Por Jorge Manco Zaconetti (Investigador UNMSM y Consultor)
"Sin Grau en la Punta de Angamos, sin Bolognesi en el Morro de Arica ¿Tendríamos derecho de llamarnos nación?..." Manuel Gonzáles PradaCuando estamos en víspera de cada 8 de Octubre me invade un sentimiento de frustración por un lado, al constatar que la clase política desde el presidente Alan García, sus ministros, congresistas y empresarios no han aprendido las lecciones de la historia; y de esperanza de otro lado, pues la inmolación de don Miguel Grau Seminario, de oficiales y marinería en el Combate de Angamos constituye un ejemplo, un paradigma por seguir en la forja de la peruanidad. Esta es una tarea pendiente, inconclusa todavía, donde las fuerzas armadas tienen un rol fundamental.
El ilustre historiador tacneño Jorge Basadre escribía que la historia del Perú Republicano está caracterizada por la tensión de las fuerzas sociales centrífugas, con mutilaciones, autonomías y separatismos regionales muchas veces alentadas por países vecinos, y por fuerzas centrípetas que fortalecen la hegemonía del estado central, con gobiernos autoritarios que agudizan el centralismo limeño ahogando las provincias.
En este juego de tensiones centrífugas y centrípetas las fuerzas armadas y policiales del Perú garantizan la unidad y la seguridad no solo territorial, sino el crecimiento económico de nuestro país. En tal sentido, un país tan rico en recursos naturales mineros, hidrocarburos, agua, como el Perú requiere de asegurar las fuentes de acumulación, de creación de riqueza, del comercio exterior, las fronteras. Para ello las fuerzas armadas debieran tener el presupuesto necesario para dotarlas de un carácter disuasivo pero también para enfrentar los nuevos fenómenos como el terrorismo internacional, el narcotráfico, la violencia urbana y la inseguridad ciudadana. Ello supone remuneraciones dignas tanto del personal activo como de retiro acorde a la responsabilidad, riesgo, y sacrificio.
Por tanto, para que la historia no se repita resulta ilustrativo revisar el cuaderno de Bitácora o el "Diario a Bordo" de don Miguel Grau Seminario donde son reiterados los reclamos por el abastecimiento, la logística, la falta de pago al personal, la carencia de una suficiente preparación en los artilleros por la ausencia de prácticas de tiro, la improvisación, las continuas deserciones etc.
Sin embargo, nuestro ilustre marino en ningún momento puso en duda el cumplimiento del deber, a pesar de la pérdida de la fragata "Independencia" la mejor nave de la flota nacional en el combate de Iquique. Por el contrario, la tragedia fortaleció su vocación en el cumplimiento de las tareas encomendadas, asestando los mayores golpes de sorpresa a los puertos y marina chilena, por más de seis meses.
Así, en el amanecer del 8 de Octubre 1879 frente a la Punta de Angamos se inició el combate que significó la captura del monitor Huáscar, que durante seis meses puso en jaque a la flota enemiga, pasando a la eternidad de la gloria su comandante Miguel Grau, sus oficiales y marinos. Sin embargo, debiera llamar la atención algunas cuestiones, pues hoy al igual que ayer, se debe destacar la importancia de la tecnología y del abastecimiento energético seguro y oportuno para tener una Marina de Guerra moderna y de carácter disuasivo, poderosa, que resguarde la soberanía en el Mar Territorial.
En principio, se debe reconocer que desde el punto de vista tecnológico la misma concepción del monitor como buque de guerra era ya obsoleta en 1879. Es más, el Huáscar construido en los astilleros ingleses en 1864, que poseía un peso de 1,100 toneladas, con una potencia de 300 caballos de fuerza y una armadura de cuatro pulgadas, fue concebido como un modelo de prueba en la Guerra Civil Norteamericana. Es decir, era inferior en calidad, movilidad y potencia a las fragatas blindadas y a los acorazados chilenos como el "Blanco Encalada" y "Cochrane" que se caracterizaron por su mayor peso superior a las 3,650 toneladas con un blindaje de 9 pulgadas y dos hélices que le permitían una superior maniobrabilidad marinera, por no mencionar a los otros buques que participaron.
Por ello, que nuestro liberal y globalizado antimilitarismo no repita los errores históricos del llamado “civilismo” de don Manuel Pardo que a inicios de esa década sabiendo que nuestro vecino empobrecido y endeudado había mandado a construir en los astilleros ingleses ambos acorazados, se ufanaba de tener los mejores blindados en una supuesta alianza con Bolivia y Argentina. ¡Nunca se debe olvidar que los estados no tienen amigos sino intereses!
LA ENERGÍA MUEVE AL MUNDO
La importancia de la energía lo demuestra la lectura del citado cuaderno de bitácora cuando escribe nuestro héroe el 15 de junio "A los capitanes de puerto de Arica y Pisagua" que "Es de la mayor importancia que el carbón con que se provea a los buques sea de la mejor calidad, so pena de no alcanzar con él la presión suficiente para el andar que se necesita en las expediciones". Nuestro héroe hacia referencia a la necesidad de contar con el carbón del país de Gales y/o Cardiff, "que tiene la cualidad de hacer poco humo" y que le permitía desarrollar la máxima velocidad posible de 12 millas por hora. Lamentablemente en la mañana del 8 de Octubre, el Huáscar no contaba con dicho combustible y no pudo evadir el cerco de las naves enemigas.
En el mismo sentido el 27 de junio respecto el pedido al Comandante General de las Baterías y Director de Marina sobre diversos artículos navales que se necesitaban. Así, escribía: “En el cargo de la máquina se ha hecho un gran consumo de aceite; a más del empleado funcionando la máquina se gastan diariamente hasta cinco galones en la limpieza de calderos y demás trabajos de la máquina. Todo el kerosene que existía a bordo en los distintos cargos, se empleó durante el último viaje como combustible para remediar en parte la pésima calidad del carbón embarcado en Pisagua; así dicho artículo tiene que reponerse”.
Si bien la superioridad de la flota chilena era tan abrumadora y la dependencia energética tan fuerte, que Miguel Grau sabía de antemano que su última salida era una cita con la muerte. La importancia de la energía lo demuestra la lectura del citado cuaderno de bitácora cuando escribe el 1 de agosto al Comandante General de las Baterías y Director de Marina: “No puedo dejar de manifestar a US., la conveniencia del uso de carbón de Cardiff de buena calidad y del que haga poco humo, para las expediciones que generalmente desempeña este buque; pues el que últimamente ha venido consumiendo lo produce tan denso, que hace al buque muy visible en determinadas circunstancias”.
Igualmente, eran continuas sus demandas por contar con las balas aceradas "Pallicer" fabricadas en los Estados Unidos, pues eran las únicas que podrían perforar el grueso blindaje de los acorazados chilenos, en razón que las balas disparadas por los cañones de 300 libras del Huáscar rebotaban sin hacer el menor daño. Así, lo ponía de manifiesto el 1 de setiembre, cuando promovido al grado de Contralmirante, condecorado con inútiles medallas y premiado con joyas, le confesaba a su paisano y amigo Lizardo Montero "Todo esto está muy bien; pero ¿Cuándo llegan las granadas Pallicer para mi buque?”.
Siempre ha sido crónica la debilidad fiscal del Estado para atender las demandas civiles y militares. Es más, la Guerra del Guano y Salitre ilustra la falencia fiscal. Así, con fecha del 11 de setiembre, es decir a menos de un mes de su inmolación, dirigía al Comandante General de las Baterías y Director de Marina el siguiente pedido: “Tengo el honor de elevar a US. Un pedido… Por los documentos adjuntos vendrá US. En conocimiento de que la guarnición del buque de mi mando, (el Huáscar), se le adeuda alcances y socorros correspondientes a los meses de mayo, junio, julio y agosto del presente año, y de que los individuos que la componen se encuentran faltos de algunas prendas de vestuario. Con este motivo, tengo el honor de dirigirme a US. A fin de que se digne recabar la orden respectiva para el abono de lo que se les adeuda, así como para que se les provea de dichas prendas”.
Por último, en comunicación del 18 de setiembre escribía al Comandante General de Marina “Careciendo de las municiones necesarias para los rifles, ametralladoras y revólveres del monitor de mi mando, tengo el honor de adjuntar a US. un pedido por dichos proyectiles(……) Sírvase tomar en consideración la necesidad del pedido, y recabar la orden respectiva para su entrega, suplicándole se digne remitirlas a este puerto en primera oportunidad”.
EPILOGO
Se debe aprender las lecciones de la historia para no repetir los errores del pasado. De allí que solamente unas fuerzas armadas y policiales sólidas, solventes, disuasivas podrán asegurar el crecimiento económico en los próximos años. Por ello, no se debieran perder de vista los grandes objetivos estratégicos del Perú en el siglo XXI y el nuevo papel de las Fuerzas Armadas.
Al resultado del diferendo marítimo con Chile que depende de la Corte Internacional de La Haya, se debiera sumar la creciente importancia en la vida económica del mundo del Océano Pacífico, las megatendencias de la economía mundial, los nuevos países industrializados del Asia, el gas natural y su exportación, y por una cuestión elemental, la mayor proporción de nuestro comercio exterior es realizado por vía marítima. Es más, en las próximas dos décadas estaremos produciendo tanto cobre como Chile que necesitará incrementar sus reservas que no posee para mantener su liderazgo mundial cuprífero.
Por ello, necesitamos de una poderosa, moderna, eficiente Marina de Guerra y Mercante. Este sería el mejor tributo y homenaje a don Miguel Grau y a nuestros héroes navales. Pues como señala el sentido común, "es mejor tener un seguro, que necesitarlo y no tenerlo".
Por ello, para nuestros liberales criollos en el ejercicio de sus modelos económicos y en la teoría económica de la elección resulte razonable eliminar “el efecto espejo” en las pensiones de las fuerzas armadas y policiales, con el argumento que no existen recursos presupuestales suficientes. Sin embargo, una genuina reforma tributaria, donde el Estado participe equitativamente en la renta minera, petrolera, pesquera, cementera y en la abusiva rentabilidad financiera nos demostraría que existen los recursos económicos suficientes para incrementos decorosos en las remuneraciones no solamente de los miembros activos y en retiro de las fuerzas armadas sino también a maestros, médicos, enfermeras, y empleados públicos.
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