“Latinoamérica fue una de las últimas regiones en ser afectada por la crisis. Será una de las primeras en salir”, aseguró Ricardo Marino, presidente FELABAN
 
 América Latina, con una banca sólida y capitalizada, tiene las herramientas para lograr una recuperación rápida de la actual crisis financiera mientras que a Estados Unidos le costará más tiempo, principalmente por el alto índice de desempleo y la escasa confianza del consumidor, coincidieron expertos durante la Cuadragésimotercera Asamblea Anual de la Federación Latinoamericana de Bancos (FELABAN), que se lleva a cabo actualmente en la ciudad de Miami.


“Aunque lo peor parece haber quedado atrás en Estados Unidos, creemos que le tomará mucho tiempo al mercado laboral y a la economía regresar a lo normal”, señaló David Wyss, economista jefe de Standard  & Poor´s, durante su ponencia en el evento que reúne a más de 1.500 banqueros de cerca de 43 países del mundo. “No vamos a salir de la recesión al menos en varios trimestres más”.

De acuerdo con el analista, hay señales tímidas de recuperación en la economía estadounidense, aunque todavía no se puede hablar de una normalización.

“Los estadounidenses son ahora un poco más precavidos, en parte porque todavía existe mucho desempleo y, por lo tanto, hay menos consumo. De igual forma, la gente está ahorrando más dinero y son más cuidadosos a la hora de pedir préstamos. Por ejemplo, el índice de ahorro en septiembre pasado fue de 3,3%, más alto que el 1,7% del 2007, pero aún la cifra sigue siendo baja en comparación al promedio histórico”, enfatizó Wyss.

Para Ricardo Marino, presidente de FELABAN, el panorama en América Latina es mucho más alentador, gracias a un robusto sistema financiero capitalizado y regulado que permitió que la crisis global afectara en menor cuantía a la región.

“Latinoamérica fue una de las últimas regiones afectadas por la crisis. Será una de las primeras en salir. La región es mucho menos vulnerable que en el pasado y hoy en día los bancos son muchos más solventes, tienen mayor liquidez y están bien capitalizados. Los bancos latinoamericanos no han sufrido ni sufrirán los efectos perversos de la crisis generada en Estados Unidos”, agregó.

Douglas Smith, director regional de investigaciones para el área de América Latina del Standard Chartered Bank, coincidió con Marino y enfatizó los aspectos positivos que presenta la región de cara al futuro.

 “La primera buena noticia es que el 2009 terminará siendo un poco más optimista de lo que inicialmente se pensó. Viendo hacia adelante, el pronóstico es considerablemente mejor”, sostuvo el analista, quien, sin embargo, destacó tres elementos que pudieran tener un impacto en la región para el 2010:

El control de capital (impedir la excesiva valorización de las monedas) y el proceso de elecciones en Brasil donde, a diferencia de otros procesos eleccionarios, podría cambiar la estrategia económica del actual gobierno y tender al intervencionismo. El tercer aspecto es el retorno de Argentina a los mercados capitales, puntualizó Smith.

Para Smith la recuperación de Latinoamérica no será debilitada por la dependencia de México de EEUU, ni tampoco por las tensiones intrarregionales que, como en el caso de Venezuela y Colombia, “son mucho más ruido que otra cosa por parte del gobierno de Caracas”.