—PIB boliviano en 6,5% anual
—Como el Perú, es país exportador primario
—Como en el Perú, industrialización es tema pendiente
Los datos no mienten. El crecimiento logrado por el país durante este año tiene un nivel histórico: 6,5 por ciento y las exportaciones llegarán a un nivel que no tiene precedentes. La macroeconomía se encuentra en uno de sus mejores momentos en la historia de Bolivia, que comenzó en 1825.
Son logros del Gobierno y particularmente de un adecuado control ejercido por el Ministerio de Economía y las perspectivas son alentadoras para 2014.
Inclusive organismos internacionales, que siempre exigieron enormes sacrificios al país, que las administraciones de turno se encargaron de cargar sobre los más vulnerables, dan cuenta de que las condiciones de Bolivia tienen muy pocos precedentes. Evidentemente, estamos —para emplear terminología bíblica— en años de vacas gordas.
Lo que corresponde, ahora, es que esa bonanza sea mejor distribuida aún. Mucho se ha criticado de la política de regalar dinero a través de los bonos, a pesar de que su efecto no es malo y es preferible optar por esa acción, antes de que esos mismos recursos sean mal utilizados en proyectos públicos.
Sin embargo, es necesario que la bonanza alcance efectivamente a todos los bolivianos, pues cabe preguntarse por qué ha crecido la cantidad de personas que, en especial del norte potosino, llegan a las ciudades en procura de recibir caridad. Es sólo un indicio, pero es preciso preguntarse si la condición de la microeconomía es reflejo de la bonanza macroeconómica, si el hombre de a pie puede conseguir un trabajo bien remunerado, si las familias ven satisfechas sus principales necesidades, si las buenas condiciones generales tienen correspondencia con lo que ocurre en las calles.
Una primera aproximación permitirá dar cuenta de que hay algunos sectores beneficiados, mientras crece el número de los comerciantes minoristas —un eufemismo para designar a los mercachifles— en calles y espacios públicos*.
Un vistazo un poco más profundo dará lugar a observar las complicaciones de los pequeños productores y artesanos, que no pueden competir con el contrabando que, a pesar de los esfuerzos de la Aduana Nacional, campea impunemente. En realidad, los pequeños fabricantes de ropa, por ejemplo, enfrentan los mismos problemas que si el Gobierno hubiese suscrito un tratado de libre comercio con China o alguno de los megafabricantes, pero mientras las autoridades insisten en que no darán paso, por razones ideológicas, a ese tipo de acuerdos internacionales, permiten que los sectores a los que dicen proteger con su negativa sufran similares o peores condiciones de competencia proveniente de ultramar.
La industrialización de nuestros recursos naturales, renovables y no renovables, continúa en calidad de meta inalcanzable. Es la tarea inconclusa, en realidad aún no iniciada, pero anunciada por el Gobierno.
Cuando se ponga en práctica, la intervención del Estado en la economía superará el 35 por ciento actual, lo que parece ser la meta de los actuales administradores de la cosa pública.
La Prensa.com.bo, 27-12-2013
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* Los bolivianos se quejan de la proliferación de vendedores ambulantes, mientras que en el Perú, al no haber sitio para más mercachifles, ha surgido la delincuencia, que comprende por lo menos un 10% de la población peruana que vive en el delito y depende de él para subsistir. De aquí que el problema de la inseguridad ciudadana es insoluble con el actual modelo económico. [Nota de Con nuestro Perú.]
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