A ese año, existe una inversión pendiente de 363 grandes proyectos ascendente a US$ 115.467millones.
El PBI per cápita es un indicador económico que mide la distribución del valor de la producción de bienes y servicios entre su población. En la actualidad solo tres regiones (Arequipa, Ica y Moquegua) alcanzan un PBI per cápita superior al de Lima (S/ 20.676 en términos reales). Sin embargo, el Instituto de Economía y Desarrollo Empresarial (IEDEP) de la Cámara de Comercio de Lima (CCL) estima que si se ejecutara toda la inversión pendiente de 363 grandes proyectos ascendente a US$ 115.467millones, identificada en el documento “Cartera de Proyectos de Inversión 2019-2024” del IEDEP, para fines de dicho periodo, el PBI per cápita de 13 regiones superaría al correspondiente a Lima.
“En ese contexto, los mejores resultados se registrarían en Moquegua y Apurímac donde superarían en 8,1 y 3,7 veces, respectivamente, al PBI per cápita de Lima. Esto debido a que en ambas regiones se identificaron proyectos valorizados en US$ 7.700 y US$ 11.838 millones, respectivamente, en su mayoría iniciativas mineras”, manifestó César Peñaranda, director del IEDEP de la CCL.
A su vez, Arequipa y Cajamarca superarían el PBI per cápita de Lima de forma respectiva en 1,8 y 1,7 veces debido a sus cuantiosas carteras de inversión que ascienden a US$ 8.586 y US$ 19.178 millones. En ambas regiones, la minería tiene la mayor importancia aunque en la región sureña también los proyectos de hidrocarburos y otros sectores juegan un rol preponderante.
El resto de regiones estarían por encima del PBI per cápita limeño serían Amazonas (1,1 veces), Áncash (1,2), Cusco (1,4), Ica (1,3), Pasco (1,3), Piura (1,2), Tacna (1,4), Junín (1,2) y Tumbes (1,4). Por otro lado, tenemos aquellas regiones cuya cartera de inversión es aún insuficiente para alcanzar los estándares de la capital: Ayacucho, Huancavelica, Huánuco, La Libertad, Lambayeque, Loreto, Madre de Dios, Puno, San Martín y Ucayali.
No basta
Las estimaciones realizadas consideran el impacto directo de las inversiones sobre el PBI, sin tomar en cuenta efectos multiplicadores adicionales o externalidades positivas que podrían generarse en cada región. Si bien la conclusión final es que el PBI per cápita con mayor rezago se aproxima al PBI de la capital, hay que reconocer que una vez que se culminen las inversiones, de no continuarse con nuevas inversiones la brecha podría volver a ampliarse.
Por ello, el economista afirmó que la reducción de la brecha de bienestar y la desigualdad entre regiones exige una política mucho más integral y transversal que incluya además, de mayores montos de inversión pública-privada dirigidos especialmente a la infraestructura física y social.
“También en sustancial simplificar y eliminar las barreras que enfrenta la inversión privada a lo largo del país, mejorar el capital humano regional para que los ciudadanos aprovechen al máximo su potencial productivo, facilitar y promover el desarrollo de nuevas actividades económicas garantizando la calidad y sostenibilidad del medio ambiente y, por último, los recursos fiscales que se generen en cada región por concepto de impuestos, canon, regalías sean eficientemente utilizados. Caso contrario los beneficios de un shock de inversiones será solo transitorio”, anotó Peñaranda.