abimael guzman elena iparraguirre 1Por Gustavo Espinoza  M. (*)

Mientras se siga sosteniendo la idea de que Sendero Luminoso y su versión actual —El MOVADEF— es un Partido Político y no una estructura terrorista; mientras se insista en considerar que es “El Partido Comunista del Perú-SL”, y se sostenga que su ideología es el Marxismo-Leninismo “pensamiento Gonzalo”; y se afirme que busca concretar en el Perú el ideal socialista; podrá tenerse la seguridad que no será destruido; y que, de sus cenizas, habrá de renacer constantemente.

 

Un Partido Político es una organización que surge en un periodo del desarrollo, cuando los ciudadanos adquieren conciencia de su deber, y deciden participar en la toma de decisiones referidas a la suerte de la sociedad en la que habitan. El Partido, de ese modo, aporta ideas, conceptos, disciplina y cuadros, es decir, dirigentes y militantes que se identifican con un ideal y que buscan trasmitirlo y proyectarlo al escenario social. Los Partidos —que pueden pasar por etapas críticas y periodos difíciles— tienen la tendencia a pervivir en el tiempo, superando dificultades y errores, en la medida que tengan la capacidad de interpretar las aspiraciones y necesidades de un determinado segmento social.

El Partido Comunista -un Partido Comunista en un país determinado- no surge por la voluntad personal de algunas gentes. Nace y se desarrolla como consecuencia del grado de maduración política que ha alcanzado la sociedad, y refleja la decisión de los elementos más avanzados y progresistas de la misma. Por eso se proyecta siempre como una fuerza nacional que irradia cultura, solidaridad, mensaje de clase y expectativa de lucha. Y por eso, también, se gana la voluntad y la simpatía de los trabajadores y el pueblo, cuyos intereses, en lo fundamental, representa, dado que se identifica con ellos por su propia esencia. Si pierde su característica básica, puede debilitarse o incluso desaparecer temporalmente, pero no podrá ser reemplazado por otra estructura aunque ésta se empeñe en llevar su nombre y calcar sus símbolos. Quien pretenda sustituir un Partido Comunista por otro, tendrá que forjar una organización con las mismas características, esencias y propósitos, o fracasará en el intento.

El Marxismo-Leninismo no es un conjunto frío de teoría y citar. Es -decía Mariátegui- “el método revolucionario de la etapa del Imperialismo y de los monopolios”, sirve también para investigar la realidad  y tiene el mérito de llegar a la raíz misma de  los problemas sociales. Por eso, se perfila como una concepción del mundo y de la vida, aportando una moral que se nutre del sacrificio y de la lucha de las personalidades más destacadas, las funden sus expectativas con los anhelos y las necesidades de las grandes masas populares. No acepta, por eso “añadidos” de ninguna naturaleza, aunque sí recoge el aporte creador de todos los estudiosos de la historia y de la realidad de los países y del mundo de nuestro tiempo.

Y el Ideal Socialista no es una frase sino una realidad viva que asoma de manera cotidiana en las acciones de los trabajadores y pueblos de todos los continentes, en los que se libra una lucha concreta entre explotadores y explotados y donde la aspiración de justicia y dignidad se encarna en la ciudadanía y en los pueblos.

Sendero Luminoso no reúne —nunca reunió— las características indicadas para tener la consistencia que reivindica para sí y que, curiosamente, en forma alegre se la otorgan todos los enemigos del socialismo. No es un Partido Político, no reúne las características de una organización comunista, no asume el Marxismo Leninismo como su ideología ni enarbola el ideal socialista como objetivo de su lucha.

La llamada Prensa Grande y las fuerzas políticas de la derecha más reaccionaria; le otorgan esa condición con la idea de extraer beneficios puntuales de ella. No solamente se solazan hablando y escribiendo hasta la sociedad de las acciones o proyectos del “Partido Comunista del Perú-SL” sino que, además, exaltan a sus dirigentes y los presentan como figuras empeñadas en luchar contra la corriente, pero siempre dispuestas a batirse por “ideales”, aunque parecieran inalcanzables. No hay una supuesta “acción senderista” en la que no asomen en las pantallas de la Tele los rostros de Guzmán, o los líderes del MOVADEF, acompañados siempre por jóvenes.  A estos últimos se les muestra como “la prueba” del “crecimiento de Sendero” en las filas de la juventud peruana. La propaganda, es obvia

Los gobiernos del Perú, desde 1980 a la fecha, han remachado la idea de que “Sendero Luminoso” es -en efecto- el Partido Comunista del Perú y le han atribuido  pérfidamente esa condición como una manera clara de engañar a nuestro pueblo y hacerle creer que, en efecto, el Partido Comunista es eso: es decir, una estructura terrorista capaz de matar a mansalva, aniquilar poblaciones, ejecutar atentados, practicar el terror, dinamitar torres de alta tensión, apagar las ciudades, volar puentes, destruir aldeas, secuestrar personas, imponer cupos a la gente, violar, saquear, incendiar, torturar a diestra y siniestra.

Y como una manera de confirmar esa idea, le han adjudicado a Sendero, los símbolos internacionales de los Partidos Comunistas de modo que la hoz y el martillo, la letra y la música de La Internacional y el saludo del puño en alto; han sido mimetizados en el Perú con la representación del monigote terrorista que ellos llaman “Partido Comunista-SL” y al que buscan publicitar a cualquier precio.

La única forma de derrotar realmente a Sendero Luminoso es acabar de una vez con esta historia pérfida. Tratar a esa organización como lo que realmente es, es decir, como una estructura terrorista que no tiene ideología, ni pensamiento, ni ideales; y que ejecuta acciones por encargo, o reivindica como suyas otras consumadas por bandas delictivas de sicarios a sueldo o narco traficantes, cuando no por servicios especializados cuya tarea es precisamente alentar el terrorismo para crear el miedo en la población y generar el caldo de cultivo que los ayude a tropelías mayores. En otras palabras, incrementar el peso de su ferocidad ante los ojos ingenuos de la gente para justificar una agresión constante y cruel contra el pueblo.

Presuntos “teóricos” y “analistas políticos” se empeñan en sesudas reflexiones pretendiendo  encontrar “bases sociológicas” al surgimiento de Sendero Luminoso y buscan hallar “causas profundas” al desenfrenado terror de sus vandálicas acciones. De ellos se podría decir lo que afirmara un político francés de antaño refiriéndose a Briand y a Poincaré —dos eminencias de su tiempo—: Uno, no sabe nada y lo comprende todo; y el otro, parece saberlo todo, y no comprende nada.

En este marco, desnudar el mito “Senderista” y colocarlo en su real dimensión, constituye un requisito elemental para hacerle frente, particularmente en una circunstancia como ésta, cuando resulta indispensable definir los campos, saber quién es quién, y a dónde apunta cada uno de los actores en la batalla de nuestro tiempo.

Las movilizaciones recientes invitan a sugerentes reflexiones en torno a la materia. Cuando dos mil estudiantes gritaban a viva voz en la Plaza San Martín de Lima: “Terrorismo, nunca más”, seguramente pensaban en la violencia en abstracto; porque en concreto habría que recordar que matanzas como Soccos, Accomarca, Llocllapampa, Vinchos, Pomatambo, Parcco Alto, Puccas, Huancapi, Cayara y muchas otras, fueron acciones terroristas consumadas por el Estado; del mismo modo que los asesinatos de Pedro Yauri, Raúl Cantoral, Pascuala Rosado, Pedro Huilca y muchos más, fueron crímenes consumados por el Grupo Colina y similares, creados por los Servicios de Inteligencia, que operaron por mandato de estructuras formales.

Hoy, cuando los autores de esa política genocida se lavan las manos, y se las frotan entre ellos salpicando pícaras sonrisas a diestra y siniestra, resulta indispensable que todos tengan conciencia de lo que realmente fue en el Perú el terror en los años de violencia y sepan deslindar las responsabilidades del caso precisando la naturaleza de los crímenes consumados contra el pueblo.

Sólo de ese modo podrá realmente asegurarse la vigencia de la frase que retumbara en la histórica Plaza del Libertador: ¡terrorismo, nunca más…! (fin)

(*) Del Colectivo de Dirección de Nuestra Bandera / http://nuestrabandera.lamula.pe