por Herbert Mujica Rojas

Al modo de los viejos cenáculos, pan y butifarra, pensamiento monocorde y gris, el club electoral alanista reunido en Mamacona, confirmó al país que el otrora potente dínamo de la revolución popular de pan con libertad, desde las bases y con la honestidad política como blasón, el Apra, es apenas un recuerdo, una triste reminiscencia, el pretérito que jamás volverá. Al menos no con esta grey de mediocres conducidos por un Midas al revés a quien sólo interesa mamar de la cansada ubre del Estado, en Palacio, en el sillón edil, en cualquier sitiecito que exaccione los impuestos del pueblo.

La lóbrega soledad del club electoral alanista no puede ser más infame y abyecta.

A semanas escasas de producirse el fallo de la Corte Internacional de Justicia de La Haya y sobre el contencioso marítimo que Perú ha planteado a Chile, el club electoral alanista ¡ni siquiera! se apercibe de las peligrosas circunstancias que afronta la Patria. ¡Con ellos no es, parecen decir! Y eso se inscribe en la pusilánime cita que Alan García Pérez lanzó años atrás para evitar que los del sur "se vayan a molestar". El servilismo ramplón es descarado.

Perú integra la Alianza del Pacífico y circunstancias tan lesivas como la irrestricta libertad en la aeronavegación entre sus miembros y que favorecería exclusivamente a Lan Chile, tampoco suscita la más mínima atención en el "plenario" borreguil recientemente realizado. ¡Es que la ignorancia es insolente y los monos amaestrados sabían de antemano que se trataba sólo de apoyar públicamente al señor Alan García Pérez!

¿Dijo alguien una palabrita de cuestionamiento, sorpresa o indignación ante el anuncio público que García Pérez integra el directorio de una empresa ibérica que ¡oh coincidencia! ganó varias licitaciones durante su gobierno entre 2006-2011? ¡Qué bah! Hay idiotas que conciben el asunto como un "mérito" de la capacidad de aquél. Y lo tristemente célebre es que se está produciendo una pagaduría de favores, el criollo toma y daca y una inmoralidad de la peor especie. Pero el rebaño no protesta, está castrado, el cerebro de vacaciones interminables, la medianía como símbolo, la estupidez como bandera.

Antaño el civilismo traidor que llevó al Perú a múltiples tragedias supo cómo "conquistar" masas adláteres, acríticas, absolutamente regimentadas y leales al pisco, a la butifarra, a las monedas con que compraban sus conciencias. Hoy a los sucesores los suben a vehículos, los llevan a la playa, los aíslan del resto y se obtiene la miseria de "conclusiones" anticipadas y sobre las cuales no hubo discusión que pueda ser considerada como tal.

Como si viviéramos en una isla y con el tiempo detenido, un hato de ineptos pontifica sobre edades y calendarios electorales. El de aquí muge, el de más allá rebuzna y el abominable timador se reserva para sí y su dudosa gloria tan plena en deshonestidades y pobre en hechos honrados, "las nacionales". En el país de los ciegos, el tuerto es rey (y si habla incontinencias mucho más).

El club electoral alanista reunido en Mamacona pudo haberse ahorrado el denigrante espectáculo de ser parte de un tinglado sórdido, insospechable de idoneidad, y sacar un comunicado idéntico al que fue su grupo de conclusiones, todas electorales, referidas a cómo invadir el Estado y vivir de un estipendio.

¡Por supuesto la desesperación alanista de huir del tema petroaudios, no podría haber sido jamás tocado! ¿Acaso no se sabe que buena parte de los cabecillas del faenón son los mismos que mueven todo para que nada cambie y sigan ellos y sus borregos pretendiendo ser un partido que no es más que una suma de múltiples facciones anárquicas aunque todas angurrientas de caparazón estatal? El alanismo sólo succiona los jugos vitales de la Patria. Los bandidos claman honestidad pero la mona aunque se vista de seda, mona se queda. ¡Una tristísima demostración colectiva de degradación infame!

¿Qué esperan los jóvenes para pensar y en ese duro ejercicio tomar decisiones? ¿o también se aniquilaron a las huestes juveniles? Quien crea que la revolución pasa por un puesto en el Estado, se equivoca porque a eso se llama repartija y sinecura pero orfandad de voluntad de victoria y cambio.

¿Cómo puede aceptarse que un delincuente se compre una casita de 1 millón de dólares, sea cipayo rentado de transnacionales y encima sus cuestionamientos siempre sean por las sospechas de falta de honradez en la cosa pública? ¡Aquí no hay cosa juzgada porque a Midas al revés le regalaron la prescripción y sus fautores hoy deben estar arrepentidos por tanta generosidad!

"Tomar a lo serio cosas del Perú" decía el maestro Manuel González Prada. Luego de la mamaconada, no hay cómo regatearle méritos proféticos al gran escritor y fustigador de la hez nacional.

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