¿Hacia el manejo presidencial de la economía?
Por Humberto Campodónico
A todas luces, la salida del ministro Luis Carranza del MEF ha sido sorpresiva. Hasta ayer el corrillo limeño especulaba sobre el “cansancio” de José Antonio García Belaunde, Óscar Ugarte y Octavio Salazar. Pero ni una palabra sobre Carranza, quien, además, el miércoles 16, en senda conferencia de prensa, anunciaba victorioso que Moody´s le daba al Perú el grado de inversión (mientras García visitaba Ayacucho, ojo).
¿Por qué, entonces, la salida de Carranza y el nombramiento, más sorpresivo aún, de Mercedes Aráoz al MEF? No está aún del todo claro, pero se pueden barajar varios factores, cuyo orden no altera el producto final.
El primero es que ”ya habría pasado lo peor de la crisis internacional” y se ha entrado a una etapa de franca recuperación económica, lo que aumentará los precios de los minerales, hará volver los flujos de inversión y, por consiguiente, mejorarán las exportaciones, tradicionales y no tradicionales.
El segundo es que el 2010 es un año electoral (gobiernos regionales y municipalidades) y el gobierno necesita quitarle las trabas al gasto público (inversión y gasto corriente). Si bien Carranza no estaba tan “duro” como bajo Toledo, tenía asegurado el timón del MEF y, si bien la inversión pública aumentó con el Plan Estímulo, seguramente ahora se piensa que se necesita gastar mucho más en los próximos meses, donde también entrarán a la danza los gastos militares (tanques chinos, Tucanos).
De allí vendría, entonces, la necesidad de García de cambiar a Carranza en esta etapa electoral y reemplazarlo por un ministro con “más sintonía” con sus objetivos políticos, lo que caracteriza a Aráoz, que asume su tercer ministerio desde julio del 2006.
Así, Aráoz —que se convierte en la primera mujer que en el Perú asume la cartera de Economía y Finanzas— ha afirmado que el MEF “se convertirá en un facilitador de los proyectos de inversión en el Perú”. Continúa así su gestión en el Mincetur, donde se impulsaron los TLC, sí o sí, lo que llegó hasta los Decretos Legislativos inconsultos sobre la amazonía que desembocaron en el “baguazo” (Aráoz dijo que eran indispensables para la viabilidad del TLC con EE. UU., lo que no resultó cierto).
La cuestión es que los supuestos son solo eso. La economía internacional se ha recuperado pero la crisis está lejos de haber terminado (debilidad y anemia de los países industrializados, quiebras de bancos, Dubai, Grecia, entre otros). Si el propio Carranza se equivocó en el 2007 cuando dijo que los precios de los minerales seguirían altos por 15 años (y, también el año pasado cuando predijo que el PBI crecería 6.5%), más complejo va a ser el manejo para la ministra, cuyo fuerte es la política sectorial de comercio y no la macroeconomía.
Así, se puede afirmar que se mantendrá el economicismo del Consenso de Washington, que otorga la primacía al mercado en la asignación de recursos y que piensa que “salvo la inversión, todo es ilusión”, sobre todo en el sector primario exportador, lo que hace pensar que la inversión minera (Majaz) y petrolera, saldrán “como sea”.
Ese enfoque, que no ha funcionado a nivel internacional, ha descuidado la educación, salud y la inversión en tecnologías de la información y del conocimiento. No va a haber, por tanto, un cambio en la ecuación económica que permita una nueva relación entre mercado y Estado, lo que es condición sine qua non para lograr un desarrollo sostenible.
Con un agravante: que muy probablemente estemos ya en el camino del manejo presidencial de la economía, sobre todo de los recursos fiscales y “la promoción de la inversión privada”, de cara a las elecciones del 2010 y el 2011. ¿Qué les parece?
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