Por Carlos Javier León Ugarte*

Después de mucha insistencia y con el vano sacrificio de todo un Gabinete, PPK entendió que su Gobierno necesitaba política. Desde esta humilde columna siempre lo dijimos, pues se trataba de la única forma de jugarle de igual a igual al Fujimorismo. Hoy el Gabinete de Mercedes Aráoz tiene el oxígeno y la experiencia para defender sus planes, políticas y decisiones.

 

PPK tiene un nuevo aliciente para empezar a gobernar, para ello debe dejar de lado lo pasado y construir la confianza pérdida con la ciudadanía, quienes siguen viendo su liderazgo débil y vulnerable. No será fácil con una izquierda iracunda aún por la pérdida de sus pocos ministros afines en el Gabinete anterior, y mucho menos con un fujimorismo expectante y empeñoso en demostrar en todo momento que son oposición, recuerden la frase de Jacinto Benavente: “El enemigo sólo empieza a ser temible cuando empieza a tener razón”.

El Gobierno debe tener buen cálculo político a los acontecimientos que se vienen a continuación, el hipotético indulto a Fujimori, la posible presencia de Toledo en el país, o tal vez si se traba su llegada también le traería problemas al Gobierno por su poca reacción. Más las protestas sociales que se avecinan desde el interior. Todo ello debe ser pensado para adelantarse a una posible crisis. Esperemos que la huelga de los profesores haya servido para el aprendizaje.

El ministro de Justicia es clave para lo que se viene, por eso se fue Marisol Pérez Tello. El indulto sin duda sería el caballito de batalla que afronte este Gobierno contra todos, inclusive contra el propio fujimorismo de Keiko quien al parecer es casi claro no le conviene tener a Fujimori fuera de prisión. El tema de la extradición de Toledo se torna más intenso y tenebroso para muchos, ahora que Maiman ya empezó a delatar y no hay excusas para retrasar el trámite.

El plan opositor del fujimorismo aún es un enigma, no quisieron participar de la elección del gabinete actual y mucho menos de ser parte de éste, eso pareciera que aún hay sangre entre los dientes por la derrota electoral. PPK debe ser audaz contra el fujimorismo si es que quiere la gobernabilidad. Para eso la figura del indulto quizá representaría una jugada maestra para los intereses del Gobierno, pero debe medir y calcular las consecuencias que esta traería.

La máxima “Divide y Reinarás” estaría concentrada y mejor fundamentada en la acción de soltar al reo. Con Fujimori afuera de inmediato se originaría un remezón en los cimientos de Fuerza Popular. Mínimo se crearían dos bandos, los que están en el Congreso con Keiko y los que están afuera con Kenji, gran momento para el que el Gobierno empiece a destacar ante el caos que se desataría entre el fujimorismo opositor, totalmente distraídos con sus rencillas internas por el poder, podría derivar en una matanza sin tregua. Un tercer bando sin ningún apellido Fujimori dentro de Fuerza Popular podría asomarse buscando su continuidad y existencia política.

Sin embargo la contraparte sería la calle. Fujimori indultado llevaría a la izquierda, a los colectivos, a los gremios y a los estudiantes a venerar la protesta en la plaza, a menos que la presidenta del Concejo de Ministros convenga con sus líderes previamente de la importancia de comprender dicha decisión para gobernar. La pregunta que salta sobre la mesa sería: ¿La izquierda de hoy es suficiente madura y responsable para pensar primero en la gobernabilidad del país antes que viejas rencillas anti fujimoristas? Habrá que verlo tendido en el sofá y con lentes tridimensionales.

Es difícil porque la izquierda peruana pareciera todavía guardar rencor a la historia política que los relega siempre, y que las tiene atomizada y dividida salvo excepciones, y que por ello no se logra cuajar en un solo frente nacional de plataforma democrática única que represente a tantos a nivel nacional.

El auspicio y promoción a la figura de cerrar el Congreso, siendo ésta una práctica natural del fujimorismo y utilizando herramientas legales como la propia Constitución Política del ex dictador los pinta de pies a cabeza sobre su doble discurso. Me animo a pensar que no aceptarían a Fujimori indultado. Ese es el riesgo que se jugaría el Gobierno. Tendría que hacer una medición exacta de lo que ganaría y perdería con tan difícil y polémica decisión. Está en sus manos ahora.

Faltando mucho más de tres años para el fin del mandato es importante analizar los escenarios que se vienen. Es importante también comprender al fujimorismo n todas sus dimensiones, ¿qué es lo que busca, qué es lo que quiere, qué es lo que lo debilita? A partir de eso tirar las cartas de manera taimada y estratégica. O se sigue tomando el té con Keiko por las tardecitas o empiezo a maquinar como los convenzo, si es que se les puede convencer, aliarlos a la causa.

El gran Napoleón Bonaparte decía que “Todo el secreto de gobernar consiste en saber cuándo es necesario quitarse la piel de león para ponerse la de zorro”. Es cierto que PPK nunca fue ni será un león, pero ya es momento de que empiece a considerar ser un zorro, claro está, para ejercer políticas que aseguren la estabilidad de la Gobernabilidad y la armonía que nos merecemos.

 

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