Por Herbert Mujica Rojas
A los parlamentarios, de todos los tiempos, les halaga que sus asesores, secretarias y el resto de personas comunes y corrientes, les llame doctores. En casos excepcionales sí que lo son y sus cimas académicas así lo prueban, pero no ocurre eso con el 90% de los legiferantes. Si hay nueva elección general y pierden el respaldo de bases, también dejarán de gozar de este conmovedor trato.
Muchos de los legisladores durante el 2016-2017, pronunciaron la palabra Presente como único término de su frondosa “producción” parlamentaria. Y por eso el público contribuyente les paga de manera mensual y oportuna no poco dinero. De estar huérfanos de apoyo para la reelección, hay quienes van a extrañar su cheque robusto que premiaba ineficacias a todos por igual.
Como los inquilinos de Plaza Bolívar viven inquietos y muy preocupados por los grandes temas del país, muchos de ellos, los más importantes, cuentan con choferes que les llevan a todas partes, incluido el Congreso. Una nueva elección podría pulverizar esta facilidad para tan ilustres servidores de la Patria.
Los legisladores que vayan a la reelección, de imponer o ganar su candidatura en sus respectivos pueblos, no tienen asegurado el puesto que hoy detentan. En buen castellano, en menos de 12 meses, podrían estar de patitas en la calle haciendo lo que hacían en sus negocios particulares antes que la buena estrella de la elección del 2016 les catapultara a la cima de la que están a punto de ser echados sin contemplaciones.
Muchos representantes se quedarían ¡sin doctoreos, ni sueldos fijos y tampoco choferes!
Una nueva elección comportaría campañas y gastos ingentes de recursos más ajenos que propios y desplazamientos aquí o acullá. Entonces ¿cuándo trabajarían los vigentes parlamentarios? Dése por descontado que 95% de aquellos querrá repetir el plato lo que no significa que tengan respaldo de base para hacerlo.
Sólo participarían en una nueva elección general, las listas inscritas de movimiento y dirigentes ante el Jurado Nacional de Elecciones: Tierra y Libertad, Acción Popular, Fuerza Popular, Alianza para el Progreso y nadie más porque son las que tienen fichas válidas.
La palabra renovación no está garantizada bajo ningún punto de vista porque hemos sido testigos de la inmensa mediocridad de los parlamentarios que integran todas y cada una de estas agrupaciones a las que se agrega el alanismo que carece de inscripción válida de sus dirigentes ante el JNE y tendría que hacer un Congreso legítimo, limpio, inobjetable. Todo esto imposible porque están más ocupados en evitar que el tema Odebrecht afecte al señor Alan García Pérez.
Todo pareciera indicar que la procura de una nueva elección general que coincidiría con municipales y regionales, es una ridícula forma de dispararse a los pies y de demostrar miopía atroz.
Cuando el final del Congreso en la administración Humala, recién me enteré que algunos ciudadanos habían sido ¡durante 5 años! parlamentarios. Esta vez parece que será a menos del año y medio y una mayoría saldrá del anonimato permanente. ¡Qué país el nuestro!
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18.12.2017
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