase leninista “dos pasos adelante, uno atrás”. Ese atrás es Ollanta. Pero en términos generales se ha avanzado.
Sindicato, política e ideología
– Y sin oposición dentro de los poderes del Estado ¿o no?
– Lamentablemente, en los 45 congresistas electos a nombre del nacionalismo, la gran mayoría proveniente de un Gran Sur que los visualizaba proclives al etnocacerismo insurgente en Andahuaylas, son escasísimas la calidad y convicción ideológica. Recién se están alfabetizando en el Congreso. A parte de las dos cocaleras, Miro Ruiz y la cuzqueña Supo, no se ve nada esperanzador.
– ¿Se limitarán entonces a cobrar el día 30 y alzar la mano?
– Por eso sostengo que la oposición real está en la calle.
– Pero hay que reconocer que desde su apresamiento con el de cientos de militantes que eran los más decididos cuadros, el etnonacionalismo ya no ha vuelto a ser el mismo...
– Antes hay que referir que ningún partido de los existentes en el Perú, podría haber aguantado a pie firme, las persecuciones, encarcelamientos, clausuras y calumnias periodísticas que seguimos soportando nosotros. ¡Y no claudicamos! Esa es nuestra fortaleza. El Antauro siguió saliendo desde Piedras Gordas al mes de mi captura, se han abierto nuevas escuelas, sale otro Vademécum y si bien es cierto existen demasiados problemas, principalmente organizativos, pues todo esto es un tránsito necesario –el martirologio– para la consecución del verdadero partido de la etnonacionalidad.
– ¿Entonces hay que concluir que la oposición callejera será –al igual que en el Congrezoo– tenue?
– Tampoco. ¿Sino como explica lo de Combayo contra la Newmont de Yanacocha? ¿O la batalla entre cocaleros y erradicadores en el heroico Sión? ¿Y lo que viene acaeciendo en Ilo, en donde la población se viene enfrentando al libre saqueo de la Southern? Oposición existe desde ya.
– ¿Si existe oposición, entonces cuál sería la función del etnocacerismo, ya sea con usted preso o libre?
– La de configurar lo sindical en lo político; y lo político en lo ideológico.
– ¿Acaso consolidar el “fundamentalismo andino” temido por García?
– Lo de Combayo, Majaz, Sión, Ilo inclusive la captura de los pozos petrolíferos por los compatriotas shipibos en Ucayali, tienen un denominador común que es el etnonacionalismo. Pero ellos no se percatan. Cada cual “juega su partido”. Luchan por separados contra el mismo monstruo. Además, sus dirigencias tienen pavor de decir: ¡Sí carajo, mi protesta es política y etnocultural! O sea fundamentalista, claro que sí. Y es que el criollismo ha devaluado tanto la política que se la confunde con fanfarria electorera en pos de la mamadera estatal. Mientras siga primando el espíritu sindicalero en pos de un “nimio” aumento, muy poco se conseguirá. Vale decir que en tanto las marchas de protesta tengan como objetivo el Congrezoo para implorar que un mamífero les reciba un memorial llorón, estarán jodidos. Ahí entra el etnocacerismo, que le cambiará el objetivo: ya no el Congrezoo sino la embajada norteamericana, chilena o israelí, o sea en las sedes del triunvirato extranjero gobernante en el corral.
– ¿Y si eso no es suficiente?
– ¡Pues entonces, se capturan más cuarteles!
Monigotes
– ¿El quid de la protesta opositora se centraría en impugnar la presencia extranjera?
– En esencia, sí. Para empezar ¿quién digita el presupuesto general de la republiqueta? ¿Acaso no se prescriben sus lineamientos en la Carta de Intención que todos los diciembres se nos dictamina desde el FMI? Acá el presidente es un monigote con banda cuyo Ministro de Economía es un cajero con el OK de las transnacionales.
– Pero no se puede negar que García tiene mayor muñeca que Toledo, además –como partido– el APRA es superior en años luz a Perú Posible...
– Toledo como García, al igual que Belaúnde, Fujimori, Morales Bermúdez, etc., ninguno dejó de ser monigote. Es algo normal en todo patio trasero. Carecen de proyecto nacional, pues lo suyo es continuidad (neo) colonial. Todo se digita desde afuera. Claro que hay monigotes demagogos y con partido organizado y otros que a las justas saben hablar, así como hay capataces eficientes y deficientes.
Viejo y nuevo
– ¿Y cómo aprecia las posibilidades del nacionalismo en las próximas elecciones regionales?
– El electorerismo ollantista sufrirá una debacle. La opinión pública ya se percató del fariseísmo, pero principalmente de la traición. Tampoco el APRA se beneficiará, ya que también bajará su caudal, pese al populismo electorero que viene haciendo, por supuesto hasta noviembre. La sorpresa serán los movimientos independientes. Ahí creo que el etnocacerismo puede lograr un triunfo histórico en Arequipa con la candidatura del Dr. Lora Cam (Avanza País) así mismo en San Martín, la alianza etnocacerista con elMovimiento IDEAS viene arrasando las preferencias. Por último en Apurímac, se puede dar la sorpresa.
– Para ciertos analistas el humalismo ya está en caída libre y que ello se verificará en noviembre ¿Qué puede decir?
– Que no se debe confundir ollantismo con humalismo. Lo que existe es el etnonacionalismo marketeadocomo etnocacerismo. Y esto –el etnonacionalismo– siempre ha existido, desde la resistencia de los Incas en Vilcabamba. Es en verdad un discurso viejo y nuevo a la vez.
– ¿Viejo y nuevo al mismo tiempo?
– Viejo, porque es ancestral desde el día siguiente de la emboscada al Inca por los globocolonizadores en Cajamarca de 1532. Y también es nuevo, porque luego del descerebramiento masivo de cinco siglos, en el que se han erosionado la identidad como la memoria colectiva, para mucha gente le parece novedoso pese a conjugarse –ese etnonacionalismo– con la corriente antiglobalizadora de la humanidad subdesarrollada de color no blanco.
5 de noviembre de 2006