Por Mesías Guevara Amasifuén
A lo largo de la historia de la humanidad, grandes filósofos y pensadores sociales, a la política, le han prestado especial atención, entre otras cosas, han dicho de ella que es el arte de gobernar.
La política, en su esencia ha sido totalmente desprestigiada y distorsionada. Los peruanos no la consideran como una actividad de importancia en su vida cotidiana, se sienten muy alejados de ella. Calandria, bajo el programa todos Hacemos Política que organiza IRI y USAID, ha realizado un estudio en ciudades como Piura, Huancayo, Lima, Iquitos y Arequipa. Los resultados de este estudio son muy reveladores, por ejemplo el 91.4% de encuestados, manifiestan que nunca han militado en partido político alguno, solo el 7.7% hablan de su militancia pasada y actual. De los segundos, mayoritariamente se ubican en el APRA (30.6%), Acción Popular (14.5%) y el Partido Nacionalista (10.4%), los demás partidos cuentan con bajos porcentajes. Este indicador nos muestra que los peruanos están muy desilusionados con los partidos políticos, lo que nos lleva a concluir que el Perú es un país despolitizado.
Los peruanos, perciben a los partidos políticos como islas que no se interesan en solucionar sus problemas, los ven como grandes estancos alejados de ellos, que solo se reúnen para participar en elecciones y que luego desaparecen. La crisis, ha sido agravada por la masiva aparición de movimientos regionales, que muchas veces son liderados por ex militantes de los partidos políticos, cabe resaltar que los movimientos regionales no dan cuenta de su financiamiento y cuando no pasan la valla electoral no pierden su inscripción en el Registro de partidos políticos.
Lo que también debe llamarnos a la reflexión, son los resultados de las encuestas que hacen diversas encuestadoras, los cuales dan cuenta sobre las preferencias que tienen los candidatos voceados, podemos ver que muchas veces no hay relación entre la presencia de su partido en la política nacional y su preferencia personal, es decir no es proporcional la imagen del candidato y el caudal de militancia que tiene su partido. Una de las explicaciones que podemos dar, es que los procesos electorales son comandados por los medios de comunicación, es a través de las cabinas radiales y set de Televisión donde se decide a quien hacer congresista, alcalde o Presidente Regional, ni que decirlo el Presidente de la República.
El poder de la propaganda y la acción mediática, se impone a la propuesta y al plan de gobierno. Las campañas electorales se convierten en un festín de paneles, afiches, gigantografias, avisos radiales, pinta de paredes, spots televisivos, reparto de regalos y promesas incumplidas.
Es en este escenario, en la que el dinero se convierte en una herramienta poderosa, aparecen personajes que nunca han participado en política, sin embargo hacen su abrupta aparición en el escenario político y lo hacen sin ningún argumento, solo muestran dinero y una gran orfandad de ideas.
Grupos empresariales motivan y auspician la participación de personas afines a ellos, les financian sus campañas con la condición de que cuando lleguen al Congreso u otro órgano de gobierno, respondan a sus intereses subalternos.
Los militantes y políticos que no cuentan con el auspicio o recursos económicos propios están en desventaja, de allí que surge la necesidad de cambiar la manera de hacer política. Surge la necesidad de diseñar nuevas estrategias y tácticas. También es real la precariedad de los partidos políticos, sus militantes no tienen la costumbre de cotizar, son pocos los dirigentes y militantes que asumen la difícil responsabilidad de financiar las actividades de su partido. Por eso surgen los mecenas, que “generosamente” inyectan dinero para financiar sus actividades, estas acciones hacen que los partidos se des institucionalicen, porque en la práctica los mecenas se convierten en los dueños de los partidos, con el poder de designar a los dirigentes nacionales y regionales, atentando de esa manera contra la democracia interna.
Militantes de diversos partidos, son impulsados por el conformismo, aceptan la presencia y acción de los mecenas. Prefieren el camino fácil, por eso extienden la mano, para recibir dinero, de manera grosera ponen precio a su honor y dignidad, descartan de su accionar político, el tener que caminar o hacer el esfuerzo de capacitarse permanentemente y preparar un mensaje con propuestas claras y concretas. Inconscientemente hipotecan lo más importante que tiene un humano: Su conciencia.
Muchos de los “mecenas” se muestran encantadores, dan a conocer una supuesta preocupación por los problemas del pueblo, ofrecen limosnas decoradas con buenas intenciones. En sus reuniones políticas en lugar de compartir ideas, sueños, esperanzas y propuestas, distribuyen regalos, comida y trago, es decir "pisco y butifarra". Sin pudor compran conciencias, de manera irresponsable subyugan a las nobles virtudes. A través de la televisión manejan con eficiencia su apariencia. Con habilidad han identificado las necesidades del pueblo y en especial la de los jóvenes, a quienes ofrecen el sueño del empleo propio, lo llaman emprendimiento, son tan necios que olvidan que el peruano de por sí es un nato emprendedor.
El militante honesto, imbuido de buenas costumbres y de una férrea mística, tiene cuesta arriba su actuación política, tiene que competir con el poder del dinero. Por eso, debe ser creativo y diseñar sus estrategias para avanzar. Tiene el desafío de trabajar, estudiar y activar en su partido, tiene la obligación de no hipotecarse ante nadie porque si lo hace, pierde su esencia y su identidad.
Es su deber cívico y patriótico, salir adelante, de enfrentarse a los “mecenas”. Es su derecho, luchar por acceder a ocupar un puesto público ya sea como funcionario, alcalde, presidente regional, congresista, presidente de la república o lo más importante un ciudadano de bien. No debe claudicar en alcanzar sus aspiraciones, a pesar de que en su camino se crucen personas tratando de desmoralizarlo, es justo y necesario que luche por sus sueños y nobles ideales. Si no recordemos la historia en la que la serpiente perseguía a la luciérnaga, por el hecho de que esta brillaba. El militante de virtudes nobles es una luciérnaga, que no debe permitir que las serpientes le hagan daño, ni física ni emocionalmente.
Urge dignificar la política, hay que fortalecerla, los peruanos en general y en especial los de buena voluntad, debemos militar en diversos partidos, no es correcto que nos auto excluyamos de esta importante actividad, cuyas consecuencias tienen un impacto directo en nuestra sociedad y en el futuro de las generaciones. Es importante que los partidos se democraticen, que generen mecanismos de inclusión y de participación.
Por el bien de nuestro país, es tiempo que a los mercantilistas de la política les digamos basta, y la manera de hacerlo es participando activamente en política. Los jóvenes deben inscribir sus nombres en las paginas de la historia, inspirándose en la acción de grandes hombres cuyas enseñanzas nos indican el camino a seguir, donde no hay lugar para vender nuestra conciencia. Los peruanos en general, debemos entender que la política es una actividad muy importante, y que si lo hacemos con dignidad, podemos encontrar en ella un instrumento eficaz, que servirá para construir un país, donde haya oportunidades para todos.