Telefonía fija: Cortar el engaño y el robo
Por la forma que ha tomado el funcionamiento de la telefonía fija en el Perú desde la delincuencial privatización que ejecutó Alberto Fujimori, se presentan toda clase de situaciones que posibilitan que las empresas que prestan este servicio cometan innumerables abusos y robos*.
Parte del problema es la actitud complaciente del Osiptel, organismo regulador completamente infectivo y que se ha creado para defender los intereses de las empresas como Movistar y Claro; prácticamente nada hace Osiptel para proteger al público de la exacciones y robos que perpetran las empresas.
Todo tiene un principio; y en el caso del usuario de estos servicios, es el contrato. ¿Qué contrato? Muchas veces un contrato por conversación telefónica que se graba, pero que, frecuentemente, resulta difícil de encontrar o conseguir cuando el cliente presenta un reclamo.
Con la finalidad de corregir esta situación que tanto afecta al público, abandonado por autoridades corruptas que por coima recibida dejan que las empresas abusen de los ciudadanos como quieran, aquí unas sugerencias.
1) Contratos por escrito. Prohibir los contratos que se hacen por conversación telefónica grabada; deben hacerse por escrito, en las oficinas de la empresa o en el domicilio del interesado.
2) Hoja inicial. Sabemos que la gran trampa de bancos, tiendas que venden a plazos y empresas de telefonía es abrumar al cliente con extensos contratos impresos en letra pequeña, que difícilmente la persona puede leer. Para evitar esta fuente de engaño y robo, planteamos que el contrato en sí —que puede tener varias páginas en letra pequeña— sea precedido de una página impresa en tipo fácilmente legible que contenga no más de seis datos esenciales —por ejemplo, qué servicio se ofrece, a qué precio, qué incluye, qué no incluye y restricciones importantes— que reflejen exactamente el contenido del contrato en sí (el impreso en letra pequeña).
3) Prohibir llamadas para cambio de plan. Una plaga que permite a las empresas de telefonía embolsicarse millones y millones de nuevos soles es llamar insistentemente al usuario para comunicarle que se le ofrece un ventajoso cambio de plan tarifario o un nuevo servicio. Si el cliente incauto acepta, viene lo que ya sabemos: los siguientes recibos contienen cobros extras de los que es dificilísimo o imposible librarse.
4) Tratar con respeto en las oficinas. En las oficinas de las empresas telefónicas —y peor en Claro que en Movistar— hay una enorme congestión de clientes, la cual no es producto de la multitudinaria aceptación de esa empresa sino de la codicia y desconsideración de Claro, que no pone suficientes centros de atención para recibir a la gente. Debe establecerse la norma de multar a la empresa si el cliente espera más de diez minutos.
Deseamos que congresistas no corruptos como Johny Lescano, Javier Diez Canseco, Mauricio Mulder y Jaime Delgado presenten batalla en defensa del consumidor, con medidas específicas. Entre ellas, además de las sugeridas, expulsar a todos los trabajadores del Osiptel y responsabilizarlos penalmente y con embargo de sus bienes por los perjuicios sufridos por el público debido a la colusión de Osiptel con las empresas de comunicaciones.
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