Por Guillermo Olivera Díaz*
Aparece esta urticante apreciación en El Comercio, domingo 18 último, dentro de una entrevista kilométrica que le hace Milagros Leiva y que se publica en dos, sí 2, páginas enteras, que, si fueran pagadas, costarían mucho dinero y del grande.
Si para Keiko Sofía Fujimori Higuchi, el curtido y estratega defensor, aunque varias veces perdedor, César Nakazaki Servigón, es el abogado principal de su padre, en cristiano significa que el nuevo abogado, William Paco Castillo Dávila, no lo es. Añade, que sus discrepancias las hará conocer en privado a su condenado progenitor, innecesarias a todas luces, pues si uno es "principal", el otro letrado es una suerte de "chauchilla", "auxiliar" o "secundario". ¿Pensará lo mismo quien ha contratado un nuevo abogado?
Por lo que se conoce, el reputado abogado principal ha perdido todos los procesos penales que ha defendido y, además, uno de hábeas corpus que llegó hasta el Tribunal Constitucional, donde también lo perdió, por eso Fujimori tiene 4 sentencias condenatorias, una por crímenes de lesa humanidad. También acaba de perder otro en la Corte Suprema, sobre prescripción de la acción penal seguida contra Juana Fujimori, fugitiva en Japón, hermana de don Alberto.
Tanta pérdida de casos, respecto del mismo cliente, condenó a Nakazaki a un tosco inmovilismo defensivo, un nocivo tipo de atrofia abogadil, por lo que quizá el reo pensó y decidió en un nuevo abogado, quien, por lo menos, ha gestado un debate sobre la mutación del “arresto domiciliario” como medida procesal a ejecutivo penal. Que lo que es aceptado en el Derecho Procesal lo sea igualmente en el Derecho Penitenciario o de Ejecución Penal, con lo cual Fujimori se ha zafado del ostracismo de la fracasada defensa del abogado principal.
Allá Keiko y su padre; y más acá, dos abogados en su antinomia. Sólo me ocupo de revelar esta contraposición familiar y abogadil. La historia debe registrarla.
Finalmente, Keiko informa en esta misma entrevista que mañana 21, se practicará un examen psiquiátrico a su padre, cuya supuesta locura o psicosis, de ser dictaminada, no cambiará un ápice todo lo que ha perdido el conocido abogado principal.
¿Está loco el reo Fujimori o forma parte de alguna velada estrategia de Nakazaki, uncido a Keiko, Kenyi y demás áulicos, para declarar interdicto a su cliente?
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20-8-2013