Por Alfredo Palacios Dongo
El 7 de octubre de 1976 se erigió en la Escuela Naval del Perú un cenotafio que contiene una reliquia, prendas personales y un fragmento óseo de la pierna derecha de nuestro Gran Almirante del Perú Miguel Grau Seminario, al pie de su estatua se encuentra acuñada en bronce la expresión: “Cadetes Navales seguid su ejemplo”, y es a través de su predominante ubicación que nuestro máximo héroe ha transmitido de generación en generación a cadetes y oficiales su valorable ejemplo de sacrificio y amor a la patria como una fuerza espiritual y anímica de perpetua rectoría.
Hoy día, 8 de octubre, se conmemora el 196° aniversario de la Marina de Guerra del Perú y el 138.° aniversario del Glorioso Combate de Angamos, y es en esta histórica contienda que nuestro máximo héroe nacional demostró su sacrificio y patriotismo al inmolarse por la patria, legándonos un cúmulo de valores que dan consistencia y coherencia a su personalidad al pie de firmes convicciones éticas como fidelidad al deber, servicio a la nación, su gran arrojo, destreza y humildad como expresiones naturales que representan las profundas raíces de su liderazgo, integridad, rectitud, honestidad, desprendimiento y amor a la patria.
En su vida política fue un demócrata a carta cabal; en el golpe de Estado de los hermanos Gutiérrez luchó en favor del orden constitucional, asimismo, fue diputado de la República y tuvo una foja pública digna e impecable, como homenaje, en el Hemiciclo del Congreso existe una curul permanente con su nombre. Por su heroísmo y ejemplo de valores, la figura de Grau convoca a los peruanos de todas las generaciones con una lección de sacrificio y patriotismo, es por ello que en 1984 al escenario de sus hazañas se le denomina, por Ley 23856, “Mar de Grau” y en el año 2000 el Perú entero lo eligió, en forma espontánea, como “El Peruano del Milenio”.
Bajo este panorama todos los peruanos deberíamos inspirarnos en el ejemplo de vida del Gran Almirante Miguel Grau por su sacrificio, entrega y amor a la Patria, valores que perduran en la memoria de todas nuestras generaciones y superarán el devenir de los siglos, pero especialmente debería seguir su ejemplo nuestra clase política que es la que guía los destinos de nuestra Nación, principalmente demostrando con su proceder vocación de servicio hacia el bien común, honradez, rectitud, ética, honestidad y desprendimiento.
EXPRESO, 08.10.2017