La nefasta rebaja arancelaria y las “políticas revisionistas”
Por Humberto Campodónico
Cada vez queda más claro que la rebaja de aranceles fue el resultado de una coyuntura específica, bien aprovechada por el MEF. Como al Presidente García le preocupa el alza de precios, pues reduce su popularidad, le vendieron la idea de que dicha rebaja era la solución al problema de su índice de aprobación en las encuestas.
Por Humberto Campodónico
Cada vez queda más claro que la rebaja de aranceles fue el resultado de una coyuntura específica, bien aprovechada por el MEF. Como al Presidente García le preocupa el alza de precios, pues reduce su popularidad, le vendieron la idea de que dicha rebaja era la solución al problema de su índice de aprobación en las encuestas.
Con ese pretexto, no solo disminuyeron los aranceles a los bienes de capital (como el año pasado), sino también a los bienes de consumo, duraderos y no duraderos (por allí va el anzuelo de la "mejora" de la popularidad), así como a una larga lista de insumos industriales.
Al argumento de la rebaja de precios (para contentar al Presidente), se añadió otro, más teórico: el libre comercio (poner los aranceles en el nivel más bajo posible) tiene un efecto positivo sobre el crecimiento, como lo demostrarían los ejemplos concretos de los países industrializados "antiguos" (EEUU, Reino Unido, Francia, Alemania, Japón) y los de "industrialización reciente" (Corea del Sur, Taiwán, Singapur, Tailandia), a los que se sumarían ahora China e India.
Pero estos argumentos son falsos. Todos los países industrializados, todos, protegieron al inicio su mercado interno, con diversas medidas, entre ellas, aranceles altos. Solo cuando lograron un elevado nivel de industrialización y su mercado interno (ojo) les "quedó corto", se volvieron librecambistas, es decir, plantearon que los demás abrieran sus mercados internos para venderles sus productos.
Los países de industrialización reciente siguieron políticas económicas, tributarias y comerciales (arancelarias) distintas a las planteadas por el FMI y el Banco Mundial, como éste lo reconoció en 1993 en el "Milagro del Este Asiático". Dijo el BM que ellos adoptaron políticas "revisionistas" (políticas de precios y aranceles "incorrectas", porque se desvían de la ortodoxia neoliberal) y que, sin embargo, habían tenido éxito. Lo mismo ha sucedido con China.
Hace poco el BM (*) ha reconocido que "es ambigua la relación entre libre comercio y crecimiento". Se citan los trabajos de Dani Rodrik y Francisco Rodríguez (de Harvard), que analizaron la data de los economistas pro libre comercio (entre ellos David Dollar, Sachs y Sebastián Edwards), concluyendo que "hay una mala cuantificación de las barreras al comercio. Además, Rodrik criticó el trabajo de Dollar y Kray (2001), tanto por problemas de datos como por las especificaciones del modelo" (p. 137).
Por lo tanto, dice el BM, "el debate tiene que girar sobre el análisis empírico, que es lo que viene sucediendo". Conclusión: a diferencia de los neoliberales criollos, que afirman (interesadamente) que existe una relación causal entre libre comercio (baja de aranceles) y crecimiento, el BM dice que la relación es "ambigua", por lo que hay que estudiar "casos concretos de países" (análisis empírico).
Añade Rodrik que solo sería cierto que el libre comercio lleva al crecimiento, si la liberalización arancelaria se diera, al mismo tiempo, en todos los países y si no hubiera externalidades o imperfecciones en los mercados microeconómicos (fallas de mercado). Ninguna de estas condiciones se cumple en la realidad mundial ni, tampoco, en nuestro país. La propuesta de Rodrik es debatir la política industrial y las políticas sectoriales, analizando casos concretos, como Brasil, Chile y México ("La política industrial, el sudeste asiático y América Latina", www.cristaldemira.com, 14/4/05).
Nada de eso proponen los neoliberales criollos, que siguen aferrados al caduco dogma neoclásico porque sirve a sus propios intereses económicos, ampliamente ligados al sector importador, que es ajeno al desarrollo del mercado interno. Es eso lo que defienden los industriales y es por eso, también, que es clave un debate nacional para revertir esta política nefasta, que solo tiene "sustento" dogmático, pero que no resiste el análisis empírico.
(*) "Aprendiendo de una década de reformas: Crecimiento económico en los 90", www1.worldbank.org/prem/lessons1990s/chaps/05-Ch05_kl.pdf
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