El decano del Colegio de Ingenieros de Lima (CIL), Francisco Aramayo Panizo, advirtió que la reciente promulgación del reglamento de la Ley de Contrataciones del Estado, del Decreto Supremo 138, pone en riesgo la sana competencia de las empresas peruanas y extranjeras, al no darles mayor relevancia a los ingenieros peruanos en las obras públicas y privadas que establece el Estado.
Indicó que por ejemplo, la ley establece que en una licitación pública de alguna obra de construcción, las empresas peruanas tienen que presentar a sus ingenieros certificados y habilitados por el Colegio de Ingenieros, cosa que no sucede con las empresas extranjeras, salvo que gane y se destine la obra a ellos, a partir de ese momento recién se pide la certificación. Con este requisito preliminar, se pone en desventaja los servicios de nuestros ingenieros.
También refirió que existen algunos detalles que originan de manera indirecta, que las empresas peruanas no logren desarrollarse y asociarse a grandes corporaciones.
“Cuando se establece un consorcio de una empresa nacional generalmente más pequeña, con una empresa extranjera, casi siempre más grande, bajo el principio de complementariedad se sumaban los dos puntos de ambas empresas para mejorar su puntuación y calificar. Ahora no, con la reglamentación actual, se suman ambos puntajes y luego se divide entre dos, restándole puntos, lo que origina que la empresa más grande, casi siempre la extranjera, ya no quiere asociarse con una nacional, porque ve que le quita más puntos. De esta manera se le resta la oportunidad a nuestras pequeñas y medianas empresas de buscar un consorcio y desarrollarse tecnológicamente”, aseveró el también exministro de Transporte y Comunicaciones.
En lo que respecta al sector privado, refirió que la gerencia de proyectos de ingeniería siempre se la están otorgando a empresas extranjeras, es por esa razón que ellos hacen el diseño, la construcción y la supervisión; y destinan qué proveedores son lo que van a dar la logística al proyecto, con lo cual casi siempre se eligen la de otros países, originando no solamente que al ingeniero peruano no se le priorice, sino que además, nuestros capitales se muevan fuera del país.
Por otra parte, destacó la excelente formación y profesión del ingeniero peruano, e invocó a impulsar su formalización haciendo que las empresas y entidades, tanto públicas como privadas, promuevan y motiven a que sus colaboradores ingenieros logren estudios de post grado y algunas otras especializaciones.
Asimismo saludó que en la actualidad ciertas facultades de ingeniería, se estén acreditando en las universidades de Lima y en otras en el interior del país.