Por Guillermo Olivera Día*
¿Pueden 2 jueces deliberar una sentencia y dictarla si el demandante aún no ha presentado su demanda, no conocen los elementos probatorios de la pretensión y ni siquiera existe un expediente formado? Claro que no. Empero, Alan y Ollanta sí pudieron: sin pedido, ni expediente a la vista y sin rubor alguno vieron el caso del indulto a Fujimori.
Fue el 17-6-2011, 5 pm, en una reunión en palacio de gobierno, de 3 horas, en la cual trataron, con pelos y señales, sobre esta gracia presidencial que aún no se había solicitado formalmente por el beneficiario, ni por sus hijos, tampoco por terceros.
Esta fue una connivencia dolosa en grado sumo; dos presidentes trataron el indulto del expresidente; sin que éste lo haya pedido en forma alguna; sin que exista organizado su expediente ante la Comisión respectiva, sin que la Comisión creada por Alan mismo lo sepa y sin que ésta sesione, esté reunida o siquiera convocada.
Se trató de una larga reunión palaciega, entre Alan en funciones de presidente y el apenas elegido Ollanta, con los vicepresidentes Marisol Espinoza y Omar Chehade de circunstantes. También estuvo Daniel Abugattás. Alan propuso a boca de jarro el indulto en dúo, sin olas del entrante y, supongo, sin cobrar lo que el saliente. Con testigos ex propria sensivus los
guarismos nunca se ponen sobre la mesa.
Esta malhadada reunión significa que el expresidente Fujimori, y su torcida gente en la sombra, estaban pugnando por la gracia, pese a no haberla pedido en forma, por ejemplo, por las hoy conocidas cartas manuscritas, con los documentos que es menester aparejar; quiere decir, además, que los dos presidentes, el saliente y el entrante, buscaban decidir el indulto de modo reñido con el derecho, a espaldas de todos, no por enfermedad del beneficiario sino como parte de una corrupta componenda. ¡El propuesto no reprobó en modo alguno la propuesta, la amasó y la anidó!
Al diantre, entonces, la enfermedad terminal o no terminal grave, avanzada y degenerativa del beneficiario que es requisito y que hoy se discute con hartazgo; al tacho la Comisión apenas creada y su Reglamento ya dado; qué importaba la inexistencia de un expediente de trámite de indulto, con la actual “admisión”, si los “grandes” lo podían decidir a solas sin nada de eso. ¿Para qué, entonces, la finta de Alan García de crear una Comisión de 05 miembros y aprobar su Reglamento con excesivo rigor normativo? ¿Acaso amagaba subir la tarifa fijada tras bambalinas?
Al salir de palacio, Omar Chehade, preguntado por la prensa sobre el indulto, declaró que no le place ser infidente. Tampoco lo ha sido Marisol Espinoza, ni Abugattás, hasta ahora.
Alan García, entrevistado por Jorge Ramos en el programa Al Punto de Univisión (USA), el 2-3-2012, confesó que trató el tema con Ollanta aquel 17-6-2011. Estas son sus palabras: “Yo le dije: salgamos los dos y tomemos esta decisión”. Para mí es difícil hacerlo al final del gobierno, me parece un golpe bajo al nuevo gobierno, y para usted es difícil hacerlo comenzando”.
Ollanta Humala, también sus nombrados contertulios, sigue guardando silencio de lo conversado. Acaso se ha dicho: ¿Por qué Alan lo puede conceder, con mi silencio cómplice, si lo mismo puedo tratar a escondidas con los interesados y decidirlo con sordina durante mi mandato?
El país urge de explicaciones de esta connivencia larvada aquel 17-6-2011; pues, en la próxima navidad 2012 la larva peluda puede culminar su metamorfosis y parir un maduro indulto, hace mucho tiempo incubado.
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http://www.voltairenet.org/article176686.html?var_mode=calcul
21-11-2012