Por Humberto Campodónico
En dos meses más debiera comenzar la exportación del gas de Camisea a México, lo que deja desabastecido el mercado interno. La población ya está enterada que, durante el gobierno anterior, se cambiaron fraudulentamente todas las leyes y reglamentos que prohibían la exportación del gas del Lote 88 (Alan García dijo el 28 de julio pasado que eso era un delito), que recibimos gratis de la Shell.
El gobierno dice que con la “negociación” efectuada hace unos meses el consorcio Camisea se ha comprometido “a no exportar gas del Lote 88 por 5 años”, lo que habría solucionado el problema. Increíble, pero cierto. La “negociación” no logra recuperar el gas del Lote 88 (el “regalo de Dios”) para el Perú, pero esgrime “como un logro” el “compromiso” de los 5 años. ¿Alguien dijo republiqueta?
La cuestión es que como el consorcio Camisea tiene que “guardar” los 4.1 TCF de reservas para la exportación a México en una alcancía sellada, los 4.7 TCFs de reservas restantes no cubren la actual demanda interna. Lo que en cristiano quiere decir que los industriales, las centrales eléctricas y el gasoducto al sur, en una palabra, todos los peruanos, no tenemos gas. Aquí hay racionamiento, mientras que Peru LNG se lleva el gas a México.
Si elevamos un poco la mirada, podremos apreciar que todos los países que exportan gas primero satisfacen su demanda interna: es el caso de Bolivia que exporta gas vía gasoducto a Brasil y Argentina. Y de Argentina, que restringió las exportaciones a Chile, porque tenía que atender primero su mercado interno. También Colombia exporta a Venezuela pequeñas cantidades, después de satisfacer su mercado interno.
En el Caribe está Trinidad y Tobago, con una población de 1.2 millones, que tiene reservas de gas de 16.8 TCF y que exportó Gas Natural Licuado (como lo va a hacer Peru LNG por Pampa Melchorita) por un total 1 (un) TCF en el 2008. Pero, claro, su consumo interno es mínimo y puede destinar esas enormes cantidades a la exportación.
Pero también se están elevando las importaciones de LNG a diversos países de América Latina, las que comenzaron este milenio. Así, en el 2008, 5 países de la Región importaron GNL: Argentina, República Dominicana, México y Brasil. En el 2009 se sumó Chile (con el Terminal de Quintero) y en el 2010 entrará el Terminal de Mejillones de Chile y el de Manzanillo (México), que es donde irá nuestro gas. Ojo que Manzanillo aún no está listo, por lo que el gas de Perú tendrá que ir a otro lado “mientras tanto”. ¿Dónde irá?
Todos esos países pagan un precio que oscila entre US$ 10 a 18 por millón de BTU, lo que es caro (aquí el precio es de US$ 3 por millón de BTU, ya puesto en Lima), pero los países lo aceptan porque lo necesitan y tienen, además, la garantía del suministro ya que el gas viene de cualquier proveedor (y no de un vecino que puede suspender el envío). Lo que nos dice que la integración energética no va nada bien.
Pero el precio al cual Repsol y Peru LNG le van a vender a México es el precio Henry Hub, que actualmente está en US$ 3.87 por millón de BTU, pero al cual hay que descontarle todos los costos para llevarlo a México. Lo que quiere decir que el precio que vamos a recibir aquí estará entre US$ 0.60 a 0.70 por millón de BTU. Increíble.
Así las cosas, no solo nuestro mercado interno se va a quedar desabastecido, sino que el gas se va a vender a México a un precio menor al que se paga aquí. Eso no puede ser. Ni una molécula de gas debe salir del país mientras no se abastezca el mercado interno. ¿No les parece?
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