por Desco

Aunque es difícil anticipar las decisiones del Gobierno, todo indica que el Presidente del Consejo de Ministros, Oscar Valdés, sería reemplazado antes de 28 de julio. La sensación generalizada, que confirman las encuestas, es que el Premier no sólo no ha resuelto el tema Conga sino que ha contribuido a las tensiones entre las partes en conflicto. Ante un eventual cambio de Gabinete vale la pena preguntarse si la opción es por superar el desgaste reemplazando algunas piezas, o si se avecina un cambio de orientación que permita al gobierno salir de su aislamiento político.

 

En un artículo publicado en Quehacer hace algunos meses, el sociólogo Francisco Durand especulaba con la posibilidad de que el gobierno dé un «giro brusco», señalando la derechización como el escenario más plausible. En efecto, el rumbo adoptado por Humala confirma la hipótesis, con el resultado adicional de su severo aislamiento político. El necesario oxígeno provendría de un regreso al centro como mecanismo de negociación de la legitimidad, teniendo como interlocutores clave a los gobiernos regionales. En esta vía, resultó sintomático que se jugara con la posibilidad de un presidente regional como nuevo Premier, sobre todo para acercar a este gobierno a las instancias regionales en medio de un entorno que ha favorecido la desconfianza desde el Ejecutivo: Valdés hablando de «los podridos», facciones del Congreso pidiendo que se les cambie el nombre a «gobernadores» o incluso las condiciones de su vacancia y la demonización de Santos.

Resulta significativo que durante el gobierno de García, éste se las haya arreglado para no antagonizar a los presidentes regionales al tiempo que paralizaba, en los hechos, el proceso de descentralización. De este periodo se recuerda lo que sucedió con Yehude Simon, una experiencia peligrosa para cualquier autoridad regional que no quiera ser reemplazada como un fusible más si Conga recrudece.

Pero en este punto uno podría preguntarse ¿cambiaría verdaderamente el Gabinete al mantener a ministros como Castilla, Silva y Cornejo solo por citar tres ejemplos? En el caso de Cornejo hablamos del pasado jefe del Fondo MiVivienda, de Pro Inversión y en este gobierno una especie de ‘Zar’ de facto para Cajamarca, vía la negociación sobre una gran bolsa de dinero (5 mil millones de soles) con los alcaldes, como táctica para erosionar la base social de Santos.

Al parecer el margen de maniobra no es amplio y aun si hubiera una sorpresa en el Premierato, la orientación del gobierno podría ser la misma. No zanja, por ejemplo, con posiciones monolíticas y francamente obstinadas respecto de los ropajes filo senderistas de los dirigentes y su supuesta capacidad de manipulación. Tampoco parece convencerse de que el arte de gobernar trasciende el simple hecho de subir y bajar órdenes.

En suma, durante los últimos seis meses la deficiente conducción política del Ejecutivo le generó enormes costos, al punto tal de provocar fisuras importantes en su legitimidad. Recuperar lo perdido significaría que el gobierno muestre desde este momento las habilidades que no ha tenido en su primer año de gestión.