Carlos Basombrio 4Estamos a pocos días de realizarse un nuevo simulacro, esta vez, con la ciudadanía un tanto sobresaltada por el desastre causado por el terremoto que en setiembre azotó a México.

 

La respuesta dada por el ministro del Interior, Carlos Basombrío, a los reporteros que le consultaron sobre la seguridad en caso de terremotos se limitó a la mención de simulacros y mochilas, lo cual muestra que no tiene ni idea de lo que su ministerio debe hacer para proteger a la ciudadanía en esas circunstancias, evidenciando que es solo uno más de la argolla de egresados de la Católica que en planillas doradas copan puestos por recomendaciones y no por su capacidad, el aparato estatal apesta con estos parásitos que sólo traen atraso al país.

Siendo su responsabilidad la seguridad interior, debió, y debe, exponer un plan de contingencia para movilizar a la Policía —y de ser el caso más grave— junto con las Fuerzas Armadas para proteger a la población, pero no ha previsto nada. Su visión de protección se limita a una mochila o un simulacro. El Congreso debería salir de su inacción y citar al ministro para que exponga lo que tiene preparado en caso de desastre.

terremotoica15Sus predecesores han sido la misma nulidad, que se evidenció estruendosamente, por ejemplo, durante el gobierno de Alan García, cuando a su ministro del Interior Luis Alva Castro, no le importó proteger a las víctimas del terremoto de Ica. A la cúpula aprista le interesaba el poder por los faenones y no el bienestar de los peruanos.

El 15 de agosto de 2007 un terremoto azotó a Ica. Una de las primeras informaciones difundidas fue la de la fuga de 600 presos de una cárcel. Estando Ica tan cerca de Lima, el gobierno demoró más de tres días en enviar a la Policía y a miembros de las Fuerzas Armadas, cuando el pillaje delincuencial ya había despojado a los damnificados de lo poco que pudieron conservar. Si esto sucedió en Ica, estando tan cerca de la capital, de seguir esta negligencia, todo tardaría más para sitios más lejanos.

Esto, sin mencionar que los escenarios pueden presentar otras variantes terribles, como en Chile, cuando después del terremoto la gente se lanzó a los saqueos, en Haití, donde niños y mujeres eran víctimas de violaciones estando cobijados en medio de escombros, o en Indonesia, donde hubo traficantes que robaban niños con el cuento de la ayuda.

Pero de la tragedia de Ica en adelante, las hordas apristas, humalistas ni PPKistas toman nota de la lección y cada vez que se realiza un simulacro de sismo nunca desplazan a la Policía y las Fuerzas Armadas para ensayar un plan de protección, que también debería servir de notificación al hampa, pues si los delincuentes ven los ejercicios, el saber que habrá vigilancia hará que lo piensen mucho antes de lanzarse al pillaje.

¿Qué haríamos si los delincuentes fugan de los penales de Lima, o cualquier otra región, en caso de terremoto? Los daños que podrían causar a la gente pueden ser mayores que los infligidos por un sismo. Debería haber planes para rodear a las cárceles en estos casos y tener preparados lugares que, aunque tal vez precarios, puedan dar alguna seguridad. Del mismo modo, las Fuerzas Armadas deberían actuar de inmediato en forma coordinada con la Policía, que no se daría abasto.

Este mes de octubre se realizará un simulacro de sismo nocturno, esperemos que algo haga el inútil ministro del Interior.