Por Rocío Ferrel
La Orden de Predicadores del Perú entregó esta semana las reliquias de San Martín de Porras para que se conserven en el llamado Museo Afroperuano, por gestión de la Mesa Nacional Afroperuana del Congreso de la República.
Una vez más el Congreso muestra el bajo nivel intelectual y cultural de la mayoría de los parlamentarios (incluidas sus voleibolistas negras, buenas para nada), que en lugar de ocuparse de los asuntos importantes del país están buscando figuración en asuntos religiosos, que en este caso no son más que huachafería, por lo cual sorprende que la comunidad dominica (Orden de Predicadores) se haya desprendido de tan importante y valiosa reliquia para los católicos.
“Afroperuanos”
Hay diversas razones por las cuales la entrega de estas reliquias al Museo Afroperuano son un despropósito. En primer lugar, el movimiento llamado “afroperuano”, que insiste en llamar a las personas negras y mulatas de nuestro país “afroperuanos”, es una corriente que divide a los peruanos, pues a nadie se le ocurre llamarse “europeodescendiente” ni “incadescendiente”. Somos un país donde la mayoría tiene mezcla de razas y etnias y todos somos peruanos.
Además, una persona mulata es en proporciones similares negra y blanca, así como un mestizo tiene de blanco e indígena, ¿por qué entonces la tontería de “afrodescendiente”?
Hay africanos procedentes del norte de África o de Sudáfrica que son blancos, otra razón más que deja ver lo absurda que es la clasificación de “afrodescendientes” sólo para los peruanos negros, mulatos y zambos.
Si tanto insisten en autosegregarse por el color de su piel, estas personas deberían llamarse entonces negras, mulatas, zambas, etc., y no “afrodescendientes”.
Lugar
En todo el mundo las reliquias de los santos se conservan en lugares religiosos, no en museos, pues no son una rareza, una obra de arte, una curiosidad de colección ni un mero objeto histórico.
En un lugar religioso, como una iglesia, basílica o santuario, los fieles acuden con el deseo no sólo de ver, sino de encontrar las reliquias en un lugar de oración, por lo cual, en un museo, un católico puede bien sentirse como un extraño en un lugar incómodo, de allí la impertinencia de un museo para este fin.
Pertenencia
San Martín de Porras fue hijo de una negra panameña y un inmigrante español blanco. ¿Por qué los negros tienen que apropiarse de sus restos? Los blancos tendrían igual derecho. Pero no se trata de raza ni color. El santo se identifica con todos los peruanos y todos los católicos, no sólo del Perú, sino del mundo. No es sólo de España, de África, de Panamá, ni del Perú.
La esencia y el sentido de la vida de San Martín de Porras no se reduce a una cuestión de color ni de lugar de su nacimiento ni de sus ancestros. Considerarlo así es una banalización de la grandeza espiritual de San Martín de Porras, que trasciende todos esos aspectos materiales.
En el fondo, el movimiento de “afrodescendientes” busca avivar resentimientos y dividir a los peruanos, todo lo contrario de lo que quisiera la Iglesia Católica (que es católica porque es universal) y de lo que hubiese querido el mismo San Martín de Porras.
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