¿Seguirá cayendo la Bolsa?
Por Humberto Campodónico
Si nos guiáramos por los estándares norteamericanos acerca del comportamiento de la Bolsa de Valores y su relación con la economía, el Perú habría entrado ya a una situación de estancamiento, si no de plena recesión. En efecto, en EE. UU. se considera que esto sucede cuando el índice Dow Jones de la Bolsa de Nueva York cae 20% en relación con su último punto más alto. Esto porque el Dow Jones refleja la situación de las empresas: si el valor de sus acciones cae, la economía también debiera caer.
Aquí, el Índice General de la BVL tuvo su último récord en febrero, con 17,766 puntos. Una caída del 20% nos lleva a 14,213 puntos, adonde se llegó en julio. Ayer 15 de agosto, la BVL cerró en 11,716 puntos, cayendo 34% con respecto a febrero. Claramente, según las convenciones gringas, debiéramos estar en recesión. Y la cosa sería peor si tomamos el pico de julio del año pasado, cuando el IG-BVL alcanzó 23,418 puntos: la caída es de nada menos que 50%.
Sin embargo, ayer el INEI anunció que el crecimiento del PBI de junio fue un notable 11.52%, con lo que se llegó a 84 meses de crecimiento continuo, el periodo más largo desde la década del 60. ¿Alguien dijo recesión, o siquiera estancamiento?
Lo que sucede es conocido: el peso del sector minero en la capitalización bursátil llega al 60%. Y como los precios de dos de los principales metales que se exportan (zinc, plomo) han caído fuerte, lo mismo le pasó a la BVL en los meses pasados. Por tanto, a diferencia de EEUU, la caída del IG-BVL porque caen los minerales no es sinónimo de estancamiento. Por lo menos no de inmediato.
Pero lo nuevo de la situación es que ha comenzado a caer el cobre (varias empresas, entre ellas Southern y Cerro Verde cotizan en la BVL) y el oro (dos empresas grandes, Yanacocha y Barrick no están en la BVL).
Por ello, la cuestión clave para la BVL, es la siguiente: ¿seguirán cayendo los precios de los metales? La respuesta: lo más probable es que sí. Dijo Bloomberg ayer que 12 de los 23 principales analistas y "traders" pronosticaron que el cobre seguiría bajando, 10 dijeron que subiría y uno tuvo una posición neutra. Hace mucho tiempo que no había una mayoría pesimista. De su lado, el oro ha caído por debajo de US$ 800/onza (la mayor caída en un año).
La explicación de fondo la da Nouriel Roubini en reciente artículo ("La tormenta perfecta de una recesión global", www.rgemonitor.com): "Hay una probabilidad creciente de que la economía global, no solo EE. UU., experimentará una recesión seria y profunda. Los recientes indicadores sugieren que las economías del G-7 están ya en recesión o cerca de ella (…). Cuando esto suceda también habrá una fuerte caída del crecimiento Brasil, Rusia, India y China, los países BRIC" (11/08/2008).
Así, podría decirse que los inversionistas locales están reaccionando, sin querer queriendo (o mejor, sin saber sabiendo), al hecho de que el período de vacas gordas de la economía mundial (que implica altos precios de los minerales) está llegando a su fin, con todas las consecuencias que ello tiene en ingreso de divisas y recaudación tributaria.
Si esto es así, el catastrófico desplome de la BVL (donde los inversionistas de las AFP y los Fondos Mutuos están perdiendo sus ahorros de toda la vida) va a continuar y sería solo un anticipo de lo que puede pasar con el sector real de la economía. Salvo mejor parecer.
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