Por Mesías Guevara Amasifuen
El fallo de la Corte Internacional de Justicia con sede en la Haya ha sido un acontecimiento esperado con gran expectativa. La inminencia de solución a un diferendo marítimo pendiente con el vecino país de Chile, consiguió que los peruanos nos uniéramos como nunca antes había ocurrido, al menos desde que tengo uso de razón. Si bien es per...tinente analizar los pormenores del fallo, considero que es mucho más importante reflexionar en términos generales sobre nuestra visión de futuro, buscar coincidencias y ponernos en acción, para plasmar la implementación del fallo y la consolidación de una estrategia nacional.
En el campo de la reflexión, es importante que entendamos las proyecciones geopolíticas a partir del resultado obtenido. La doctrina geopolítica nos enseña a tener en cuenta los conceptos de patria, nación y estado, en el desarrollo de la planificación estratégica nacional; sin embargo, quienes postulan que en este mundo globalizado debe imperar el interés de inversiones como un fin y no como un medio, soslayan deberes fundamentales de prudencia y previsión en relación a la defensa del territorio y la soberanía. Preocupados por el flujo de inversiones, justifican a fardo cerrado una política unilateral de buena vecindad, cuando deberíamos empeñarnos más en buscar el desarrollo del Perú mediante la unidad de todos los peruanos.
El Gobierno y algunos diarios manifiestan que con el fallo hemos resultado ganadores; no obstante, creo que lo correcto es decir que el fallo nos ha permitido recuperar parte de lo que fue nuestro. No olvidemos que nuestro litoral llegaba hasta Iquique, muy cerca de Antofagasta. Por eso es necesario que mantengamos la serenidad y la prudencia, lo cual no quita que reconozcamos la gran tarea que ha realizado nuestro cuerpo diplomático, demostrando a cabalidad su profesionalismo. El fallo de La Haya puede, incluso, ser considerado como una reivindicación del pueblo peruano ya que; en este sentido, abona positivamente a elevar nuestra autoestima y a consolidar nuestra identidad nacional.
Hay que remarcar que esta es la gran oportunidad para mirar a nuestro mar e integrarlo dentro de un plan estratégico de desarrollo nacional. Realizar “la revolución azul” constituye una de las tareas fundamentales para todos los peruanos. Es imperativo formar una flota pesquera moderna, bajo el concepto de alianza público-privada, para favorecer a los pescadores artesanales de nuestro litoral marítimo y, en especial, de Tacna. Voltear la mirada al mar es tomar conciencia de su existencia y generosidad, es convertir a este espacio en parte sustantiva para la seguridad alimentaria del pueblo. Hoy en día, el consumo per cápita de pescado está muy por debajo del promedio de los países costeros en el subcontinente. Esta situación refleja la ineficiencia en la gestión del mar y el hecho de que solo se favorece a los pescadores industriales. Alguien decía: “Así como Argentina tiene sus pampas, el Perú tiene su mar”. Aprovechemos esta riqueza a favor de nuestro pueblo.
El fallo de La Haya es inapelable, se ajusta al derecho internacional. Chile tiene que demostrar madurez política y contribuir a implementarlo a la brevedad posible, sus dirigentes tienen que bajar los decibeles de sus declaraciones porque, si no lo hacen, las heridas que aún no se cierran seguirán dolorosas y lacerantes. Nuestros vecinos tienen que ser coherentes, no cabe hablar de buena vecindad y seguir dando mensajes altisonantes a través de sus parlamentarios, ex presidentes y canciller. Incluso se permiten hacer enunciados que constituyen clara intromisión en asuntos internos que son de exclusiva competencia de nuestro país. Ciertamente, las intromisiones atentan en cualquier escenario con lo fundamental de lo que se entiende por soberanía.
Debemos trasladar la unidad nacional alcanzada para recibir este fallo, a la consolidación de actividades urgentes, tales como la lucha frontal contra la corrupción y la inseguridad ciudadana. En materia de lucha anticorrupción debemos ser radicales y no claudicar, debemos ser oportunos en la atención especial que el pueblo nos reclama al respecto. Debemos ser capaces de mirar más allá del fallo de La Haya.