Carlos A. Yampufé Requejo
En esta ratificación de la actual gestión de Patricia Salas en el Ministerio de Educación, la misma en la que se anunciaban cambios por los problemas conocidos por todos nosotros, se evidencia el interés del gobierno de seguir adelante con la política educativa planteada.
Hoy por hoy se pone en evidencia dos situaciones “antagónicas” que al parecer el propio ministerio de educación se encargó de alimentarlas, se muestra una gran preocupación por la suerte de la Carrera Pública Magisterial y la presencia de extremistas en el magisterio. Al parecer en la primera etapa de la gestión de Patricia Salas no hubo una suficiente y correcta toma de decisiones en cuanto a la política docente, más bien desencuentros, marchas, contramarchas. En un primer momento se anunció la reforma de la Ley de CPM, para luego anunciar el estatuto docente, en un siguiente momento se plantea que se unificarán las dos leyes, después una política de desarrollo docente y, finalmente se anuncia un sistema de remuneraciones meritocrático. Así se genera incertidumbre y falta de claridad; la pregunta por consecuencia es: ¿tiene definido el ministerio una política docente clara, qué permita saber hacer en estas situaciones que tiene que ver con las dirigencias radicales?
Un buen trabajo de la gestión del ministerio de educación es lanzar la campaña por mejorar los aprendizajes, pero no tanto así en demorar tanto en ocuparse de que la suerte de los maestros que son quienes pueden lograrlo si se gana su voluntad. Ellos son, finalmente, quienes trabajan con los niños y los jóvenes. La huelga de una parte de ellos puede ser ocasión para empezar a concertar cambios en las normas legales que unifiquen en miras a alcanzar la meta de lograr aprendizajes que mejoren el destino de estudiantes y sus familias, de los maestros y del país.
Ante esta situación de indecisión del ministerio que no hace que asuma un liderazgo político en su sector, El CONARE canalizó el anhelo justo de muchos maestros que no se sienten representados en el CEN SUTEP, pero cuidado con sus objetivos políticos de fondo. Todos los maestros queremos mejoras salariales y una reivindicación a nuestra profesión por parte del Estado, pero la inmensa mayoría rechaza la manipulación de esas justas reivindicaciones para oscuros objetivos tipo MOVADEF.
Es este momento muy importante para unir esfuerzos y trabajar juntos, el magisterio está muy aislado de las políticas educativas, se siente que hay el deber de incorporar al docente en las acciones de política educativas y dejar la política de trabajo como una ONG, que hace que solo su entorno lo vea, pero que el gran grueso de maestros, padres de familia, estudiantes y comunidad, aún no perciben una transformación sincera y que movilice masas por mejorar la calidad de la educación. Sumemos la cuota política al trabajo técnico y la muestra de toma decisiones oportunas en el ministerio de educación.