oscar lopez menesesPor: Plinio Esquinarila

La mentira tiene patas cortas. Lo demuestra el caso López Meneses, que recibiera controvertida vigilancia en su domicilio Batallón Libres de Trujillo N° 209 de Surco, donde habría estado ubicado el principal centro de operaciones de espionaje a los enemigos políticos y mediáticos del régimen de “la gran transformación”. La prensa especializada había hecho lo suyo al conseguir documentos derivados de la orden verbal que recibiera para efectos de la citada seguridad, en mayo del 2012, el entonces director de la PNP, general Raúl Salazar Salazar. Pero no había sido resaltado el eslabón perdido, es decir, la clave que comprometiera directamente a Palacio, al alto mando de la Fuerza Armada y al mismo Ollanta Humala. Lo puede usted leer, amigo lector, con amplitud, en la página 3 de esta edición.

Se trata del Informe N.° 037-2013-DIREJFE-DIRTURB-SUAT que sobre el recurrente servicio de seguridad “al domicilio del Sr. Almirante AP José Cueto Aservi, jefe del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas…”, dirigiera el 01 de abril del 2013 el coronel PNP jefe de la SUAT Walter Alberto Arrué Pereyra, cuando a fines de febrero de este año relevara al comandante Joel Valdivia Montoya.

En su nueva responsabilidad, Arrué informa a sus superiores sobre el servicio de seguridad que se venía dando desde el 06 de diciembre del 2012, a la casa de López Meneses, como si se tratara del domicilio de Cueto Aservi, a resultas también de una orden verbal de Raúl Salazar trasmitida en el referido relevo. El detalle está en que Salazar le informó que esa directiva provino “luego de una reunión que sostuvo el Sr. Presidente de la República Ollanta HUMALA TASSO y el Sr. Almirante AP José CUETO ASERVI…”.

En consecuencia, todo indica que tuvieron razón quienes afirmaban que alguien mentía en el tremendo intercambio verbal entre Salazar y Cueto, y, obviamente, en cargar la tinta a favor de los cuatro oficiales de la PNP que tenían la misma versión contra el alto jefe marino, cuya cabeza no tardará en rodar, tal vez junto a la del jefe del MINDEF, Pedro Cateriano. Más aun si el celular de la discordia, el 954717650, de propiedad de un empleado de López Meneses, su chofer para ser más precisos, Francisco Lara Rojas, se usaba como enlace entre la PNP y el Comando Conjunto desde tiempos de la jefatura del general EP Luis Howell Ballena.

Estamos, amigos lectores, ante el más grande escándalo de presunto espionaje de factura montesinista que ha llegado hasta la médula del poder. Si así están las cosas, en cualquier sociedad ordenada el jefe de Estado, los altos mandos policiales y militares, incluido los titulares de pliego, sea del Interior o Defensa, tendrían que estar sentados en el banquillo de los acusados. Pero el señor presidente sólo ha apuntado a su viejo amigo, desde comienzos de los noventas del siglo pasado, Oscar López Meneses, calificándolo de “basura” y delincuente”.

Esto nadie se lo cree. Bastaría revisar las interioridades del “Locumbazo” y las llamadas telefónicas que comprometen al mismo Humala, a su amigo López Meneses y al cabecilla corruptor Vladimiro Montesinos.

¿Pero en qué momento se rompe esta amistad? Todo venía bien hasta que en una conversación en Palacio entre Humala y Meneses, el primero se niega a ascender a un primo del segundo, el coronel Oswaldo Zapata Corrales, del arma de Inteligencia. ¿Quién le había cerrado el camino del generalato al primo? Nadine Heredia, la gran ganadora de este affaire, porque se deshizo no solo de Meneses, a quien también conocía de muchos años ha, sino al “Ácido” Villafuerte, a quien le habrá deseado un buen viaje en su exilio.

La Razón, 17.11.2013