Pese a que el presidente Ollanta Humala prometió una gran transformación, la mediocridad e irresponsabilidad continúa en el sector Vivienda, con la complicidad de la municipalidad de Lima Metropolitana, a la cual no le importa la proliferación de construcciones sin un plan de desarrollo arquitectónico integral y saludable para la ciudad.
En lugar de cesar el estímulo para la construcción de viviendas en Lima, ciudad sobresaturada de población, el fondo Mivivienda está financiando para 2013, proyectos por hasta S/.259 mil (70 UIT), cifra mayor al tope del 2012.
Lo malo es que se entregará el dinero en forma indiscriminada, cuando debería promoverse la construcción en provincias y zonas de frontera, pues Lima ya es un caos en transporte y servicios de saneamiento.
Debido al aumento de la Unidad Impositiva Tributaria (UIT), de S/.3,650 a S/.3,700, los créditos Mivivienda financiarán este año proyectos por hasta S/.259 mil (70 UIT), cifra mayor en S/.3,500 al tope del 2012, informó el Fondo Mivivienda.
En tanto, el bono al buen pagador de estos créditos se mantendrá en S/.12,500 para viviendas de hasta S/.185 mil y, además, habrá uno de S/.5 mil si el precio del inmueble oscila entre S/.185 mil y S/.259 mil, esto sin importar si la vivienda se ubica o no en Lima.
El Perú, país con riesgo sísmico, debería tomar el ejemplo de Irán, cuyos gobernantes sí se preocupan con responsabilidad en una planificación urbana y han calculado que no podrían atender una emergencia en su capital, Teherán, con cinco millones de habitantes, si ocurriese un terremoto destructor, por lo cual están desarrollando programas para construir nuevos núcleos urbanos en otros lugares para disminuir la densidad demográfica de Teherán.
En Lima tenemos cerca del doble de habitantes que Teherán, pero al gobierno no parece importarle que un terremoto será un desastre mayúsculo porque en salud, alimentación y albergues será más que imposible atender a una población tan grande.