Por Juan Sheput
Como era previsible, el Decreto Legislativo 1150 que castiga con el pase al retiro a los policías que tengan relaciones homosexuales ha generado mayor debate que el Decreto Legislativo 1129 que fomenta la corrupción desde el momento que se permite el secretismo absoluto en todo tipo de compras en el ámbito de las fuerzas armadas. Son nuestras lamentables prioridades, en función de lo que hace más escándalo en lugar de lo que realmente puede dañar a la democracia. Nadie niega el derecho que puedan tener las minorías homosexuales en sentirse marginadas por un gobierno que se sigue contradiciendo pero el silencio casi total de las fuerzas políticas sobre el Decreto Legislativo 1129, que sí nos lleva a una situación de gravedad, demuestra no sólo el poco nivel de nuestra clase política sino su total marginación de las grandes temas nacionales.
Desde la época de la dictadura militar de Juan Velasco Alvarado no se había visto tanto secretismo en lo que se refiere a las compras militares. Como ha señalado el congresista Daniel Mora no hay sentido en ser poco transparente en la adquisición de utiles de oficina o ropa interior, es a todas luces una exageración. Pero más allá de lo anecdótico es que se pretenda imponer el secreto en todo tipo de adquisición lo cual va en contra de la libertad de expresión y de información. Es por eso muy lamentable que el asunto haya sido tratado ligeramente por medios de comunicación en general, con lo cual se está siendo cómplice de un decreto que va en contra del buen manejo de los recursos públicos.
En ese sentido saludamos el gesto de Ipys de señalar este despropósito desde un primer instante a través de un comunicado que vulnera leyes y convenios inclusive de carácter internacional. Por si no lo sabe el formato punitivo del DL 1129 llega a tal extremo que puede sancionar con una pena privativa de la libertad a quien informe de los asuntos militares hasta con 15 años de prisión. Es decir una barbaridad.
Esperamos que los congresistas cumplan con su función de revisión y observación de estos nefastos decretos legislativos. De lo contrario serán cómplices de un nivel de deterioro de la democracia.
Finalmente una reflexión que tiene que ver con quiénes hoy rodean al poder y permiten con su silencio y obsecuencia que se vulnere lo que ayer predicaban. Me refiero a los señores Jorge Salazar y Pedro Cateriano, el primero muy ligado al presidente Humala y antiguo colaborador de Ipys y el segundo actual Ministro de Defensa conocido por su prédica sobre la libertad y los valores. Ni uno ni otro dicen nada sobre estos cuestionados decretos que se han presentado hace poco. Una verdadera gran transformación.
jueves, 13 de diciembre de 2012
Notas periodísticas sobre el tema:
Augusto Álvarez Rodrich con dureza necesaria se pregunta ¿Gobierna un presidente o un cachaco?