Escribe: Néstor Roque Solís (*)
He señalado en forma recurrente en seminarios y fórum las ventajas comparativas y competitivas que tienen la provincia de Huaura y la ciudad de Huacho para ser sede regional por razones prehistóricas, históricas, económicas, políticas, administrativas, ubicación estratégica y equidistancia entre las provincias de la región Lima, el cual favorece a la ciudad de Huacho y la provincia de Huaura en relación a las provincias de Yauyos y Cañete.
Huacho y su entorno es territorio de acontecimientos culturales y de gobiernos desde hace 5000 años, como sede de la Primera Civilización y Estado de América: Caral y Bandurria. Desde el Histórico Balcón de Huaura se dio la Primera Proclama de la Independencia del Perú en el año 1820, y se instalo en Huaura el Primer Gobierno Provisional de la República del Perú con Don José de San Martín y Bolívar
Tan poderoso y grande ha sido la Provincia de Huaura (antes Chancay en honor a su cultura milenaria) que de su territorio se han desprendido las nuevas provincias de Huaral y Barranca. Por eso digo, no hagamos más el ridículo con el cambio de la sede por razones poblaciones. No podemos dar paso a sedes itinerantes: hoy en Huacho, mañana en Cañete y después en Barranca o Huaral, eso es ingobernabilidad política-administrativa y el más bajo nivel del planeamiento y visión del desarrollo territorial. Determinar sedes con criterios poblaciones es propio de habitantes errantes y nómadas y no de regiones y naciones modernas y competitivas.
En la ciudad de Huacho ya tenemos la infraestructura moderna del Palacio Regional construida en la gestión anterior del ingeniero Nelson Chui, que Javier Alvarado no se atreve hacer uso de dicha infraestructura, y prefiere gastar miles de soles mensuales en arriendo de locales para el funcionamiento del GRL, por temor que los cañetanos lo declaren persona no grata por incumplir su promesa electoral de trasladar la sede a la ciudad de San Vicente de Cañete.
Otro antecedente es que Huacho y las provincias del Norte Chico concentran más del 70% de la población de la región Lima. Pero todas estas ventajas de Huacho, no es para mirar por encima del hombro a la provincia hermana de Cañete, que también tiene justas aspiraciones para lograr el desarrollo para sus habitantes. Por tanto, la lucha frontal de los huachanos no es contra los cañetanos, sino contra la pobreza, la falta de trabajo, la educación y la exclusión social. El desarrollo de la región Lima y sus provincias no está en los pasillos del Congreso Nacional, sino en poner en marcha los proyectos de impacto regional en cada provincia de la región, extirpando la corrupción y el desorden administrativo que viene generando Javier Alvarado como Presidente del Gobierno Regional de Lima.
CONGRESISTAS PAPANATAS DE AYER Y DE HOY
En primer lugar hay que señalar que los huachanos y cañetanos no son responsables de esta cantaleta de la sede regional que ya nos tiene varios años metidos en el tema, dejando de lado la agenda de fondo: que es el desarrollo de las provincias y distritos de la región Lima.
¿Quiénes son responsables de este enriedo jurídico y político entre huachanos y cañetanos? Son los congresistas papanatas que aprobaron la Ley 27783 de Bases de Descentralización y ese mamarracho artículo 32 que nos viene haciendo gastar tiempo, papeles y enfrentamiento entre dos provincias hermanas. El artículo 32 de la Ley anteriormente mencionada, señala que la sede del Departamento de Lima es la capital de la provincia de mayor población, y ese criterio para determinar la sede regional es un disparate jurídico de los congresistas de ayer.
Pero peor papanatas son algunos congresistas de hoy, que están proponiendo un censo regional para determinar la sede del Gobierno Regional de Lima. Esto demuestra la decadencia política y jurídica de los representantes de la región Lima, que con tanto esfuerzo le logro el Distrito Electoral, pero ahora sería mejor no tener representantes en el Congreso por su bajo conocimiento para legislar y fiscalizar de acuerdo a la realidad regional y nacional.
El segundo gran responsable de este enfrentamiento entre Huachanos y Cañetanos es Javier Alvarado Gonzales del Valle, que desde que fue alcalde de la Municipalidad Provincial de Cañete agito en forma electorera a la población del norte y del sur para su beneficio personal, y presento una Iniciativa Legislativa al Congreso para trasladar la sede regional de Huacho a Cañete.
El populismo y la doble moral del gobernante regional de Lima lo llevo a ofrecer en plena campaña electoral, la sede regional a los cañetanos y huachanos, a sabiendas que nadie puede pretender conquistar una sede solo por tener un poco más de habitantes en tiempos de coyuntura social, el cual sería un mal precedente político y técnico para la constitución de regiones en el país. Debo decir que en ninguna parte del mundo se determina la sede de un gobierno solo por criterios demográficos.
La regionalización es una política de Estado que tiene por objetivo beneficiar a todos los peruanos en forma integral y sostenida, que presentan características comunes en un determinado espacio territorial. La esencia de la regionalización es crecimiento y desarrollo con justicia y equidad en unidad y descentralización al mismo tiempo. No se trata de conformar provincias ricas y provincias pobres. La idea es que Huacho, Cañete y las otras provincias de la región se constituyan en polos estratégicos de su desarrollo socioeconómico y medio ambiental.
Debemos apostar y construir un proceso de descentralización con rostro humano donde huachanos, cañetanos, huaralinos, barranquinos y nuestras provincias andinas, apostemos al desarrollo de la región sin mirar diferencias a nuestros ciudadanos por el lugar que radican sus familias.
Los temas de mancomunidad municipal, corredores económicos, cadenas y clúster, parques industriales en cuencas, modernización agropecuaria, integración, competitividad y proyecto educativo regional, y promoción y prevención de la salud considero necesario poner en la agenda del debate de los ciudadanos de la región. Una Comisión o Frente Regional tiene que considerar a expertos en estos temas: para no ver el árbol sino el bosque de problemas y alternativas que tiene la región Lima.
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(*) Néstor Roque Solís Consultor en temas de Competitividad y Desarrollo Regional