Por Guillermo Olivera Díaz*
Si es lo primero: ¡agente del gobierno de turno!, solo bastará un telefonazo para que no observe –se haga de la vista gorda- ningún proyecto, concesión, obra o cualquier contrato millonario decididos por Kuczynski y su puñado de fusibles y acomodaticios ministros que, además, gustan del fajín, del suculento convite y de la prebenda. No habrá necesidad de 3 ministros que convoquen por teléfono y busquen ablandar al contralor que se pone firme o reacio hasta a la disimulada presión. El país entero será el pagano, al tener un funcionario ayuno de independencia, sometido, que doblega la cerviz con facilidad.
Igualmente, si Keiko Fujimori impusiera, en la reunión del martes 11 que se aproxima, un contralor de sus tenebrosas canteras: ¡un artero operador fujimorista!, como los que antes hemos tenido, le haría la vida imposible a quien mete o No las uñas en el inmenso gasto público. Otros proyectos peludos como CHINCHERO no pasarán, ni los que no sean de su agrado, ojeriza o supuesta benevolencia. ¡Todo presupuesto nacional sería una repartija, a sabiendas que el contralor está hecho a su medida!
Por eso resulta altamente peligroso el próximo encuentro sin ninguna mediación, testigo presencial o garante moral. Peor aún si las gélidas paredes tienen como ojos y oídos ciertos modernos adminículos, que sirven para el feroz chantaje. ¡No tendríamos un ¡contralor-supervisor-juez de la cuenta fiscal sino uno supervisado y controlado, tal vez coimeado y, por ende, vulnerable!
El pueblo peruano no sabrá cuál fue la posición del mortal Pedro Pablo Kuczynski y cuan enigmática y rentista fue la de Keiko en caso arribasen a acuerdos bajo la mesa, para beneficio personal o partidario. En una reunión de a 2, sin acta de por medio, se pueden hipotecar miles de millones de dólares.
Veamos lo que se conoce del único candidato que el gobierno ha propuesto para contralor y que para serlo requiere de la mayoría de los votos congresales que maneja a su antojo y discreción Keiko en la Comisión Permanente y que aún preside la montesinista Luz Salgado.
¿Quién es el reputado técnico Nelson Shack Yalta?
Trabajó, apenas salido de la universidad, con el fujimorismo auroral de los 90, sin cuestionar un ápice de esa punible gestión.
Siguió con Toledo, al lado del actual Fernando Zavala y Pedro Pablo Kuczynski, sin que su silencio sepulcral haya hecho noticia, porque no se dio cuenta de nada, de lo que pasó del 2001 al 2005, cuando se gesta la entrega del gas de Camisea.
Ergo, nació y se destetó con el fujimorismo, creció con Zavala y PPK, luego pasó a foguearse más a la banca internacional, esa que entrena a nuestros nacionales para que nos gobiernen sin que lo notemos, por ende también es experto en otorgar luz verde, técnica y sumisamente, sin rechistar a nadie. Sabe convivir y le place el statu quo, por lo que tal será el perfil reprochable de la Contraloría.
Esta es mi apreciación del propuesto nuevo contralor: si acaso cuenta con los votos del keikismo en la Comisión Permanente, cuya presidenta, Luz Salgado, fue asidua contertulia de las reuniones filmadas en el otrora Servicio de Inteligencia Nacional de Vladimiro Montesinos, de cuyo poder escondido, no obstante condenado y encarcelado, la prensa televisiva, todavía con arrogancia, acaba de dar siniestra cuenta.
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09.07.2017
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