Por: Ubaldo Tejada Guerrero (*)
“Que las ideas sea nuestra arma fundamental en esta tarea junto a las masas. Hagamos de la política un apostolado y una pedagogía. Elevemos la conciencia revolucionaria con nuestro ejemplo y con la prédica esclarecedora” (Luis de la Puente Uceda).
El 11 de junio del año 2,000, la empresa periodística “La Industria” de la ciudad de Trujillo, me publicó un extenso artículo en el suplemento dominical, con el nombre de “Lecciones electorales del 28 de mayo del 2,000”. Nos referimos a la triple elección del hoy sentenciado ex Presidente Alberto Fujimori, cuyo legado mas importante es de haber instalado la corrupción institucionalizada en el Estado.
Definía siete conclusiones, a manera de lecciones históricas y estructurales, que el año 2,013 se han agudizado por no haber aprendido la lección, pese al crecimiento macroeconómico neoliberal. Hoy necesitamos no sólo indignarnos, necesitamos como ciudadanos organizarnos y pasar a la acción para no repetir modelos autoritarios y antidemocráticos.
Dichas conclusiones son: fracaso del modelo neoliberal como paradigma para los países pobres, confiar en nuestras propias fuerzas internas, iniciar una etapa democrática y de cambios fundamentales, un Perú nuevo en un mundo nuevo, educación, salud, y seguridad social para el pueblo, una nueva constitución para un nuevo Estado, vigencia de las organizaciones y el Estado de derecho.
Hoy parece que el Perú se detuvo, no tiene organización, nos invade la delincuencia y la corrupción del más alto nivel, con tres ex Presidentes investigados; después de 13 años tiene más vigencia lo expresado al final de mi artículo: “Queda una tarea difícil, pero necesaria: primero conseguir la convocatoria a nuevas elecciones limpias y democráticas que garanticen el Estado de derecho; y segundo, reconstruir las organizaciones sociales, como única defensa de una sociedad que busca construir un modelo, sin calco ni copia”.
Mauricio Fernandini, en el “I Encuentro Internacional de periodismo”, organizado por la Universidad Santo Toribio de Mogrovejo, en la ciudad de Chiclayo dijo: “Programas de televisión que escarban en la miseria humana y noticias que presenta toda la sangre y sufrimientos que podían ser digitados por el gobierno fujimorista, pero que tenían gran acogida y rating en la década de los 90´, siguen influenciando hasta hoy, con personajes que no son un buen ejemplo y realities superficiales para los adolescentes”.
Lo cierto es que han pasado cuatro gobiernos en 13 años, y la crisis ya no es coyuntural, es estructural en el Perú, cuyo diagnóstico son casi los mismos del año 90´: preparación de un escenario autoritario, miedo ciudadano, modelo neoliberal como causante de los males institucionales y ausencia de liderazgos éticamente políticos.
Las causales sembradas desde el poder son: la traición de Ollanta Humala a sus propuestas y la frustración de sus electores, una derecha incapaz de consensos democráticos, sistema de partidos desacreditados, agonía de credibilidad institucional (Poder Ejecutivo, Poder Legislativo, Poder Judicial, Tribunal Constitucional, Banco Central de Reserva, Jurado Nacional de Elecciones, un superministro de Economía Y Finanzas, una SUNAT que persigue al pequeño, etc.), acumulación de poder de Ollanta en los altos mandos de la FF.AA. y Policía Nacional con altos grados de corrupción.
Pero en cuanto a nuestra casta política, proponemos: el establecimiento de financiamiento público de los partidos como única fuente, elecciones internas de los candidatos en procesos a cargo de organizaciones electorales, supresión del voto preferencial, alternancia de género en las listas de los cargos a elección popular, revisión del reglamento del Congreso para evitar la reelección, investigación de financiamiento millonarios de todos los partidos políticos y sus fuentes de origen, y posibles lavados de activos.
Termino con dos menciones: la primera, en la “IV Conferencia anticorrupción”, el Contralor Fuad Khouri expresó que “de 4,000 funcionarios del Estado denunciados, en los últimos 4 años, sólo 300 casos han recibido sentencia, de los cuales sólo 90 han sido condenados”; la segunda, la de Augusto Álvarez Rodrich: “…que puede estar pasando en la Federación Peruana de Fútbol, en nuestra Corte Suprema, y en tantos municipios y gobiernos regionales cuando se relacionan con las empresas. Me temo lo peor”.
(*) Analista Global
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