Por Alan Fairlie Reinoso
TLC con EE.UU.
Señalamos en su oportunidad que los demócratas no se contentaban con las cartas adjuntas como mecanismo para incorporar las modificaciones que consideraban mínimas para aprobar un TLC con Colombia y Perú. No solo en el ámbito laboral, sino también observaciones en propiedad intelectual y otros rubros que les permitiera la impresión de un TLC que beneficie a las poblaciones mayoritarias de ambos países (dado el contexto electoral norteamericano).
Los plazos se van cumpliendo y las probabilidades de aprobación inmediata van disminuyendo. La reciente gira de Bush no ha cambiado el panorama. Un presidente con baja popularidad, un Ejecutivo de salida que ha perdido el Congreso de la República y la cercanía de las elecciones, no son precisamente el mejor escenario. Más allá de las promesas y compromisos de Bush en Colombia en su virtual escala técnica (solo estuvo escasas horas) respecto al TLC, lo que queda son sus reiteradas afirmaciones de que su país es compasivo y generoso y que además en el TLC se generarían mecanismos de cooperación para buscar disminuir la pobreza, sobre todo con acciones en la educación y salud.
Esa supuesta voluntad de socios para el desarrollo, se vio totalmente contrastada con el gesto de los miembros de su seguridad que revisaban a los guardias que el Estado colombiano había asignado, no solo revisando sus armas sino sus cuerpos en un acto humillante no solo para los que sufrían el examen sino para el pueblo colombiano.
TLC con Chile
Mientras esas son las prioridades y se buscan disfrazar ante la población las concesiones y sumisiones, se plantean como en feria ofertas y anuncios de nuevos TLCs con varios países del mundo, pero en concreto se debilita la integración regional.
Acuerdos Regionales
Esos intentos neoliberales también se dieron durante la administración de Toledo, pero a pesar de intentos de representantes del consenso de Washington como PPK, no tuvieron éxito en su tarea. Sería el colmo que en un gobierno aprista que tiene como bandera fundacional la integración, se produzca un retiro otorgándole éxito al neoliberalismo que dirige la política comercial en los últimos 20 años, y que hasta hoy no pudo conseguirlo. El alineamiento con el TLC con EE.UU. contribuyó a la crisis del acuerdo regional, y también los ataques y polarización innecesaria con el Presidente de Venezuela. La nueva correlación andina con las recientes elecciones en Ecuador, parecen haber alarmado a miembros del Gobierno que prefieren liquidar el proceso de integración regional, a que opciones de cambio respecto al neoliberalismo y a los TLCs tomen la hegemonía. Puede que sea por iniciativa propia, pero parece parte de una estrategia mayor que por encargo están cumpliendo. Sería muy interesante que Venezuela retorne a la CAN, ya que se podría consolidar el bloque regional y también la integración sudamericana.
Acuerdos extraregionales
El acuerdo con Europa es fundamental. No es solo comercial, asegura acceso a mercados con el SGP Plus, y también tiene componentes políticos y de cooperación. Es un factor de cohesión de la integración andina, que las recientes actitudes del gobierno peruano están debilitando de manera importante. Con Europa existen además coincidencias en aspectos de la agenda multilateral, y en la construcción de un mundo multipolar.
Las relaciones con Asia también son fundamentales, y es positivo que se busquen acercamientos, en especial con un país como China. No solo debería darse en el plano comercial, sino de manera multidimensional y estratégica incluyendo la cooperación militar.
Sin embargo, esto no pasa por un TLC amplio, que afectaría severamente a sectores importantes de la industria nacional, si no se toman las debidas precauciones. Se podría avanzar como ha hecho Chile en un acuerdo de alcance parcial que no incluye los sectores sensibles en un acuerdo inicial, y de manera gradual avanzar posteriormente en una ampliación planificada que beneficie a los dos socios.
En suma, en la feria de los TLCs que comentamos hay subordinaciones que comprometen el margen de maniobra del Estado y el futuro del país y la Nación misma (TLC con EE.UU. y especialmente con Chile). Hay otras iniciativas fundamentales, como es el caso de China si se actúa con prudencia. Y hay otras que serían sumamente positivas como con la UE si en vez de boicotear la integración andina optáramos por una acción unitaria que no sólo fortalezca la CAN sino la integración sudamericana.
Esto implica cambiar los TLCs a la carta que ordenan y cumplimos para EEUU y Chile, y amplíar el menú hacia Europa y Asia desde la integración regional y sudamericana y no buscando su resquebrajamiento y/o destrucción.
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1 Véase artículo Relaciones Económicas Internacionales: Política del “Colabórame”, La República, enero de 2007.