Si hubiera tenido una canasta exportadora más diversificada, con un mayor peso de la agricultura y la industria, no seríamos tan sensibles a la evolución del precio de los minerales.
A la preocupación por la caída de las exportaciones peruanas en el 2013 y en el primer trimestre del año, que nos coloca a la cola de los países de la región, se suma la preocupación de no recibir inversiones y la necesidad de incrementar la competitividad exportadora, manifestó ayer el presidente de la Asociación de Exportadores (ADEX), Eduardo Amorrortu.
El año pasado, las exportaciones peruanas cayeron en -9%. Salvo Venezuela (-18%), todas las principales economías de Latinoamérica tuvieron un mejor desempeño que el Perú. Se debe resaltar el crecimiento de los despachos paraguayos en 22% y de Uruguay y Bolivia en 6%.
En opinión Amorrortu, los resultados variados en la región revelan con claridad el valor de la diversificación. Países como Perú, que tienen una concentración en minería del 59% están expuestos a la fluctuación de los precios de los minerales. Por eso fue uno de los que creció más en años anteriores y ahora es uno de los que cae más.
Refirió que la situación empeoró en el primer trimestre del año ya que el Perú sigue en el último lugar del ranking de crecimiento de las exportaciones en Latinoamérica, con una caída de -13%. Esta contracción revela una vez más la desaceleración de nuestra economía y evidencia que no es el resultado, necesariamente, del complicado panorama internacional. “Se debe considerar el tipo de estructura productiva que tenemos y la orientación que se le viene dando a la inversión”, dijo.
Señaló que el Perú está pagando la factura por la falta de diversificación e inversión y ya no puede lamentar el tiempo perdido, por el contrario, debe empezar a trabajar más intensamente en la diversificación de productos y desarrollo de nuevos mercados. “Tenemos los recursos, pero es muy importante que el sector público reconozca que ha puesto demasiadas trabas a la inversión y a la producción y que debe removerlas en el más corto plazo posible”, refirió.
La Gerencia de Estudios Económicos de ADEX informó que Chile está más concentrado en minería que Perú, pero, mientras nuestro país tiene como segundo sector en importancia el petróleo (11% de representatividad), Chile tiene más exportaciones industriales (23% del total), que le permite compensar en parte la caída de sus despachos mineros.
Un segundo grupo de países son los petroleros. Sus envíos en ese sector se mantuvieron relativamente estables, compensado la caída de las exportaciones mineras. En el caso de Colombia, también debe destacarse que su industria tiene un peso de 16% en el total.
En una posición intermedia de la tabla se encuentras los países industriales: Brasil (41% de sus exportaciones son manufacturas) y México (73%). Este último aprovecha mejor su estructura industrial moderna, vinculada a sus Tratados de Libre Comercio, mientras que Brasil pareciera sufrir el agotamiento de un modelo orientado al mercado interno.
Es muy reveladora la dinámica que muestran países agroexportadores como Paraguay y Uruguay. No es simple coincidencia que Perú también tenga un mejor desempeño en ese subsector, sin embargo, hay una marcada diferencia con esos dos países que tienen más del 58% de sus exportaciones concentradas en el agro. En el caso del Perú representa solo el 8% del total.
“En resumen, estamos en el peor momento para los productos mineros y petroleros; la industria transita por una senda intermedia cercana al crecimiento nulo y el agro enfrenta condiciones relativamente favorables”, comentó Amorrortu.
Otro elemento significativo es la concentración de mercados. Perú, por su estructura minera y petrolera, se vincula con mayor fuerza con los EE. UU. Europa y China; en tanto que los países que muestran mejor desempeño exportador tienen entre sus principales mercados a países de la región y del Asia que no han sido afectados por la recesión económica global.
De este análisis se concluye que si el Perú hubiera tenido una canasta exportadora más diversificada, con un mayor peso de la agricultura y la industria no habríamos sido tan sensibles a la evolución del precio de los minerales.