Por Ubaldo Tejada Guerrero, Analista Global
Señores Congresistas de la República del Perú:
En los últimos 70 años, el país ha vivido una gran revolución de la cultura, protagonizada por millones de provincianos del otro Perú a los cuales ustedes dicen representar; pero con sus hechos, están acabando de dinamitar, no sólo el Congreso, sino la democracia tan precaria hasta hoy.
Para su conocimiento existe una sociedad nacional emergente, formada producto de la migración provinciana de más de 8 millones de peruanos, en el proceso de descentralización forzada interna y hacia el exterior en más de 3 millones, producto de la globalización mundial.
La sociedad nacional emergente es la que les dice: no es ético su aumento de sueldo, y es una bofetada a la pobreza de los más de 1´400,000 empleados del Estado, de los mas de 3 millones de las empresas privadas, de los mas de 1 millón de pensionistas, amas de casa y desempleados.
Éste Estado fracturado y en desborde permanente por una sociedad nacional emergente, se ha convertido hoy en un modelo de relación del Perú profundo olvidado con el poder político, incapaz de reformarse, pese a su autonomía e inmunidad congresal, que casi siempre termina en impunidad.
El otro Perú real, no sólo emerge a las espaldas del Perú oficial, es un activo emprendedor, promotor de la modernización económica, sino que a partir de 1,980, se ha convertido en un protagonista activo de la vida política del siglo XXI; y, en las últimas elecciones (locales, regionales y nacionales), se pone en evidencia que bajo liderazgos honestos y creíbles, que sepan captar sus mensajes, son capaces el 2,014-2,016 en convertirse en la fuerza motriz para el cambio de estructuras y la regeneración moral que el país requiere.
Señores congresistas, con sus hechos demuestran que son incapaces de administrar éticamente sus sueldos, con los recursos que los ciudadanos les damos a través de nuestros impuestos al Estado. Les pedimos que se capaciten, porque en pleno siglo XXI, el Perú ni podrá importar gerentes para el Congreso, ni el Estado, tendremos que desarrollarlos en nuestras propias organizaciones desde los sindicatos, colegios profesionales, asociaciones, empresas y del mismo Estado; esto, no desplaza las ideologías, sino que las hace más productivas.
En una democracia es bueno que existan las ideologías, como expresión de la libertad de pensamiento, pero también es bueno que existan sólidos conocimientos, habilidades y destrezas para la aplicación de planes de acción. Recordemos que el profundo cambio del Perú no está sólo en los Planes de Desarrollo Concertado (local, regional o nacional); estará en su producción eficiente, en la elevación de la productividad, en la transformación del país por su fuerza de dirigentes, que década vez debe ser mayor en calidad y honestidad.
Los peruanos de la sociedad nacional emergente, les dicen que su reto será armonizar sus propias estrategias de desarrollo del Estado con las que demanda el Perú real, esto significa en lenguaje sencillo que aceptemos que tenemos que aprender lo que no sabemos; y, que tendremos que aprender que en nuestra inteligencia debemos dejar un espacio libre denominado “células de exposición al cambio”.
Señores congresistas, como parte de las élites de éste país, tienen una responsabilidad con el Perú, con las empresas, con los partidos políticos; pero fundamentalmente con los trabajadores de ésta sociedad nacional emergente, a los cuales algún día puedan decirles que son personas imperfectas, que después de conocerse a si mismas, han decidido batallar hasta el fin de sus días, en el ánimo de ser ejemplo de transparencia de valores, que hoy día nuestro pueblo busca en los líderes políticos, basta de caudillos y outsiders.
Éste servidor les dice, que no es una condición para un buen congreso, el pago de insultantes aumentos. ¡No! ¡Mil veces no! Ustedes no han sido contratados por concursos de méritos, ni en parlamento es una línea de carrera para jubilarse. Ustedes deben responder a sus electores, sin tomar acuerdos a espaldas del pueblo. ¿Por qué no puede introducirse una figura legal de revocatoria, como una manera de evaluación meritocrática ciudadana para el Congreso?
Finalmente, hasta hoy no avizoramos una élite de nuevos intelectuales y líderes políticos y culturales, que sean capaces de conducir creativamente éste renacer provinciano, y lo convierta en un verdadero movimiento regional de ciudadanos organizados, con la tendencia de integrarse a verdaderos partidos nacionales, regenerados moralmente, con ideología, estatuto y programa, que fomente cambios estructurales en el Estado, la empresa y las instituciones del Perú real al servicio del pueblo peruano.
Espero su amable respuesta.
Que Dios los bendiga.
Atentamente,
UBALDO TEJADA GUERRERO –Analista Global.