De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), millones de personas en todo el mundo no pueden permitirse una alimentación sana, situándolas ante un alto riesgo de inseguridad alimentaria y malnutrición.

 

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Las proyecciones abren grandes incertidumbres y riesgos, ya que está previsto que la población mundial alcance los 8.500 millones en 2030, 9.700 millones en 2050 y 11.200 millones en 2100. ¿Cómo podremos alimentar al Planeta en un escenario de tal envergadura?

En un contexto difícil desde la perspectiva del acceso a alimentos sanos, seguros, respetuosos con el medio ambiente y a precios razonables para el consumidor, surge el debate sobre cuáles son las fuentes de aprovisionamiento con mayor potencial, entre las que cobra protagonismo la pesca y, especialmente, la acuicultura.

Para hacer frente a la demanda de alimentos de la población en 2030 es preciso aumentar en un 70 % la producción de alimentos y optimizar el uso de recursos con el mínimo impacto ambiental. En este sentido, a pesar de que los océanos cubren más de dos tercios de la superficie de la tierra, a día de hoy solo representan el 2 % del sustento mundial y menos del 5 % de las proteínas, según explica el director del Consejo de Productos del Mar de Noruega en España, Björn-Erik Stabell.

“¿Y si el futuro de la soberanía alimentaria mundial está ahí, a la vista de todos, en el Mar? Ha llegado el momento de reabrir el debate sobre qué podemos hacer para proporcionar fuentes de proteínas saludables y sostenibles a la población”, agrega Stabell, quien explica que Noruega ya ha pasado a la acción para contribuir a un nuevo modelo alimentario global.

De hecho, la pesca sostenible ya es uno de los pilares del sector de Noruega, precursor de exigentes sistemas de control y certificación para asegurar el futuro y a la viabilidad de las pesquerías. Como resultado, el índice Coller FAIRR, que recoge los productores de proteínas más sostenibles del mundo, ha clasificado a las empresas acuícolas noruegas como las mejores de su clase. De las siete empresas clasificadas como de “bajo riesgo” para varios parámetros relacionados con la sostenibilidad, tres son empresas acuícolas noruegas.

El índice Coller FAIRR es una evaluación anual de los productores mundiales de proteínas sobre su actividad de acuerdo con parámetros de sostenibilidad como las emisiones de gases de efecto invernadero, la deforestación y la biodiversidad, el uso y la escasez de agua, los desechos y la contaminación, los antibióticos, el bienestar animal, las condiciones de trabajo, la seguridad alimentaria o la gobernanza, entre otros parámetros.

La costa noruega, que se adentra en el Ártico, brinda las condiciones ideales para la pesca y la acuicultura. Desde hace miles de años, los pescadores noruegos han sobrevivido gracias a su profundo conocimiento del mar de Noruega y su inhóspita costa. Para el sector de este país, el bienestar de los peces es muy importante. Todas las instalaciones de acuicultura oceánica de Noruega son sostenibles y disponen de espacio suficiente para que los peces puedan desplazarse sin problemas, según explican desde el Consejo de Productos del Mar de Noruega.

Líderes mundiales en acuicultura

La acuicultura noruega comenzó en la década 1970, año en el que arrancó la crianza en océanos del primer salmón noruego en jaulas flotantes. A día de hoy, los noruegos siguen valiéndonos de su experiencia y saber hacer en etología, biología marina y tecnología para garantizar la salud alimentaria de los productos y el futuro del sector. Además, se ha aplicado estrictas medidas para garantizar que el sector se desarrolle respetando los ecosistemas.

Entre las medidas adoptadas en el país para garantizar la sostenibilidad ambiental, Noruega restringe el número de piscifactorías a menos de 750 por cada 28.953 kilómetros de costa, y se concede un número limitado de licencias de actividad. Así las cosas, la población mundial se enfrenta a un riesgo extremo de carestía de alimentos que no parece que vaya a disminuir en los próximos años y décadas. Los Océanos pueden tener parte de la solución a uno de los grandes problemas a los que se enfrentará la Humanidad y Noruega puede contribuir a exportar su modelo basado en la innovación, la sostenibilidad y la excelencia.

 

RedacciónQcom.es