Durante el precedente gobierno de Alan García, en 2006, se aprobó una ampliación del Acuerdo de Complementación Económica (ACE) N.o 38 entre Chile y Perú. En su momento, se vio con claridad que de hecho esa “ampliación” transformaba al ACE N.o 38 en un Tratado de Libre Comercio (TLC), y la ciudadanía y sectores nacionalistas criticaron que el resultado terminara siendo, en la práctica, un TLC con el país enemigo que no sale del Triángulo de Tacna y se prepara para invadir más tierras del Perú.

Desmintiendo a sus sirvientes peruanos que se afanaban en demostrar que la ampliación del ACE N.o 38 no era TLC, el entonces canciller chileno Alejandro Foxley —acérrimo defensor del robo del Triángulo de Tacna—, sin ocultar su entusiasmo por los miles de asesinatos que cometió Chile en la guerra y por la capitulación peruana que permite a Chile parasitar al Perú, declaró a la prensa chilena el 22 de agosto de 2006:

“Estamos pensando en grande, estamos pensando en mirar hacia esta parte del mundo que en algunos años más va formar un gran bloque comercial, el del Asia-Pacífico, aquella zona que aún sin sus acuerdos de libre comercio es la que crece más rápido en el mundo”, dijo ayer Foxley luego de firmar junto a su homólogo peruano, José Antonio García Belaúnde, lo que definió como un tratado de libre comercio (TLC), el primero de este tipo entre dos países sudamericanos.

Triunfo chileno, porque consiguieron que el Perú, violando su Constitución, suscribiese dicho falso TLC y además cumpliendo la condición que impuso Chile con vista a la demanda de la Corte Internacional de Justicia: que en el documento no se mencione la soberanía marítima del Perú.

Como siempre se había señalado que un TLC requiere de la aprobación del Congreso Peruano, los sirvientes de Chile se las ingeniaron para burlarse de este control al no denominar TLC a lo que se acababa de consumar. Esto no amainó las críticas y pronto la oposición al traidor acuerdo con Chile se concretó en una demanda de inconstitucionalidad ante el Tribunal Constitucional (TC), que al emitir su sentencia estableció que el acuerdo firmado con Chile no es constitucional mientras no consigne en su texto: 1) nuestra soberanía marítima de 200 millas y la línea al mar que nace en el punto Concordia, según el tratado de 1929; 2) el derecho del Perú de expropiar empresas chilenas por razones de seguridad nacional.

Cuando había oposición

Creció el sentir permanente de los peruanos de que con lo firmado se agravaba el peligro de agresión y dominación de Chile al Perú, y hubo un momento en que el entonces candidato opositor Ollanta Humala, evaluando correctamente la situación, sostuvo que el falso TLC Perú-Chile es traición a la patria. Pasan los meses y el comandante resulta elegido presidente de la República, pero ya no habla nada de dicho falso TLC. Por eso, cuando los periodistas preguntaron a los recientemente electos congresistas nacionalistas cuál iba a ser su posición respecto del TLC, lo más que respondieron es que eso lo vería el Congreso (o sea, ¡nunca!).

La señal esperada

Para prosperar, Chile necesita entrar parasitariamente a países vecinos y terminar de corromper lo corrompible. En este sentido, aunque desde años atrás Chile había colocado y sobornado gente —periodistas y políticos que disimulan el sometimiento económico del Perú a Chile diciendo que son países de economía “complementaria”—, existía cierta incertidumbre entre personajes menos notorios, los autoproclamados “tecnócratas”, corruptos y traidores a la patria para quienes el soborno no era suficiente en el sentido de que la “tranquilidad” para actuar no estaba asegurada, porque el dictamen del TC era un estorbo, una espina que podía hincar en cualquier momento.

En esas circunstancias, Chile patrón acudió en ayuda de sus sirvientes peruanos y teniendo el control de los medios de comunicación del Perú empezó a dejar que poco a poco se filtraran noticias sobre la usurpación del Triángulo de Tacna. Sabido es que en esa parte del Perú impera plenamente la ley chilena, al haber el estado chileno desalojado todo signo de presencia peruana (militar, administrativa, etc.).

En este ambiente, los corruptos sirvientes de Chile se sintieron más seguros y empezaron a proclamar lo que meses atrás ni hubiesen soñado hacer.

Defensores de TLC falso se ríen de TC

Los nacionalistas que se oponían al dominio chileno en el Perú, al tomar al poder llegaron a la conclusión de que someter nuestra patria peruana al dominio de Chile es la mejor alternativa para el Perú; consecuentemente, se refrendó la autorización para que en el Callao continúe en pie el monumento al ladrón y asesino chileno Arturo Prat Chacón y se dieron todas las señales para facilitar la realización de los objetivos del falso TLC Perú-Chile.

Dando por innecesarias las dos modificaciones al TLC que pide el TC, en los ministerios se actúa con la mayor diligencia, servilismo y efectividad para facilitar el deseado dominio económico y estratégico chileno del Perú, que va a asegurar no solamente la retención del Triángulo de Tacna y mar adyacente sino la próxima guerra contra el Perú.

Así, Carlos Posada Ugaz, viceministro de Comercio Exterior, refiriéndose al falso TLC con Chile ha dicho (Gestión, Lima 13-03-2012) que es un acuerdo “muy bueno, que llamaría de última generación porque completó una relación con un país fronterizo hermano…” Obviamente, si estas personas —a partir del dominio militar chileno en el Triángulo de Tacna— ya sienten que la ley chilena es la que define situaciones en el Perú, las sentencias de nuestro TC caen en saco roto, no están a la altura del imperio con que en nuestro país se manifiesta la ley chilena. Además, para expresar agradecimiento a Chile por la usurpación del Triángulo de Tacna, el señor Posada llama “país fronterizo hermano” a Chile.

Tal como en el folclore popular que nos dice que cuando alguien vende su alma al diablo, este exige obediencia total, de modo semejante Chile aprieta cuellos y conciencias y cada vez pide definiciones más claras. En el caso que nos ocupa, no solamente se trata de que den facilidades en general a la aerolínea Lan (Latam) y demás empresas chilenas, sino que el asesino y ladrón patrón chileno necesita escuderos o chulillos que entren al pleito para defender al patrón. Así, refiriéndose a medidas proteccionistas de Argentina que ponen trabas al ingreso de mercaderías de otros países, el señor Posada declara: “[…] esta vez, además de los países de la Alianza del Pacífico, que incluyen a Chile y Perú, también están México y Colombia. Probablemente propongamos alguna acción común para quejarnos y solucionar los problemas que tenemos con la nación argentina”.

Aquí se lee “propongamos” y “quejarnos”, palabras que reflejan que consideramos problema nuestro el lío ajeno, cuando en realidad las restricciones argentinas, aunque afectaban a varios países, básicamente apuntaban hacia Chile —entonces muy mal visto en Argentina por el caso de Las Malvinas—, pero el Perú como buen sirviente expresaba su intención de defender al patrón Chile en el marco del engendro llamado Alianza del Pacífico.

Añadamos que quien es sirviente con uno es sirviente con otros y actúa sin dignidad. Resulta que no basta con ser sirviente de Chile sino también lacayo de Argentina. Dice Carlos Posada que hay problemas con Argentina: “[…] tenemos una balanza totalmente deficitaria con Argentina, de 10 a 1”. Si es cierto lo que dice este hombre —que de Argentina compramos 10, y le vendemos 1—, es evidente que los argentinos no quieren saber nada con nosotros, y corresponde una respuesta digna: dejar de mendigar a Argentina e interrumpir el comercio con ese país que solo ve sus ventajas. Pero ve también el servilismo de personas que regresan como un perro fiel al que su amo ha pateado.

El falso TLC Perú-Chile sigue vivo y con buena salud, demostrando que en el Perú la voluntad de Chile es ley y que para el gobierno peruano más importante que las sentencias del TC peruano es la orden que Chile imparte desde la distancia del Triángulo de Tacna.

El TC peruano señaló los vicios y defectos del falso TLC y prescribió el remedio, pero en la jerarquía de leyes que rigen al Perú nada hay que se sobreponga a la ley chilena. ¿Qué va a pasar cuando el TC dictamine que es inconstitucional que el gobierno peruano permita la usurpación del Triángulo de Tacna?

 

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