Por Tankar Rau-Rau Amaru (*)
¿Quiénes somos los mineros artesanales?
Los nuevos emprendedores peruanos. Durante la Colonia fue España la primera potencia económica del mundo gracias al oro peruano y la plata del Alto Perú (Potosí). Después, varios países acumularon riqueza gracias a nuestros recursos. Nuestro guano fertilizó las tierras de Europa. El caucho, el salitre y la pesca llenaron los bolsillos de otros. El gas se está yendo del país como por un tubo mientras nosotros cocinamos con bosta. En la actualidad se vuelven ricos con nuestros recursos empresarios de Canadá, Estados Unidos, Israel, Suiza, Australia, etcétera. Aquí todos acumularon riqueza, menos los peruanos. Aquí hay oportunidad para todos, menos para los peruanos. ¿Y ahora que nosotros los comuneros empezamos a sacar los recursos depositados en nuestro territorio nos van a decir que eso es delito? ¿Incluso perseguirnos a balazos con la policía o el ejército, o con la Sunat?
¿Y cómo lograron saquear nuestros recursos?
Controlando el poder político (Congreso, Palacio) en alianza con las oligarquías locales. Controlando, además, la prensa, los bancos y el poder de las armas (ejércitos, policía) y comprando dirigentes comunales y gremiales.
¿Cuántos mineros artesanales somos en el Perú?
En el marco del Decreto Legislativo 1105, hasta la fecha se han inscrito aproximadamente cien mil mineros dueños de labores. Si tomamos en cuenta que en cada labor trabajamos mínimo cinco mineros, significa que en total somos aproximadamente medio millón de personas directamente dedicadas a la actividad. Si a eso añadimos a las personas que dependen indirectamente de nuestra actividad (tiendas, comerciantes de ropa, transportistas, campesinos, ganaderos, ferreterías, restaurantes, plantas de beneficio, compradores de minerales, ingenieros, etcétera), entonces estamos hablando de dos a tres millones de personas. En Apurímac nos hemos inscrito aproximadamente diez mil mineros dueños de labor en Energía y Minas. Eso significa que hay más de treinta mil mineros en toda la región.
¿Es verdad que nosotros no pagamos impuestos?
Falso. De cada cien soles que ganamos, dejamos todo en nuestras comunidades, en nuestras regiones y en nuestro país, en forma de impuestos directos e indirectos. De ese modo aportamos a la paz social, porque, cuanto más personas con trabajo, menos delincuencia, menos terrorismo y menos prostitución. Nosotros los mineros artesanales creamos empleo masivo y democratizamos la economía. En cambio las transnacionales, que se llevan todo y dejan al país sólo tres o cuatro soles de cada cien soles que ganan (a eso llaman canon, regalía e impuesto a las sobreganancias), acumulan la riqueza en pocas manos, poniendo en peligro la gobernabilidad de los países, enfrentando pueblos contra pueblos, empujándonos a la pobreza extrema y a la violencia. Las transnacionales crean muy poco empleo porque utilizan mucha maquinaria.
¿Es verdad que contaminamos el medio ambiente?
Falso. Nosotros, como dueños de casa, cuidamos nuestro medio ambiente porque vivimos aquí y nos quedaremos aquí, hasta nuestra descendencia. En cambio la gran minería mata ríos y lagunas (y después, utilizando a la prensa nos echan la culpa a los mineros artesanales), porque los verdaderos propietarios viven en otros países. Los mineros artesanales condenamos la prostitución (trata de blancas) y el trabajo infantil. Eso de que los mineros artesanales promovemos esas actividades delictivas es invento de la prensa de las transnacionales, para que el gobierno nos saque de los cerros. La gran minería, criminal en todos los sentidos, es enemiga de la vida y de la armonía social.
¿Nosotros depredamos el medio ambiente?
No. La diferencia entre la minería artesanal y la gran minería es abismal. Por ejemplo, Xstrata (Las Bambas) procesará 140 mil toneladas al día y desaparecerá cerros y lagunas en pocos años. Los artesanales extraemos 200 kilos de mineral al día. Después el pequeño capital que obtengamos lo invertiremos en nuestros pueblos y en nuestro país, en ferreterías, boticas, grifos, en agro y ganadería, para que no sólo los chilenos se crean con derecho a dominar el mercado peruano.
¿Cómo queremos que sea nuestra formalización?
1) ¿Cómo quieren las transnacionales? Que acatemos al pie de la letra las leyes que ellos elaboraron. Toda esta tragedia comenzó cuando el Congreso (con congresistas nuevecitos e ingenuos) dio facultades a Humala para legislar sobre minería “ilegal”. El ahora aprendiz de tirano pasó la pelota al ministro de Energía y Minas, un tal Merino. El ministro de Energía y Minas, que antes trabajó en Pro Inversión entregando los cerros a las transnacionales, dio la tarea a la Sociedad Nacional de Minería (SNM), esa mafia que en el Perú agrupa a las transnacionales de la minería. La SNM metió en el mismo saco tanto a los mineros ilegales como a los informales y nos convirtió, a todos, en ilegales (al margen de la ley), peor que a narcotraficantes. Al final, Ollanta Humala, ahora convertido en guachimán con grado de comandante de la banda organizada de saqueadores de países, firmó los decretos legislativos con el argumento de que son para “formalizar” a los mineros artesanales. Acatar esas leyes sería perder nuestra dignidad como peruanos y renunciar al futuro como mineros artesanales. ¿Acaso para promulgar esas leyes nos consultaron a los peruanos?
2) Formalización como queremos nosotros: Eso significa organizarnos y pelear para que las leyes se adecúen a la realidad de cada departamento y región (costa, sierra y selva). Nuestra lucha no es sólo por nuestra fuente de ingresos: es también por el futuro de nuestros hijos, para dejarles un territorio donde puedan vivir con dignidad utilizando los recursos en forma racional. Y significa pasar de la respuesta emocional (paros, marchas y protestas) a una acción planificada y contundente. Debemos ser actores en la toma de decisiones para que los inquilinos, las transnacionales, no tomen posturas de insolencia y se crean con derecho a mandar en nuestra casa: el Perú.
¿Cuál es el objetivo del límite de la presentación de las Declaraciones de Compromisos?
Que de este año en adelante ya nadie más entre a los cerros. Es decir, que ya no podamos dedicarnos a una actividad en la cual estamos involucrados durante cientos de años. Los que entren a la minería del 2013 para adelante ya no tienen opción a formalizarse.
¿Qué le pedimos al Gobierno?
Ni trabajo en las instituciones públicas para convertirnos en parásitos, ni favores políticos. Sólo facilidades tributarias y legales, igual que las transnacionales, para formalizarnos con visión de mediano y largo plazo porque le solucionamos al país el problema de falta de empleo, creando movimiento económico en lugares donde no hay presencia del Estado. Esto quiere decir que la minería artesanal es una oportunidad para el país y no un problema como pretende hacernos creer el gobierno. Si nos formalizan, podemos crear medio millón de nuevos empleos directos. Es humillante para nosotros y vergonzoso para Humala que en nuestro país se pretenda destruir una actividad que aporta a la salud de la economía del país. Por ejemplo en Chile el Estado ayuda, impulsa, entrena y protege a sus pequeños mineros mediante la Empresa Nacional de Minería (ENAMI) y la Corporación de Fomento de Chile (CORFO). ENAMI les provee el cálculo de reservas minerales, les da asistencia técnica, les facilita el acceso a los explosivos, les entrega los estudios geológicos distritales, no les impide el acceso a la cal, ácido sulfúrico y demás reactivos. El objetivo del Estado chileno es convertir a esos pequeños mineros en medianos y grandes mineros. El objetivo del Judas peruano que vive en Palacio, con el paquete de decretos legislativos promulgados este año (2012), es estrangular lentamente a los mineros artesanales atacando toda la cadena productiva (desapareciendo los insumos, “fiscalizando” transportes, comercialización y beneficio con SUNAT y fiscalías), para entregar después los cerros a las bandas organizadas internacionales de la minería, vulgarmente llamadas “transnacionales”.
¿Por qué la prensa de Lima nos ataca con calumnias?
El costo real de un periódico de Lima a todo color es, mínimo, tres soles por ejemplar. Los costos de producción, impresión, distribución y del papel son altos. Pero esos periódicos se venden a cincuenta céntimos. ¿Quién los financia? Todo está claro. Si un minero artesanal, a base de trabajo y de privaciones de muchos años llega a tener un millón de soles o llega a ocupar un cargo importante gracias a su trabajo, hacen un escándalo a página completa (ejemplo, El Comercio con los casos de Goya, Amado Romero y otros). ¿Y por qué no dicen nada cuando las transnacionales se llevan miles de millones de dólares? Dicen por ahí que las transnacionales se llevan oro cubierto con plomo para no pagar impuestos.
¿Qué es el Derecho Consuetudinario?
Las actividades que practicamos por costumbre, y la minería es una de ellas. El Perú fue minero artesanal desde los preíncas, extrayendo sólo lo necesario, combinando esa actividad con la ganadería y la agricultura. Amparados en el derecho consuetudinario, pedimos al gobierno prioridad en el aprovechamiento de nuestros recursos. Las mineras transnacionales no comerán carne en nuestros pueblos históricamente olvidados, mientras nosotros los comuneros, los verdaderos dueños de la casa, esperamos sentados que “por el amor de dios” nos tiren algún día, si hay voluntad, un miserable hueso (igual que a los perros) en nombre de programas sociales (Programa Juntos, Pensión 65, etcétera), porque ya sabemos que ni el hueso llegará. Aquí no mandarán los inquilinos sólo porque, manipulando el poder político, elaboraron “su ley”. La gran minería expulsa de su tierra al comunero. La minería artesanal le convierte en microempresario.
¿Le pedimos inclusión social al gobierno?
Ahora resulta que los dueños de casa debemos mendigar inclusión social a aquellos que usurpan el poder. No queremos inclusión social. Exigimos inclusión económica y laboral. Los mineros artesanales somos comuneros peruanos que hemos visto en esta actividad una nueva alternativa de desarrollo ante el abandono del agro y la ganadería. La agricultura ya no es opción para derrotar a la pobreza. Los insumos para la agricultura han subido y seguirán subiendo, por cuanto están relacionados con la subida del petróleo. Las tierras que produjeron por muchos años se encuentran contaminadas por el mal uso de los fertilizantes (nemátodos, etc.), principalmente por falta de capacitación, y dentro de algunos años ya no producirán nada. El clima, siempre variable e impredecible (sobre todo en la sierra), no garantiza una buena cosecha. Y ahora se viene el TLC. Tampoco la ganadería es opción. Los comuneros criamos ganado (vacuno por ejemplo) durante cinco años para venderlo en 500 soles. A veces se muere por falta de pasto. La carretera Transoceánica facilitará el ingreso de carne barata del Brasil y matará a la ganadería peruana.
¿Cuántos tipos de concesionarios existen?
1) CONCESIONARIOS TRANSNACIONALES: Acaparan concesiones para veinte o treinta años. En este momento, de 23 millones de hectáreas concesionadas, sólo se encuentran en explotación un millón de hectáreas y en exploración 350 mil hectáreas (datos del Ministerio de Energía y Minas). Por consiguiente, hay un total de 22 millones de hectáreas acaparadas y ociosas por veinte o treinta años, por las que los concesionarios pagan tres dólares anuales por hectárea. Ya no queda espacios para que los mineros artesanales, mayoritariamente comuneros, podamos concesionar. Si no se trabaja en esas concesiones, pierde el Estado porque no hay ingresos en tributos y perdemos los peruanos porque no podemos seguir generando trabajo (los mineros artesanales y pequeños productores mineros generamos medio millón de empleos directos y podemos crear otro medio millón si caminamos hacia la formalización permanente).
2) CONCESIONARIOS TRAFICANTESY PARASITOS: Son mafias de personas jurídicas o individuales que concesionan una determinada zona con dos objetivos: para entregarlas a las transnacionales, o para explotar a los mineros artesanales con regalías abusivas. Entre estas empresas figuran Dinacor, Titán, etcétera.
3) CONCESIONARIOS MINEROS ARTESANALES: Son mineros como nosotros que concesionaron para producir o para trabajarlas en forma asociada con otros mineros artesanales.
¿A quiénes llamamos “los nuevos encomenderos”?
A los concesionarios transnacionales y a los traficantes de concesiones. En otro tiempo las mejores tierras se encontraban en manos de los hacendados, amos y señores de tierras, animales y personas. "Sus haciendas" nacieron del despojo y abarcaban desde las lejanas punas hasta las quebradas más profundas. Mucho antes, después de la caída del Tawaintisuyu, los encomenderos españoles se repartieron regiones enteras, donde ellos mataban y robaban con la protección de reyes y virreyes. Los tiempos han cambiado desde Velasco. Los dueños y señores de las tierras han desaparecido en la sierra (en la costa han reaparecido, como menciono en mi libro Allin Kawsay y el poder en el Perú), pero con Fujimori ha surgido un nuevo tipo de hacendados: los dueños de las concesiones mineras, en su mayoría transnacionales. Estos nuevos hacendados, si antes eran dueños del suelo, ahora se creen, sin serlo, dueños del subsuelo, donde se encuentra la mayor parte de la riqueza de los pueblos.
¿Qué es la contraprestación?
El modelo de “acuerdo o contrato de explotación”, que es parte del Decreto Legislativo 1105, señala que “el operador minero (o minero artesanal) dará en contraprestación por la autorización de explotación (puede ser un porcentaje de la producción u otro concepto conforme acuerden las partes) a favor del titular minero”. Dice "producción", no dice ganancia.
PROBLEMA 1: ¿Qué sucederá si el concesionario firma el contrato pero con la condición de que el minero le pague 10% o 20% de regalías (como generalmente se le llama) y, de paso, le obliga a venderle todo el mineral a precios irrisorios, como lo vienen haciendo algunos traficantes de concesiones?
Respuesta: El minero artesanal trabajará para el concesionario, reducido a condición de peón, vendiendo el mineral al precio que dicte el capricho del concesionario y dentro de algunos años regresará a la condición de ilegal. Además los concesionarios, al cabo de uno o dos años, expulsarán al minero y se quedarán con sus labores ya en producción. Porque la malhadada ley dice que “si no mediara acuerdo de prórroga del contrato, al vencimiento del plazo señalado el minero artesanal deberá entregar el área autorizada dada en explotación, sin necesidad de requerimiento alguno”. En este caso el concesionario se convierte en un nuevo gamonal. Dice también dicho documento que la renovación de contrato será por acuerdo de partes. ¿Y si el concesionario no acepta? Adiós minero.
¿Y podremos invertir en “corridas” sin estar seguros de recuperar nuestras inversiones, sabiendo que nuestra formalización es temporal? ¿Podremos acceder a créditos cuando nuestra vida económica está limitada por el mismo Estado, paradójicamente la encargada de promover actividades económicas?
PROBLEMA 2: ¿Qué sucederá si el concesionario (principalmente una transnacional) pide para él, a cambio de un contrato, licencia social a los mineros comuneros?
Respuesta: Si es contrato de exploración, el minero comunero pierde la concesión porque ésta, ya con reservas probadas, es transferida a otra transnacional y, en algunos casos, entra a la bolsa de valores. Si el comunero-minero firma contrato de explotación a favor de la concesionaria, después de dos años el minero no sólo regresa a la condición de ilegal sino además pierde la actividad como minero artesanal. En la práctica, expulsión del minero-comunero de su territorio por propia firma.
Por otro lado, debemos aclarar que el cuello de botella de la formalización se encuentra en los contratos, y la Ley de Promoción y Formalización de la Minería Artesanal (Ley 27651) fracasó porque los contratos obstaculizaron dicha formalización.
Desde todo punto de vista, si firmamos los acuerdos o contratos de explotación, al cabo de uno o dos años, según sea el caso, volveremos a la condición de ilegales y, en muchos casos, dejaremos los cerros para siempre, porque, como ya hemos visto, el DL 1105 no dice que los contratos serán por tiempo indefinido, tampoco que los contratos serán automáticamente renovables. Si aceptamos estos contratos, pagaremos regalías abusivas a los concesionarios, daremos tributos al Estado y aportaremos a nuestras comunidades, como lo venimos haciendo. Si sumamos esto el mercado negro de los insumos, toda nuestra ganancia se irá a otro lado como por un tubo y nos convertirá en los nuevos esclavos en pleno Siglo XXI. Podemos aceptar a algunos concesionarios peruanos como socios, a los de buena voluntad, ¿pero aceptar a las transnacionales como patrones? Ni que estaríamos en la Colonia.
¿Adónde apuntan los contratos con el concesionario?
Según el Decreto Legislativo 1105, el acuerdo o contrato de explotación constituye uno de los requisitos para la formalización del 98% de los mineros artesanales (ahora en proceso de formalización) que trabajamos en concesiones de terceros. Pues bien: los “contratos o acuerdos” con los traficantes de concesiones o concesionarios (el nuevo nombre de los encomenderos) nos regresaría a la mita minera de la Colonia. Con esto, Humala y Nadine han legalizado el robo y pretenden imponer una moderna esclavitud (ahora ya no con azotes sino con leyes) para beneficiar a los que financiaron su campaña política. El acuerdo Humala-transnacionales apunta a que se mantenga el statuo quo a como dé lugar, a cambio las transnacionales financiarán la candidatura de Nadine en las próximas elecciones.
¿Los concesionarios son propietarios de algo?
No. Tenemos que hablar claro y alto: el suelo es propiedad de la comunidad (si existe comunidad campesina o nativa), del Estado (si es eriazo) o de un particular. El subsuelo es del Estado y los minerales del subsuelo son de la Nación, o sea de todos los peruanos. ¿Qué viene a ser el concesionario? Un inquilino, un transeúnte, pero no es propietario de nada. ¿Y de quién es el mineral que se encuentra en el subsuelo? Se ha dicho siempre que el mineral del subsuelo es de los concesionarios, incluso algunas veces los concesionarios han denunciado a los mineros por el inexistente delito de hurto agravado. Falso. Según el Art. 66° de la Constitución, los recursos naturales, renovables y no renovables, son patrimonio de la Nación (de todos los peruanos). El Estado es soberano en su aprovechamiento. Por ley orgánica se fijan las condiciones de su utilización y de su otorgamiento a particulares. La concesión otorga a su titular un derecho real respecto de los recursos minerales explotados, pero no propiedad de la tierra ni propiedad del mineral si éste todavía se encuentra en el subsuelo (por eso se llama concesión).
Según lo establecido por la Constitución Política, este derecho califica como real, pues otorga a su titular el poder de explorar y explotar los minerales dentro del área que le ha sido concedida, con el fin de aprovechar los recursos minerales. Esto último nos hace pensar en el disfrute o aprovechamiento económico del bien, que en este caso consistiría en el mineral que contiene el yacimiento. Sin embargo, se debe tener presente que los minerales en su fuente o yacimiento pertenecen a todos los peruanos, mientras que sólo una vez extraídos pasan a ser de propiedad del concesionario minero, su cesionario, o del minero artesanal. Cabe señalar que al separarse los minerales del yacimiento, conjuntamente con otros materiales no valiosos, adquieren la condición de bienes muebles de propiedad, pura y simple (del concesionario minero o del minero artesanal).
Con la Ley Humala-Heredia, publicada a la mala, el concesionario (inquilino) adquiere más derechos que los mismos propietarios, nosotros los comuneros y los peruanos. Ahora el robo del concesionario ya es legal y posible la esclavitud. En todo caso, nosotros no tenemos nada que hablar o negociar con un inquilino. Hablemos, dignamente, de propietario a propietario, de comunero-ciudadano a Estado. Hablemos con el gobierno.
¿Qué le decimos a Humala?
La Ley Humala-Heredia sobre la “formalización” de la minería artesanal nos dice: “O mueres ahora si no entras al proceso de formalización, fulminado por el paquete de decretos legislativos, o mueres después por contrato”. Es como si el cocinero dijera al pavo: “De todas maneras te haré estofado: por decreto o por contrato: escoge cómo quieres acabar”.Nosotros, los mineros artesanales peruanos, que no nos dejaremos humillar hasta la condición de pavos, le respondemos a Ollanta Humala: “O expropias las concesiones ociosas y acaparadas por las transnacionales, para que nuestra formalización sea permanente; o, así como te pusimos, te sacamos del gobierno: escoge”. Los mineros artesanales no retrocederemos ni un paso. Salvo que se declare CERO MINERIA en todo el país. ¿Por qué licencia para saquear para las transnacionales y por qué persecución para los dueños de casa? Defenderemos nuestra fuente de trabajo incluso con nuestras vidas. Como peruanos y comuneros reclamamos nuestro derecho a un metro cuadrado de tierra. No nos amedrentarán ni la cárcel con que nos amenazan los peones de las transnacionales (prensa, policías, políticos, fiscales), ni la persecución económica que ha emprendido contra nosotros las transnacionales y el gobierno.
¿Cuál es la salida si queremos formalización permanente y no temporal?
Si el gobierno quiere realmente formalizar a la minería artesanal, pequeña minería y mediana minería de nacionales, entonces tiene que recuperar, mínimo, cinco millones de hectáreas de las concesiones ociosas y acaparadas por las transnacionales en costa y sierra. El gobierno, como representante del Estado y la Nación, puede y debe tomar decisiones sobre su propiedad, en coordinación con los otros propietarios, los comuneros. ¿Por qué los verdaderos dueños de la casa, los peruanos, debemos ser expulsados del banquete y esperar, lejos, que los nuevos gamonales del Perú, las transnacionales, nos tiren por caridad algún huesito en nombre de canon y regalía?Pedimos respeto e igualdad en el trato. ¿Por qué facilidades tributarias y estabilidad para las transnacionales y estrangulamiento lento para los mineros artesanales y pequeños productores mineros nacionales? ¿Por qué promoción y favores para los extranjeros y persecución y bala para los peruanos que quieren hacer empresa?
¿Es mejor formar “asociaciones” o “microempresas”?
Las dos formas son necesarias. Las asociaciones (sin fines de lucro) son imprescindibles, pues sirven para defender nuestra actividad. Las microempresas sirven para comprar y vender.
¿La actual Constitución nos favorece a los peruanos, sobre todo a los mineros artesanales?
El contrato social que regula la marcha (o el salto al vacío) de nuestra sociedad, que viene del gobierno de Fujimori, no propugna la coexistencia, sino sólo el orden (orden social, político y económico, sostenido por la manipulación y la represión). Este contrato social, simplemente humanista, es arcaico y nos ha convertido en verdaderas parias en nuestra propia casa. Pertenece al siglo XVIII, en que el Humanismo degeneró en antropocentrismo cuando el “ser humano” se imaginó a sí mismo como el principio, el centro y la meta de todo lo que es e, incluso, la medida de todas las cosas. ¿Pero es del todo humanista? Veamos qué dice en su primer artículo este mamarracho al que hemos venido llamando “constitución” desde 1993: “La defensa de la persona humana y el respeto de su dignidad son el fin supremo de la Sociedad y del Estado”. ¿Defensa de la persona humana y el respeto de su dignidad? Si lo leemos detenidamente, el resto del texto de la “carta magna” de 1993 se contradice con el primer artículo (dizque humanista), por cuanto establece que el centro del universo es el capital (“garantizar las inversiones”), donde “la persona humana” es el medio y no el fin. El interés utilitario individualista de la técnica y la ciencia ha degenerado en este capitalismo que vivimos ahora. El ser humano (ahora “recurso humano”) se ha subordinado al producto de su voluntad. “El Hombre” de la Civilización del Capital, cuya aspiración era la libertad y dignidad, ya no es un ser libre sino esclavo de su propia creación. Porque el capital se ha convertido en el principio, el centro y la meta de todo lo que existe y de todo cuanto debe hacerse. Los dueños del gran capital, para seguir su camino (guerra de mercados, acumulación de riqueza, propiedad sobre los productos e, incluso, sobre la vida) vienen sembrando muerte y destrucción (caso Conga), originando problemas sociales, económicos, políticos, etcétera, en todo el país. Lo que pretendemos desde las organizaciones y desde el mundo andino es una Constitución que vaya más allá de los simples ismos. En el mundo andino, todos (personas, animales, ríos, cerros, plantas, fenómenos de la naturaleza) somos parte o producto de un Mundo Total. Dentro de ese Mundo Total o Integral la regla de la coexistencia es el Allin Kawsay (“armonía”) que, a su vez, rige tres espacios igualmente importantes, interdependientes e interactivos. 1) La coexistencia entre los seres humanos y la Pachamama/Cosmos; 2) La coexistencia entre los seres humanos; 3) La coexistencia entre los seres humanos y los demás seres (animales y plantas). Con capital o sin capital, el Perú, por su gente y por sus recursos, está en capacidad de levantarse y caminar hacia su liberación si se sacude de este grillete llamado “constitución de 1993”. Está en nuestras manos cambiarla. Ya es tiempo de marcar el punto de división entre dos tiempos históricos: un pasado y un presente de pobreza y enfrentamiento entre peruanos, y un futuro de integración, poderío y construcción de una Nación. Un presente de dependencia y humillación, y un futuro de libertad y grandeza. Un presente de orden, y un futuro de armonía.
¿Cuál es la fórmula para nuestro crecimiento económico?
La escalera. Los pobres hemos nacido en el último escalón de la sociedad. Eso, por supuesto, no es malo. Lo malo es quedarnos sentados como un queso sin hacer nada teniendo tanta riqueza enterrada debajo de nuestras casas. Nuestra fuerza e inteligencia son suficientes para avanzar al primer escalón. El crecimiento debe ser por etapas. La primera es la artesanal, cuando uno trabaja con comba y punta. La segunda es la del pequeño minero: maquinarias simples. En la tercera etapa, la de mediano minero, ya se debe contar con concesión propia y medianas maquinarias. La última, la cuarta, es la del gran minero: es cuando debemos expulsar del país a las transnacionales. Eso sí, siempre en armonía con la Pachamama y con la sociedad. Ahorro permanente y mucha disciplina. Los mineros somos una sola familia. La honradez es fundamental: el cerro no le da nada al que roba al hermano. Debe existir solidaridad con los demás para avanzar y organización para defenderse. Si tocan a un minero artesanal, sea de donde sea, saldremos a las calles en todo el país.
¿Cuál es la estrategia para nuestro avance?
1) Copar todos los espacios políticos. Es nuestro derecho como dueños de casa. Las transnacionales sacaron leyes a su favor copando el Congreso y todos los estamentos del Estado, incluso lograron colocarse detrás de Humala utilizando como puente a Nadine Heredia, la nueva Malinche peruana. Debemos usar todas las herramientas legítimas en el proceso de nuestro crecimiento. Pongamos mínimo veinte congresistas en las próximas elecciones, para pelear por nuestros derechos ya no en las calles sino desde dentro del Congreso. Y si logramos colocar un minero artesanal detrás del próximo gobierno, tendremos mayores facilidades para recuperar el Perú para los peruanos.
2) Trabajo social e imagen. Nuestra mejor carta de presentación es nuestra organización y nuestro comportamiento. Seamos los mejores ciudadanos y los mejores microempresarios. Apoyar toda actividad cultural, deportiva, etc. Trabajo en las universidades para que las Facultades de Ingeniería de Minas preparen a los estudiantes para que sean empresarios y no para ser empleados de las transnacionales.
3) Apertura de medios de información masiva. El arma más importante, de presión y promoción, de las transnacionales es la prensa, que difunde “la verdad” de los que saquean a nuestra Patria. Toda organización de mineros artesanales debe contar, mínimo, con un medio de información, sea boletín, radio o canal de televisión, para que difundan nuestra verdad. Verdad contra verdad, veremos quién gana.
4) Crecimiento económico. Compremos las mejores tierras en todas las ciudades. Abramos boticas, restaurantes, hoteles, etc. Si un peruano crece económicamente, crece nuestra Patria.
5) Fortalecimiento de nuestra organización en forma de pirámide de tres pisos. La base de nuestra organización nacional está constituida por las microempresas, cooperativas y asociaciones. En el segundo piso se encuentran las Federaciones y los Frentes. En el último piso se encuentra la organización nacional. Nuestros enemigos económicos (las transnacionales, los traficantes de concesiones o el gobierno) pueden destruir el último piso de nuestra organización, como han destruidoa CONAMI PERU infiltrando dirigentes no mineros. Pero desde nuestras bases debemos reconstruir cuantas veces sea necesaria la gran organización nacional. Después de la promulgación del paquete de decretos legislativos que nos han convertido en criminales, hemos decidido pelear. Y si hemos decidido pelear, estamos seguros de ganar. Logramos arrancar del gobierno, a pura presión, el Decreto Legislativo 1105, que tiene vacíos y trampas pero nos protege por ahora, no se sabe cuánto tiempo más. Nuestra lucha será larga o corta, dependiendo de nuestra organización. Si nos organizamos bien, el gobierno y las transnacionales aprenderán a respetarnos y ganaremos todas las batallas. Si nos dispersamos, será larga la lucha. Pueden encarcelar o comprar a nuestros dirigentes. No importa. Desde las bases de la pirámide surgirán otros dirigentes, la levadura que fermentará a la masa y lo pondrá en movimiento. Eso sí, no debemos aceptar dirigentes que no sean mineros.
6) Alianza con los ambientalistas. No debemos enfrentarnos con los ambientalistas. La pelea no es contra ellos. La lucha de ellos es también nuestra lucha. Expulsemos, en alianza con ellos, a las transnacionales y sigamos con los planes tenaza. Para nosotros y para ellos, las transnacionales están fuera de la legalidad. Después de expulsar a las mafias internacionales, nos sentaremos como buenos peruanos y solucionaremos nuestros asuntos domésticos en casa. A fin de cuentas, ellos deben saber que la propuesta del Allin Kawsay salió de la organización de los mineros artesanales. Los ambientalistas vienen promoviendo la propuesta humanista “Buen Vivir”.
¿Qué debemos hacer ante la inseguridad?
Este Estado no tiene capacidad de garantizarnos seguridad económica ni individual, ni siquiera puede protegernos de la voracidad de las transnacionales y de las mafias de traficantes de concesiones, menos de los delincuentes comunes. Entonces es urgente comprar armas, organizarnos y protegernos nosotros mismos. Un minero artesanal, un arma de fuego. Porque somos microempresarios en crecimiento y no podemos esperar todo de un Estado decadente.
(*) Hernán de la Cruz Enciso. Presidente de la Federación Departamental de Mineros Artesanales y Pequeños Productores Mineros de Apurímac (FERMAPA).
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