Por Alfredo Palacios Dongo
El pasado día 6 a las 00:30 horas, unos 25 a 30 terroristas de la facción de los hermanos Quispe Palomino, en medio de la oscuridad destruyeron con hachas y machetes la malla metálica del aeródromo de Kiteni (distrito de Echarate, en La Convención, Cusco), ingresaron haciendo disparos, redujeron a los dos vigilantes de seguridad presentes y colocaron y detonaron explosivos a tres helicópteros, quedando totalmente destruidos (dos eran de la empresa Andes y el otro de Helisur), con los que la empresa Transportadora de Gas del Perú (TgP) supervisaba el sistema de transporte de gas del proyecto Camisea; los terroristas destruyeron también la garita de control de dicho aeródromo.
Los gasoductos de Camisea deben tener máxima seguridad
Al respecto, es realmente incomprensible que después de solo seis meses de haber ocurrido (9 de abril) el secuestro de 36 trabajadores de la misma empresa TdG, y en la misma zona (Kepashiato) y por 40 terroristas de la misma facción de terroristas de los Quispe Palomino, el gobierno no haya tomado las previsiones de seguridad correspondientes, y solo después de esta gravísimo atentado haya admitido desinteligencias en el resguardo del gasoducto, designado 50 policías para resguardar el aeródromo, y ofrecido 10 bases militares adicionales para incrementar la seguridad del gasoducto, además de una base policial y más comisarías en el Vraem (en Kepashiato, Kiteni y Camisea).
El aeródromo de kiteni nunca debió ser desprotegido por los continuos hostigamientos terroristas que dominan la zona y por tratarse de un importante centro de operaciones de TdG. Esta grave situación de inseguridad y la falta de garantías impiden efectuar trabajos de mantenimiento y operación del sistema, además ha ocasionado la suspensión de la ampliación del gasoducto, autorizada en julio pasado, y la construcción de una planta compresora de gas.
Bajo este panorama, Camisea es actualmente el principal yacimiento de gas natural del país y sus dos ductos, de gas natural (730 km.) y para líquidos de gas (540 km.) que empiezan en el distrito de Echarate, Cusco, y cruzan Ayacucho, Huancavelica, Ica y Lima, requieren de urgentes medidas y acciones coherentes del gobierno que garanticen su seguridad, especialmente en el Frente Selva (primeros 211 km. con 15 campamentos), donde además de ser ruta de drogas, los gasoductos, válvulas, controladores de presión y estaciones de bombeo, están expuestos a atentados terroristas que podrían cortar el abastecimiento de gas natural y líquidos que actualmente generan el 50% de la energía eléctrica y el 80% de gas licuado que se consume en todo el país.
Artículo de Alfredo Palacios Dongo, publicado en el diario EXPRESO, fecha 13 de octubre de 2012