El caos desatado en La Parada por la intransigencia de la alcaldesa de Lima golpeó al emporio comercial de Gamarra, donde turbas de desadaptados aprovecharon el caos para perpetrar saqueos.
Los vándalos arremetieron contra comerciantes de textiles y de prendas de vestir y sus clientes, a parte de los cuales robaron lo que habían comprado y su dinero.
Diversos comerciantes reportaron la llegada de turbas que organizadas por grupos perpetraban sus actos de despojo. No sólo adultos, sino niños y adolescentes colegiales participaron en los actos de violencia.
Estos acontecimientos obligaron a cerrar sus establecimientos a tiempo a los comerciantes de diversas galerías, aunque deben permanecer vigilantes en sus locales por temor a quedar atrapados en el caos de la calle.
Según manifiestan los vendedores, se oyeron disparos que fueron de comerciantes que trataron de disuadir a los saqueadores, ante la incapacidad de la policía de ofrecer seguridad por más de dos horas, pues brillaron por su ausencia, lo cual incluso dio tiempo a los hampones a desmantelar autos estacionados.
Diversos comerciantes denunciaron que la policía no llegó pese a reiteradas llamadas de auxilio, lo cual deploran pues ellos también contribuyen con la manutención de la Policía al pagar sus impuestos.
