Por Herbert Mujica Rojas
Cuando un chofer irresponsable, borracho o cansado, sin licencia, con un vehículo con placa falsa o adulterada y la concurrencia real de múltiples delitos al volante, atropella, deja inválido o mata gente en las carreteras y pistas de todo el país, incurre en crimen contra los derechos humanos.
Ni las autoridades nacionales de Seguridad Ciudadana o clubes electorales, o responsables de cualquier índole, que acaban de reunirse en días pasados, parecen considerar el asunto sino como un tema de leyes y puniciones. No es así, son parte de una inseguridad y una costumbre de perpetrar crímenes contra ciudadanos. La estadística dice que en los últimos 4 años se produjeron casi 900 mil accidentes de tráfico buena parte de ellos con consecuencias mortales.
Es importante movilizar a sectores diversos, ciudadanos y juveniles, sobre todo escolares y universitarios, para que discutan y promuevan la inclusión del tema de la seguridad automovilística como un acápite nacional, fundamental y de doctrina de la seguridad ciudadana.
¿Cómo se logra? Instruyendo a los jóvenes y a todos los que concurran al esfuerzo, a que discutan en fórums, mesas redondas, asignaciones de estudio, los diversos componentes de la seguridad automovilística: placas, brevetes, reglas, leyes, sensibilización respecto de los muertos que, muchas veces, por ser del interior y estar lejos ¡ni siquiera llaman la atención en Lima! Y aquí en la metrópoli los accidentes son morbosamente descritos por una prensa, radio y televisión estúpidas que no enseñan sino "entretienen".
Si logramos reunir grupos -escolares, universitarios y cívicos, a modo de comités regionales, distritales, provinciales, etc.- en la promoción de encuentros y debates sobre la seguridad automovilística como parte de la seguridad ciudadana, lo que implica un conocimiento científico de los componentes técnicos, entonces la ciudadanía reaccionará como cuando se hizo obligatorio el uso del cinturón de seguridad.
La inversión es por la vida y contra la muerte en las pistas y carreteras de todo el país y es a través de alianzas estratégicas con la Asociación Automotriz, el MTC, la PNP, el Congreso, la Municipalidad de Lima, todos los municipios del país, gobiernos regionales, diarios y radioemisoras locales. Cada quien participará para lograr mejor impacto. No es un negocio pero sí es una academia de calidad de vida comenzando con los más jóvenes.
Hay que tomar la iniciativa con ellos o en singular y que se promuevan, por ejemplo, marchas por la Seguridad en las Carreteras, con carteles, lemas alusivos, presencia juvenil y ciudadana. Dile Sí a la Vida, NO a la muerte en pistas y carreteras, en todas las principales capitales de distritos y provincias del Perú.
Aquí hay un tema de decisión, NO de dinero. Pero sí existe la posibilidad de adentrar los conceptos en torno a las placas, brevetes, reglas y leyes, mecánica elemental y señalización, a través de estas dinámicas grupales que son un reclamo ciudadano urgente pero al que hay que pavimentar el camino.
¿Difícil? ¡Pero no imposible! NO hay que pensar cuánto va a costar hacer una gran campaña nacional sino ¡cuántas vidas nos cuesta, todos los días, NO HACERLO!
Basta con mirar los noticieros, portadas de diarios o titulares en radioemisoras para imponerse del largo y trágico rosario de muertes diarias por accidentes fatales. ¿Cómo es posible que en nuestras narices se exterminen a los peruanos?
¡Es hora de reaccionar y hacerlo muy constructivamente!
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