Alan Garcia 221Por Herbert Mujica Rojas

Es de tal magnitud el despropósito de pedir la nulidad del acuerdo del Congreso referido a los narcoindultos por Alan García Pérez, que su juecesito amigo y cófrade, Hugo Velásquez Zavaleta, le habría anticipado una respuesta categórica: ¡Ni por todo el oro del mundo!

Asistimos a un espectáculo sin precedentes. Ni el más desavisado estudiante de Derecho ignora que no se puede pedir la nulidad del acuerdo de un Congreso que no es parte del proceso y menos en la etapa de ejecución de sentencia. ¡Ni siquiera el más bobo incurriría en una literal bestialidad como ésta! Pero aquí el exmandatario Alan y los abogángsteres complacientes, incurren en el yerro cuyo destino, aquí o en la Cochinchina, salvo provocación de golpe, tiene un ineluctable dictamen: ¡infundado!

No hay dudas de la megalomanía de Alan, su entorno mediocre, anuente y de crematofilia aguda, le ha hecho creer que es un ser extraordinario, cuasi un dios. Pero algo tiene que estar ocurriéndole, nadie en su sano juicio puede exigir —salvo con la complicidad de paniaguados serviles— lo que la ley más elemental del debido proceso en cualquier juicio impide. ¿Más potente el dinero a carretadas que ganan los legos para franquear a como dé lugar lo que la incontinente verborragia del obeso exige?

El juecesito de Alan sabe que está asegurado de por vida y que no pasará problemas una vez que sea expectorado del Poder Judicial, su conducta ha sido infame y su mérito de sentina. Pero esta vez el tema es tan abyecto y jalado de los pelos que ya habría adelantado que ¡ni por todo el oro del mundo! concederá la anulación del acuerdo del Congreso porque Alan necesitaría demandarlo y en otro proceso distinto y singularizado.

Producido el rechazo judicial bajo el calificativo de infundada la solicitud de Alan, continúa el derrumbe de la mayúscula impostura. ¿Alguien cree que los ocho informes aún pendientes de discusión en el Congreso, seguirán otro camino que el actual, cuesta abajo la rodada? El derrotero hacia el Poder Judicial y al lugar que le corresponde, la cárcel, se acerca con irremisible estruendo. A quien no ha estado en ninguna ergástula ¡jamás! aquello puede significar un acercamiento a lo que vivieron los perseguidos apristas, por largos y sufridos años, entre ellos, su padre.

Para que la corrupción se enseñorease alrededor del patrón del mal, era necesaria la presencia de mercenarios comprables y de todas las tarifas. Pero el mafioso mayor sabe cómo conducirse y maneja la llave que guarda todos los secretos, tramoyas y detalles, de los negocios sucios y podría ¡en cinco minutos! poner en conocimiento de los medios no poca evidencia documentaria. ¿Recuerdan qué le pasó a Rómulo León?

No sólo hablamos de cipayos al peso. También de tontos útiles o vivazos de estirpe que aceptan ser manejados por mensajes de tableta, celulares y hasta tan sólo con la mirada fiera y carismática del jefe de la banda. ¿Qué diferencia hay entre el alanismo delincuencial y el civilismo que sometía a las masas con pisco y butifarra? ¿no hemos visto en días pasados cómo estas ocurrencias son absolutamente verdaderas y en la persona de un exsecretario general del Apra? ¡Qué verguenza desdorosa y qué papelón tan aberrante la de estos palafreneros!

"Este tipo es raro, se esconde las cosas" me dijo Haya de la Torre refiriéndose a Alan García, varios lustros atrás cuando estaba a cargo de Correo Aprista, único vocero en los años 70, de esa agrupación política, entonces la más grande del Perú. En efecto, aquél devino en el destructor de un partido que se había fogueado en las prisiones, en el destierro y con miles de bajas por la violencia a sangre y fuego. No le faltó razón a Víctor Raúl en sus proféticas palabras sobre el cada vez más extravagante depredador.

¿Cabe la posibilidad, a pesar de la negativa del juecesito ya enunciada en correo de brujas y que admita la supuesta nulidad del acuerdo del Congreso en el capítulo narcoindultos? ¡Claro que sí, pero también es cierto que una locura como esa, le lleva por largos años de frente y sin ambages a la cárcel! ¿Iría tras los barrotes quien ya está planeando sus viajes y goces con la fortuna ganada?

Recordemos lo que flota en el ambiente: ¡No Alan: ni por todo el oro del mundo!

Señal de Alerta, 24-6-2014

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