Por: Wilfredo Pérez Ruiz (*)
Hace algunos días se realizó en el Instituto San Ignacio de Loyola la Semana de la Empleabilidad ISIL 2017, organizada por la Bolsa del Trabajo ISILJOB; una herramienta encargada de establecer y mantener relaciones empresariales para facilitar obtener prácticas y empleos a sus alumnos y egresados.
A esta magnífica iniciativa se suma la Feria Laboral —efectuada en junio último— que brinda la oportunidad de interactuar con importantes gremios que explican las características de los puestos que ofrecen, el perfil solicitado para cada vacante y la línea de carrera. Tiene como objetivo proporcionar una visión exhaustiva del mercado de trabajo y contactarlos con entidades interesadas en su contratación. Una nueva puerta de ingreso a un futuro esperanzador.
En esta oportunidad se llevó a cabo una exitosa jornada destinada a presentar módulos de información, conferencias, revisión de hojas de vida, exposiciones y una variada agenda de acciones a fin de conocer las exigencias y rasgos que debieran ostentar para insertarse en un escenario laboral cambiante y dinámico.
Las instituciones demandan colaboradores que añadan valor, adaptables a procesos de rotación, diestros para consolidar el buen clima organizacional, hábiles en comunicación interpersonal, con liderazgo efectivo, amplitud de entrenamiento, proactivos y poseedores de sólidos principios. En ocasiones interrogo a mi alumnado por estos componentes: su silencio es la más elocuente respuesta.
Sinnúmero de sujetos adolecen de la mínima percepción de su ser interno y de autovaloración. Explorarse es un requisito para afianzar la empatía, la autoestima, el temperamento, la inteligencia emocional, entre otros aspectos de incalculable implicancia en la elección del personal. Un profesional competente tiene el imperioso desafío de mejorar, de modo continuo, sus “habilidades blandas” y, además, ampliar estas cualidades cómo parte de su evolución.
En este contexto, las redes sociales tienen un incalculable impacto en el examen del postulante. Lo que colocamos refleja nuestras aficiones, personalidades, prejuicios, expectativas y anhelos. Sin exageraciones, son un “termómetro” de nuestros talantes emocionales, sociales y culturales. Por esta razón, ratifico lo dicho en mi artículo “¿Cómo acceder al mercado laboral?”: “…Otro paso son sus relaciones directas o mediante redes sociales. Las conexiones constituyen un activo que en cierto momento puede requerir. De allí la conveniencia de llevar acogedoras vinculaciones con familiares, amigos, ex compañeros de estudios, proveedores, entre otros públicos. Cada contacto aliméntelo con mensajes, informaciones y saludos en ocasiones especiales a fin de tener una presencia eficaz en las personas que pueden ayudar con su recomendación”. Éstas constituyen una ventana encausada a percatarse de las virtudes del candidato.
Sobre estos pormenores, el docente, magister y consultor en proyectos de negocios y medio digitales, Wally Benavente, disertó el tema “Cómo tus redes sociales te pueden costar un trabajo”. Su didáctica intervención dio orientaciones sobre lo que conviene evitar al usar las redes y presentó interesantes ejemplos acerca del impacto de lo publicado en desmedro de la imagen de sus autores.
Para empezar, precisó “las reglas de juego en el mundo laboral han cambiado” y explicó los vaivenes suscitados en los criterios para la contratación; ante los que, habitualmente, los jóvenes prescinden estar preparados. Los logros académicos, entrenamientos operativos y “habilidades duras”, no son los únicos componentes en la asignación de un puesto de trabajo. En la actualidad es frecuente convocar “personas que hagan la diferencia”, puntualizó.
También, sostuvo “los objetivos económicos ya no son suficientes”. En estos tiempos un postulante ha dejado de ser seleccionado sólo en función de su potencial para aportar en los aspectos cuantificables y monetarios del negocio. Según Wally, se examina “talento alineado a sus valores”. Se requieren candidatos con estándares éticos coherentes con la organización. De lo contrario, existirá una contradicción entre los ideales corporativos y los definidos por el sujeto. Su frase “la capacidad profesional se da por descontada” es concluyente.
Alguna vez se ha preguntado amigo lector: ¿Qué lo diferencia a usted del resto de pretendientes a una vacante? Esta interrogante es primordial de analizar y tomar en cuenta debido a la necesidad de identificar las fortalezas que integran las “nuevas herramientas en el mercado laboral”, según Benavente. Es decir, su “valor agregado”.
Se refiere al inmenso entorno de las redes a las que puede recurrir la empresa para observar su perfil integral. Todas las redes, aun las estimadas para intenciones sociales, serán exploradas por el área de Recursos Humanos. En innumerables entrevistas es revisado el facebook para conocer sus creencias, afinidades, círculos amicales, realizaciones, aportes intelectuales, inquietudes deportivas, etc. Soslaye divulgar una personalidad frívola, desafiante, apática, autosuficiente, desprovista de aceptación y conflictiva, como sucede a menudo.
Las instituciones son conscientes de la influencia de los medios digitales en la formación de la opinión pública y, por lo tanto, monitorean —como bastante énfasis y en algunos casos hasta susceptibilidad— su reacción y parecer. Es indudable su ascendencia en la percepción corporativa, en los medios de comunicación, en sectores de opinión y en los resultados empresariales.
En consecuencia, el expositor cuestionó su utilización “sin sentido común y sin respetar a los demás”. En múltiples ocasiones ello se evidencia en desmedro de la reputación del que incurre en semejante despropósito. Sobre este asunto sensible enumeró algunas causas: difundir imágenes extremas o divertidas de nuestra vida, evidenciar engaño a la propia empresa, formular opiniones negativas sobre la compañía y clientes, publicar puntos de vista perjudiciales acerca de minorías y terceros, visitar a websites inapropiados, transmitir información confidencial y uso de lenguaje inapropiado.
Mención aparte merece su aseveración “dedicar demasiado tiempo a sus redes durante la hora de trabajo”. De inmediato me acordé de quienes están acostumbrados a disponer de éstas para compras, tramitaciones, pagos, adquirir entradas del cine e infinidad de quehaceres personales en el lapso que deben dedicar a sus cometidos laborales. Recuerde: los encargados de informática de las compañías tienen cómo rastrear el uso pormenorizado de las redes sociales.
Esta amena e ilustrativa presentación concluyó con la categórica expresión “todo queda registrado”. Debiera eludirse aprovecharlas de una forma que constituya una amenaza sobre nuestra idoneidad y prestigio. De allí la urgencia de administrar con inteligencia el autocontrol, la ponderación, la tolerancia y rehuir asumir posiciones radicales, desatinadas y agresivas que opaquen nuestra reputación.
Es fundamental entender su magnitud y la conveniencia de utilizarlas con asertividad. Los profesionales tienen en sus manos un invalorable instrumento que puede vislumbrarles ventajosos horizontes o en una grieta adversa en su acceso a un mundo competitivo y exigente. Convertir los medios digitales en un recurso para propalar propuestas, logros, proyectos, reconocimientos e iniciativas solidarias, beneficiará considerablemente nuestro marketing individual.
En la obtención de una contratación influyen vastos factores más allá de la solvencia expuesta en su currículum vitae. Evada subestimar la connotación de nuestra actuación en las redes. A través de éstas se puede “escanear” nuestra identidad. Tenga presente: dime lo que muestras en los medios digitales y te diré con certeza quien eres.
(*) Docente, consultor en organización de eventos, protocolo, imagen profesional y etiqueta social. http://wperezruiz.blogspot.com/