Por Rocío Ferrel
De la interminable entrevista a la esposa del presidente Ollanta Humala, que hizo noticia por su intento de callar a la revista Cosas esta semana, son de subrayar algunos puntos que evidencian en unos casos su ego descontrolado y en otros la megalomanía de Nadine Heredia.
Por ejemplo, en todo momento ella se presenta como una persona que decide lo que Humala debe hacer, desde que se conocen, como cuando recuerda su primera cita, de la cual ella comenta lo que respondió a una llamada de su futuro cónyuge:
–No, no voy a hacer nada, ¿quieres salir? –le preguntó Nadine, “o sea, yo lo invité a salir”.
Se observa su afán de engrandecerse al señalar la incapacidad de Humala para poder invitarla, muestra a su marido como un personaje apocado, digno de compasión. Ella se siente muy superior de decir lo que tiene que hacer a alguien que ahora es el Presidente, cuando aunque fuera cierto, son aspectos que debió guardar para su intimidad.
Más adelante dice:
–Sí… Por ejemplo, el levantamiento de Locumba, se dio luego de varios intentos –dice con un nuevo impulso–. En uno de los intentos él no estaba bien de ánimos para hacerlo… No es que no quisiera; quería hacerlo pero no estaba moralmente bien. Y se notaba; estaba muy amilanado, muy cariñoso… Estaba temeroso de perderme, de que le vaya a pasar algo... No teníamos hijos… Que ya no te voy a ver, que recién nos hemos casado, que te voy a perder... Entonces le dije, que no había forma de que lo haga con este ánimo. En la siguiente vez, quince días después, me puse firme y le dije “tienes que hacerlo, no hay forma de que no lo hagas…”. Si él me ve más firme, se fortalece…
Sobre esto comentó con acierto el magistrado Javier Villa Stein, quien con preocupación alerta que la propia esposa revela a un militar “amilanado”, lo cual es muy grave tratándose de un Presidente y militar, cuya obligación es dirigir las Fuerzas Armadas, la defensa del país.
Heredia quiere demostrar que sin ella Humala no es capaz de tomar decisiones importantes, ni siquiera las relacionadas con su preparación militar.
Nótese que en esta frase: “Si él me ve más firme, se fortalece…”, Heredia, conocedora de manejo de imagen, por ser comunicadora, presenta la imagen de un mandatario al cual sólo ella es capaz de fortalecer. Si ella muriese o se enfermase, él no sería nada, según ella, todo un discapacitado moral.
Otra perlita:
–Ajá. Y es así en todo. Él también me apoya a mí. Si me ve mal, se pone mal, no sabe qué hacer, se descompensa… Entonces ve qué hacer para levantarme el ánimo, para ayudarme a ver las cosas con claridad…
En su fruición por la notoriedad y superioridad, no tiene escrúpulos en mostrar a un marido tan débil como un niño enfermo, pues no sólo dice que se le descompensa algún órgano, sino que todo él “se descompensa”.
Se aplica el sustantivo descompensación al “estado funcional de un órgano enfermo, especialmente del corazón, que no es capaz de subvenir a las exigencias habituales del organismo a que pertenece” (definición de la Real Academia Española). Claramente Heredia habla de un hombre enfermo físicamente por el sólo hecho de “verla mal”. ¿Tan mal prepara el ejército a sus militares que basta ver “mal” a su esposa para “descompensarse”? Si esto fuese cierto, es un jefe incapaz de las FF. AA., pues a la mínima emoción “se descompensa”. Es increíble a qué niveles puede llegar.
Otro extracto:
–Hay, en parte, un machismo encubierto. Aunque seas Presidenta del Partido Nacionalista, aunque seas una persona inteligente que pueda aportar y contribuir a las decisiones de tu esposo..:.
Da risa y pena su autoproclamación de “inteligente”.
Inmediatamente después dice;
... o puedas dar opiniones a los ministros para que tomen una mejor decisión, aunque sea como amiga, no sé….
Aquí ya su megalomanía sale de la ionosfera. Heredia aconseja a los ministros para que tomen una “mejor” decisión. Es decir, asegura que su solo consejo hace que un ministro tome una “mejor” decisión. Dice “mejor” y esto significa que las decisiones de los ministros no son buenas, necesitan de los consejos de Heredia para ser “mejores”.
Heredia cree saber más que todos los ministros: de Salud, Educación, Defensa, Interior Energía y Minas, Transportes, Comercio Exterior, Producción, Ambiente, Trabajo, Economía, Relaciones Exteriores, etc.
Basta recordar que antes de entrometerse en las funciones de gobierno en toda su vida sólo fue jefe de sus empleadas domésticas, de allí por arte de magia salta a dirigir ministros. No se sabe si fumó marihuana o algo parecido para dar estas declaraciones. Ya se entiende por qué todo el gobierno anda tan mal.
Alardea sobre su injerencia con los ministros:
–Claro. “Vamos a cambiar ministros, vamos a cambiar ministros…”. Los ministros venían y me decían, “¿quiénes vamos a salir? Mis directores no quieren firmar nada, porque todos estamos en evaluación”. Además Villanueva lo decía cada semana a la prensa. No se puede trabajar así… Le quedó el cargo gigante. Encima iba a cada rato donde el Presidente, venía a mí, para decir “ustedes no me tienen confianza, hay que cambiar ministros…”. Quería cambiar ministros una semana antes de lo de La Haya. Pasó lo de La Haya y quería cambiar a Cateriano (Pedro, ministro de Defensa), a Eda (Rivas, Cancilller), cuando sabía que teníamos que hacer las coordenadas… Y lo que pasó después… El Presidente y Miguel (Castilla, ministro de Economía) se van de viaje. Ellos ya habían hablado del sueldo mínimo porque era una política del Gobierno… –Se pone muy seria y siento que me está regañando–. No es que yo haya zanjado una discusión. Eso era una política del Gobierno. Es como si yo te dijera “este año va a haber más plata para infraestructura en el sector Educación”. Es una decisión, ¿me entiendes? –No me deja responder y continúa, vocalizando y articulando muy bien las palabras– Ok. Entonces, este señor (Villanueva), da una entrevista a Gestión y dice “he conversado con el ministro de Economía para elevar el salario mínimo vital.
Lo que dice no tiene sentido. Cateriano y Rivas no son profesionales de carrera en estos sectores, cualquier otra persona podría haber asumido el cargo de Defensa, pues detrás está el equipo que tiene experiencia. En cuanto a Rivas, cualquier diplomático lo habría hecho mejor. Si para algo han servido Cateriano y Rivas es para someterse a las órdenes coloniales de Chile, aceptando incluso que modifiquemos nuestras leyes y para hacer escarnio de nuestras FF. AA.
Hasta en el Congreso
–Mmm, laboral nunca hubo. Lo que pasa es que en la medida en que yo soy presidenta del Partido y veo las cuestiones referidas a la bancada, cuando hay iniciativas legislativas tengo que verlas algunas veces con los ministros, y algunas veces con los asesores de los ministros…
¡Alucina ser experta en leyes! La infeliz ha creído que son verdades las zalamerías de las voces que le soplan febriles vientos de adulación.
Desparpajo:
–Los narcoaviones… Si son líderes políticos que en perspectiva quieren ser presidentes del Perú, deberían presentarle al país su propuesta política, su propuesta de país. Pero no, lo que obtenemos de ellos son críticas malsanas y ataques desmedidos.
Entonces, a mí me extraña, me preocupa que no sepamos lo que van a hacer los próximos líderes, porque hasta ahora lo que hacen es atacar al Gobierno.
Habla de planes de partido cuando el suyo echó al tacho todos los proyectos y promesas para andar de rodillas ante la CONFIEP, los lobbies y faenones. De “nacionalismo” ni hablar, superó a los gobiernos anteriores en prochilenismo y traición. ¿Qué autoridad moral tiene para exigir proyectos si su partido no cumplió con los suyos?
Una vez más muestra su sensibilidad a la zalamería:
–Vargas Llosa dijo hace poco que tú eres su candidata para el 2021...
–Tan lindo –aflora una sonrisa cálida en su rostro–. Es mi fan, ¿no? Es mi fan…
Parece no entender que si Vargas Llosa la halaga es sólo porque su partido se sometió al modelo de los sinvergüenzas que hacen de los faenones, la traición, el parasitismo, la incapacidad y la argolla un modo de vida.