¿Víctima del ataque psicológico de las tarjetas de crédito?
Mujer mató a sus hijos y se suicidó por deudas


El suicidio cometido esta semana por Consuelo Horna Quispe (30), quien antes envenenó a sus tres hijos, se debería a las deudas de tarjetas de crédito que no podía pagar con su esposo, las cuales ascendían a unos 10 mil soles, a tenor de lo informado por los vecinos de la filicida. El hecho no sólo nos recuerda el estado paupérrimo en que se mantiene al magisterio, pues ella era auxiliar de educación y su esposo es maestro, sino que nos hace reflexionar sobre el inmoral acoso de los vendedores de tarjetas de crédito, los cuales impunemente violan la intimidad de las personas en su persecución tras nuevos clientes, sin que haya autoridad que ponga coto a esta reprensible práctica, que de una vez por todas debería ser sancionada legalmente.

La mayoría hemos sido alguna vez acosados por llamadas telefónicas que nos ofrecen tarjetas de créditos, entre otros productos bancarios. Entre los más agresivos están los chilenos de Ripley, Banco del Trabajo, Citibank, etc. ¿Cómo se enteran de nuestros números telefónicos, inclusive privados?

Pues basta que alguna vez usted haya realizado alguna operación con tarjeta de crédito o haya solicitado un crédito, para que sus datos personales —cuya confidencialidad debería estar protegida por ley—, vayan a parar a Infocorp, quien sin ningún escrúpulo permite que cualquiera acceda a esos datos.

La creación y atribuciones de Infocorp se han desnaturalizado o (lo que sería peor) tal vez premeditadamente han planificado una legislación gaseosa en complicidad con funcionarios de la Superintendencia de Banca y Seguros (SBS), pues la idea de la creación de Infocorp se sustentaba en la necesidad de conocer a los deudores morosos.

Pero lo cierto es que aunque usted sea el más puntual de los pagadores, sus datos serán publicados y hasta el hampa los puede tener.

Nuestra revista ha llamado varias veces a la SBS para hacerles llegar la preocupación por la ambigüedad en la legislación, la cual mantiene a los clientes de servicios bancarios en una peligrosa desprotección. Las respuestas han sido amables, pero vacías y sin resultados. La SBS, en lugar de proponer legislación que subsane los errores y proteja a los usuarios, sigue favoreciendo a los codiciosos bancos y financieras que están a la caza inmoral de clientes, pues los datos de Infocorp solamente deberían contener a los deudores incumplidos. ¿Dónde están la Defensoría del Pueblo y el Congreso para poner fin a esta situación? ¿Son estos los burócratas dorados que cobrarán las bonificaciones anunciadas por el Presidente de la República?

Prácticas bárbaras antes y después de la captación de clientes


Que para ciertos bancos la persona sólo es una cosa a la cual hay que sacar provecho pisoteando sus derechos, lo demuestra esa persecución para captarlo: “Buenos días, lo llamamos porque le tenemos abierta una tarjeta de crédito”. “Usted ha sido considerado para recibir un crédito a sola firma”. Estas son las llamadas más comunes, y aunque usted pida que no lo vuelvan a llamar, esta gente se burla insistiendo, en especial insisten los inmorales de Ripley.

El acoso y captura de clientes de tarjetas es tan descarado que incluso llegan a perseguir a los jubilados en las colas de los bancos. En otros casos, se desplazan a las puertas de centros de trabajo, por ejemplo hospitales, donde acosan a los galenos y trabajadores en general.

Eso no es todo, muchos clientes se han quejado de que aunque han rechazado tales créditos, se encuentran después con que tienen una deuda que ni ellos mismos conocían. No faltan quienes se quejen de cargos o consumos que no realizaron.

Si usted tiene ingresos modestos, lo más recomendable es evitar las tarjetas de crédito, pero si de todas maneras desea tener una, debe evitar a los chilenos de Ripley y Falabella y al Banco del Trabajo, pues tienen los intereses más leoninos (casi saqueadores) y utilizan las prácticas más engañosas, según incontables denuncias, que inclusive se han ventilado en Indecopi.

Si no puede pagar no hay clemencia, puede ser perseguido hasta con amenazas, ante lo cual Indecopi y el Tribunal Constitucional se han tenido que pronunciar.

No sólo amenazan a quienes solicitan la tarjeta


Conocemos el caso de una señora que no pidió crédito ni tarjeta ni garantizó. Todo lo que sucedió fue que un familiar, al solicitar la tarjeta y ser requerido dar referencias familiares, dio los datos de una pariente. Esta pariente nos narra sus penurias, pues su familiar no pudo cumplir con las cuotas de pago, por lo que a ella, que no tenía nada que ver, la amenazaban con llamadas, inclusive llegaron a amenazar sin ninguna consideración a su hija menor de edad, la cual entró en pánico.

El fondo es que para muchos chilenos el desprecio al peruano no hace sino que nos vean como presa a la cual hay que sacar ganancia a como dé lugar. No resulta raro que personas agobiadas por problemas personales lleguen a tomar decisiones extremas en momentos de inestabilidad emocional tras verse envueltos en estos callejones sin salida, porque la sociedad o autoridades no protegen, sino que son cómplices al permitir que se produzcan esos abusos de las entidades financieras.

Hay que tener en cuenta que, mientras al Banco de Crédito del Perú fue impedido de invertir en Chile, los sirvientes prochilenos del gobierno peruano permiten que Ripley y Saga Fallabela ya sean bancos, por lo que tendrán más fuerza para multiplicar sus inmorales maniobras. En fin, más sano es ir a otras tiendas y otros bancos que no sean de Chile, país delincuente que usurpa nuestra tierra y mar.

Por último, hay que tener en cuenta los casos en aumento de clonaciones de tarjetas, los asaltos o estafas subrepticias con robo de clave en cajeros, los secuestros al paso para “vaciar” tarjetas de crédito y otros hechos que hacen necesario un mayor nivel de seguridad para los usuarios de esta tarjetas que tan alegremente promocionan.

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