El hambre empuja a los europeos hacia Latinoamérica
Por Vicky Peláez
“Caminante si vas por mi tierra / Cuéntale de mis largas nostalgias / Que me paso, mirando a lo lejos / Esperando un día que llegue una carta”. (Horacio Guaraní)
La severa crisis económica que azota a los Estados Unidos y en especial a la Unión Europea, destruyendo a su paso la clase media y convirtiendo a los pobres en indigentes, ha obligado a miles de hombres y mujeres a engrosar las filas de los nuevos inmigrantes, llamados “refugiados de la crisis”.
No hay palabras exactas para expresar lo que significa para el hombre y lo que se siente al verse obligado a dejar su terruño y a los seres queridos. El poeta paraguayo, Fernando Fernández dijo en su poema “Ser Inmigrante” que esto implica “aventurarse a lo desconocido buscando su horizonte con mejor futuro/ que te brinde un porvenir donde ya no falte el pan para los tuyos”.
Los nuevos candidatos a inmigrantes ya no son latinoamericanos haciendo largas colas en los consulados norteamericanos o españoles, sino los europeos y en especial, los españoles, griegos, italianos, irlandeses y portugueses, buscando su suerte en América Latina.
También han empezado a retornar a su tierra los latinoamericanos que en los años 1980 y 1990 huyeron de la violencia y miseria en que estaban sumidos sus países. Ahora la situación se ha revertido y mientras Europa está experimentando un vertiginoso declive debido a la depresión, América Latina está mostrando un estable crecimiento económico.
La globalización comenzó después de la Segunda Guerra Mundial primero, con la destrucción de la familia tradicional en Norteamérica y Europa que fue percibida por los creadores de este proceso, a instancias de sus asesores sicólogos, como un freno para la mano de obra fácilmente movible de un lugar al otro del país o el planeta.
Ahora con esta crisis llegó el turno a los más vulnerables económicamente países europeos a perder su soberanía. La intención de la cancillera alemana Ángela Merkel de nombrar un supervisor de la Unión Europea (UE) para controlar el presupuesto del gobierno de Grecia y que fracasó rotundamente, indican claramente hacia dónde va el proceso de la globalización.
Las medidas de austeridad y los préstamos a los bancos que superan un millón de millones de dólares sin un concreto plan para el crecimiento económico y para el pago del préstamo están destruyendo las estructuras socio económicas de los países europeos.
De acuerdo a la estadística de la UE, el número de los pobres aumentó de 2007 a 2009 de 85 a 115 millones y se calcula que actualmente es de unos 120 millones. Frente a este hecho a los gobernantes no les queda otra alternativa que decir a los jóvenes, como lo expresó el exbanquero y actual primer ministro italiano Mario Monti que los jóvenes deben desacostumbrarse a tener un trabajo fijo que “es monótono” y que es “más bonito aceptar desafíos”.
Lo que olvidó decir Mario Monti es que en Italia hay cerca de un millón de jóvenes entre 25 y 35 años con formación profesional que no pueden encontrar empleo. ¿Y qué decir de los que no tienen profesión?
De esta forma no les queda otra alternativa a los jóvenes profesionales que abandonar sus países donde el índice de la desocupación, como en España, ya está cercano al 30 por ciento y, para los jóvenes ronda por un 40 por ciento sin vislumbrarse ninguna perspectiva de solución. De acuerdo a un informe de la BBC, en 2011 huyeron de España 445.130 extranjeros y 62.611 ciudadanos españoles. El Censo Electoral de Españoles Residentes en el Exterior muestra que desde el inicio de la crisis en 2008 abandonaron al país más de 300.000 de sus ciudadanos. A la vez, el estudio de Adecco muestra que otros tantos están preparándose para abandonar el país. La mayoría se dirigen actualmente a los países latinoamericanos en vez de Estados Unidos, Alemania, Reino Unido y Noruega como hacían sus predecesores.
Brasil es uno de los países que más oportunidades ofrecen a los profesionales debido al boom expansivo de su economía y las facilidades que ofrece el gobierno. La política del ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva y de su actual presidenta Dilma Rousseff de afrontar la crisis mundial a base del desarrollo del mercado interno estimulando el consumo doméstico con audacia y disciplina está dando sus resultados. A pesar de todos los pronósticos pesimistas del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, la economía del Brasil está creciendo los últimos tres años superando 5 por ciento anual. Y no es de extrañar que un profesional de la banca gane en San Paulo más que en Wall Street. Según la Asesora Internacional Michael Page, un 30 por ciento de los candidatos para el puesto de trabajo en el Brasil son españoles, portugueses y franceses, sin tomar en cuenta a los profesionales cariocas que retornan del extranjero.
Otro país que está atrayendo a los profesionales europeos es Argentina. Por segunda vez después de la Guerra Civil, Latinoamérica y en especial Argentina da su mano a los emigrantes españoles que buscan un futuro seguro. Actualmente de 1 389 916 españoles que viven en el extranjero, el 22 por ciento están en Argentina; y solamente entre 2010 y 2011 unos 50 mil profesionales españoles, en especial gallegos, llegaron en busca del empleo y sueldo digno. El país gaucho está prosperando debido a su propio programa económico prácticamente contrario a las recetas del BM y del FMI, ignorando la austeridad desmedida impuesta por los bancos en Europa frente a la depresión y fortaleciendo el Estado del bienestar del pueblo.
América Latina se está convirtiendo en el Dorado moderno para los emigrantes españoles. Los que no llegan al Brasil y Argentina van al Uruguay y Chile. De acuerdo a la estadística de la Extranjería de estos países, en 2011 se registró la llegada de 6800 españoles al Uruguay y 6400 a Chile. La mayoría son especialistas en energía, medio ambiente, ingeniería, informática, pesca y agroalimentación, la mayoría de los cuales encontraron un empleo.
Decían los antiguos griegos que la memoria es una hermana del tiempo y a veces esta se pierde en los brazos de su hermano. Hace poco los inmigrantes latinoamericanos que buscaban también su futuro diferente en España fueron tratados con prepotencia y cierto desprecio llamándolos “sudacas”. Ahora son los “sudacas” los que ofrecen un salvavidas a los españoles y no les exigen visa para llegar; sin embargo, sigue siendo casi imposible para los hispanoamericanos conseguir una visa hacia Europa. Paradójicamente, Rusia es el único país a donde pueden llegar sin visa.
¿Aprenderá alguna vez la humanidad esta lección para salir del ciclo vicioso del racismo y desigualdad?
Ria Novosti en Español, 10-02-2012