alberto fujimori 17Por Guillermo Olivera Díaz*

Es evidente que la llamada nueva estrategia, tiene fines políticos partidarios, de los turbios, que difícilmente los podrá notar el nuevo letrado, William Paco Castillo Dávila, para los cuales no fue presa fácil el fino trapisondista jurídico César Nakazaki Servigón, quien se comenta que logró esquivar los planes sinuosos de su cliente.

Pedir que los 20 años que falta de los 25 de pena impuesta, por crímenes de lesa humanidad, se cumplan en ¡arresto domiciliario!, carece de sustento jurídico. Tengo 42 de abogado, un poco menos de osado, y mi cacumen no pergeñaría las aristas de un pedido semejante.

Me atrevo a subrayar apodícticamente que no existe ninguna norma constitucional, tampoco en los Códigos Penal, Procesal Penal y de Ejecución Penal, ni en leyes penales especiales, tampoco en reglamentos de la materia, dictados desde 1821 hasta el 2013, que insinúen o permitan lo que el malicioso Alberto Fujimori pretende, a sabiendas de que eso es imposible en el derecho, pero que un nuevo abogado, con buena fe y mucha docilidad, se decida a autorizar el pedido, para que el reo cobre así presencia mediática financiada y propulse una candidatura familiar el venidero 2016. ¡La soledad, la tristeza y los achaques de un condenado no son basamento jurídico!

Fujimori debe recordar, contrito y solitario, que cuando era presidente del país toda la prensa estaba en su bolsillo, henchido de billetes, y se regodeaba insuflando sus bocanadas halagüeñas, que calzaban como anillo al dedo en su psicopatía profunda deseosa de notoriedad. Tan honda raigambre explica que RPP se haya convertido en su acólito de cabecera y el resto se nutre del rebote, lo cual no se hace gratis, pues el lonche siempre se paga.

El viernes 9 del presente mes ya se presentó un escrito pidiendo que Fujimori cumpla el resto de su pena en arresto domiciliario, en un espacio esquinero que le brinde algún familiar o buen amigo, pues el pobre reo carece de un domicilio propio.

Cuando me enteré del nuevo defensor en trato escribí lo que sigue, por las razones que allí figuran. El contenido de los pedidos por venir me estremeció.

¡Fujimori cuenta con flamante abogado!

Es el doctor William Paco Castillo Dávila, en cuyo estreno ha pedido que se cambie el lugar de cumplimiento de la condena, de Diroes a su domicilio privado. Ojalá el nuevo letrado, a quien conozco años ha, como también a César Nakazaki Servigón, me proporcione el novedoso escrito presentado, ante no sé qué órgano judicial, el viernes 9 último.

Sería el primer caso en la historia republicana que la pena privativa de libertad que inflige una sentencia no se cumple en una prisión o cárcel, aunque dorada como es Diroes, sino en el domicilio del reo, que algún amigo le preste o alquile, por el resto de su condena.

Mi saludo a William Paco, quien también hurga en la contaminación procesal que César San Martín Castro haya causado al resto de la Sala que condenó a su patrocinado Alberto Fujimori.

Esta noche lo vi, en Panorama de Canal 5 TV, entusiasmado, fogoso y hasta optimista. No necesita la aquiescencia de nadie, dijo, diferente al condenado.

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http://www.voltairenet.org/article179825.html?var_mode=recalcul

12-8-2013